TURQUÍA: Reverdecen las raíces orientales

Con el ingreso pleno a la Unión Europea (UE) en suspenso, la atención mundial concentrada en Medio Oriente y con China e India en ascenso, Turquía comenzó a volver su mirada hacia el este.

En parte, pero sólo en parte, esta reorientación es comercial y geopolítica: apenas cuatro por ciento del territorio turco se ubica en Europa. La razón más profunda tiene relación con la cambiante identidad nacional y religiosa de este país.

Turquía tiene un ancla pesada en Occidente. Es uno de los principales aliados militares de Estados Unidos y un miembro clave de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN). Es miembro pleno del Consejo de Europa desde 1949 y está asociada, aunque no plenamente, con la UE.

Durante la Guerra Fría, Turquía tuvo una posición estable en el concierto internacional, explicó Suat Kiniklioglu, director ejecutivo de la oficina en Ankara del Fondo Marshall alemán.

"Turquía, con la frontera más extensa con la Unión Soviética, era vista como la defensa de la esquina sudoriental de la OTAN", dijo Kiniklioglu en una conferencia sobre la situación de aquel país en la Fundación Sasakawa para la Paz, en Washington, la semana pasada.

Tras el colapso de la Unión Soviética, agregó, Turquía comenzó a revisar los axiomas sobre los que basaba su política exterior.

Una figura fundamental para comprender este cambio de pensamiento es Ahmet Davotoglu, principal asesor en materia de relaciones internacionales del gobierno islamista moderado formado en 2002 por el Partido Justicia y Desarrollo.

El libro de Davotoglu "Profundidad estratégica" delineaba ya entonces una política exterior que hundía sus raíces en la historia hasta el Imperio Otomano y tendía su visión hacia los dominios de ese entonces.

Davotoglu "argumentaba que Turquía no podía tener más una política unidimensional, que debía reintegrarse a la región", explicó Kiniklioglu. "Sencillamente, la política exterior turca se está diversificando."

"Eso no significa que Turquía sacrifique su vínculo con Europa y con Estados Unidos", agregó. "Nuestra geografía nos obliga a comprometernos y a ser parte de aquellas regiones a las que hemos dejado de lado durante décadas."

Este giro al este, con un fortalecimiento de las relaciones con Rusia, Irán, Asia central y Siria, se basa parcialmente sobre el comercio.

El intercambio de Turquía con Irán y Siria creció en 2005 y 2006, observó Kiniklioglu. El gas natural y el petróleo de Rusia convirtieron a ese país en el segundo socio comercial de Ankara, luego de Alemania. Y dos millones de turistas rusos visitan Turquía cada año.

Turquía ha trabajado de manera mucho más estrecha con sus aliados musulmanes, como sus socios en la Organización para la Cooperación Económica, que creó en 1985 junto con Pakistán e Irán y que ahora integran también Afganistán y los países de Asia central.

Por primera vez, la Organización de la Conferencia Islámica eligió un secretario general de nacionalidad turca. Y la no adhesión de Ankara a la guerra de Iraq mejoró su imagen ante el mundo árabe.

La energía rusa, los conflictos en Medio Oriente y las simpatías con el mundo islámico empujan a Turquía hacia el este. Menos clara es la influencia en ese sentido de la indiferencia y la falta de comprensión de Occidente hacia ese país.

La percepción de Occidente sobre las credenciales europeas de Turquía ha sido un motivo de irritación.

"Se trata de la identidad", sostuvo Kiniklioglu. "A los croatas ni siquiera se les pregunta si son europeos, pero no hay duda de que Turquía y el Imperio Otomano han sido parte de la historia europea."

"Nos sentimos muy heridos" cuando el político derechista francés Nicolas Sarkozy "dice que los turcos no somos europeos y que no tenemos lugar en Europa", ejemplificó

"El establishment turco aún está muy molesto de que Estados Unidos no haya atendido sus recomendaciones sobre Iraq en 2002 y 2003. Pero cada vez es mayor el reconocimiento de que necesitamos mirar hacia adelante para estabilizar esta zona del mundo."

"Turquía se opone a una retirada apresurada de las tropas estadounidenses de Iraq. Esta posición se atempera por el componente étnico kurdo en el norte de Iraq. Turquía no quiere un Kurdistán independiente, y cree que la huida rápida crearía en la región un caos de décadas", añadió.

El involucramiento turco en Iraq es mucho mayor de lo que pintan las convenciones, dijo, por su parte, Ian Lesser, investigador del Fondo Marshall de Alemania.

"A muchos en el establishment de la política exterior estadounidense les desalienta que Turquía no abra un segundo frente" de combates, indicó.

"Ankara no habla mucho sobre eso, pero, a pesar de los desacuerdos, 70 por ciento del material (de la coalición ocupante) que se dirige a Iraq pasa a través de su territorio, incluso buena parte de la asistencia para la reconstrucción", agregó Lesser.

"Turquía está mucho más involucrada de lo que, incluso, advierten muchos turcos", afirmó el experto. Por otra parte, aseguró, una retirada o una reducción de tropas requerirá de la cooperación activa del gobierno turco.

A pesar de la preocupación de Ankara por el desarrollo nuclear de Irán, las autoridades de este país "no prefieren una operación militar" para aplastar el programa, consideró Kiniklioglu. "Tiene, económicamente, mucho en juego en Irán, por lo que ni siquiera quiere más sanciones."

De todos modos, según marcan las encuestas internacionales, los entrevistados turcos muestran simpatía hacia Irán en una proporción que duplica a la que recibe Estados Unidos.

Otro factor de descontento es el paquete de medidas de estabilización económica impuesto por el Fondo Monetario Internacional (FMI) a Turquía tras la crisis financiera de 2000 y 2001.

"Ningún país bajo estricto control del FMI tiene buena opinión de Occidente", comentó Pinar Bilgin, del Departamento de Relaciones Internacionales de la Universidad de Ankara.

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