La visa portuguesa del ex vicepresidente de la República Democrática del Congo (RDC), Jean-Pierre Bemba, es válida por 60 días, y la promesa de su esposa Liliana Teixeira es inequívoca: toda actividad política está expresamente prohibida.
Sólo tras asumir este compromiso ante el embajador portugués en Kinshasa, Alfredo Duarte e Costa, Lisboa permitió el aterrizaje el miércoles en el aeropuerto de la ciudad meridional de Faro del Boeing privado del senador y líder de la oposición de la RDC, el ex Congo belga y más tarde Zaire gobernado con mano de hierro entre 1965 y 1997 por el dictador Mobutu Sese-Seko.
En el avión viajaban su esposa y cinco hijos, los seis de nacionalidad portuguesa, y dos asesores, entre ellos Mawise Musangana, quien aclaró a los periodistas que el viaje de Bemba se debía a un tratamiento médico y que se alojaría en su lujosa casa de la Quinta do Lago, un exclusivo recinto cerrado cercano a Faro, en la región de Algarbe, 300 kilómetros al sur de Lisboa.
Este jueves, el fiscal congoleño Tshimanga Mukeba solicitó al Senado que despojara a Bemba de su inmunidad como senador para proceder a una acusación formal.
Bemba pasó las últimas semanas asilado en la embajada de Sudáfrica en su país, después de que las autoridades anunciaron una orden de captura el 22 de marzo contra él, durante los enfrentamientos entre milicias bajo su control y tropas del gobierno de Joseph Kabila.
El balance de esos choques no ofrece cifras coincidentes. La organización humanitaria internacional Caritas calcula 161 muertos, mientras fuentes diplomáticas en Kinshasa citadas por la agencia de noticias portuguesa Lusa estiman que unas 200 personas perdieron la vida. Otras fuentes hablan de hasta 600 fallecidos.
El ex vicepresidente, que perdió frente a Kabila las elecciones presidenciales de octubre de 2006, es acusado por el gobierno de alta traición, crimen que en la RDC puede ser castigado con la pena de muerte.
Durante los incidentes, Portugal llegó a anunciar que, en caso de necesidad, y "una vez activados los mecanismos de consulta con nuestros pares de la Unión Europea y con varios países de la región", podía enviar una fuerza de comandos a Kinshasa para garantizar la evacuación segura de 960 ciudadanos portugueses residentes en ese país africano. La fuerza militar lusa aún se mantiene en alerta.
Bemba se asiló en pleno desarrollo de la violencia. Fue entonces cuando se supo de la orden de prisión firmada por el ministro del Interior, Toussaint Tshilombo, por su presunta responsabilidad en los choques entre sus guardias personales y soldados del ejército.
Una biografía de Bemba publicada la semana pasada por Diario de Noticias de Lisboa, indica que cuando regresó al entonces Zaire en 1990, tras finalizar sus estudios de economía en Bélgica, no optó por la política, sino por los negocios, dedicándose por entero a fundar empresas de telecomunicaciones y medios informativos.
Bemba no ocultó haberse inspirado en sus inicios en el ex jefe del gobierno italiano y magnate de los medios de comunicación Silvio Berlusconi y en el millonario empresario y político francés Bernard Tapie, ambos sujetos a proceso por corrupción.
Pero su fortuna personal no es cuestionada, ya que el político africano es hijo del multimillonario Jeannot Bemba Saolona, ex presidente de la Confederación Patronal de Zaire y uno de los empresarios más cercanos a Mobutu.
Cuando Laurent-Désiré Kabila, padre del actual presidente, derrocó a Mobutu en 1997, Bemba decidió dejar el país y enviar a su esposa e hijos a la seguridad que les ofrecía Portugal, mientras él fundaba en 1998 el Movimiento de Liberación del Congo (MLC), cuyo brazo armado fue el Ejército de Liberación del Congo (ELC).
El MLC fue apoyado por Libia, República Centroafricana, Uganda y Ruanda, países que habían roto con Kabila después de haberlo ayudado a ascender al poder.
Con los acuerdos de paz de 2002, Bemba juró como uno de los cuatro vicepresidentes de la república, cargo al que renunció en 2006, tras su derrota electoral. En enero de este año ganó un escaño como senador.
Bemba se negó a la integración del ELC en el ejército nacional, transformando a esa fuerza rebelde en una enorme milicia armada para su seguridad personal.
Esa actitud no fue bien recibida en Bélgica, la ex metrópoli empeñada militar y económicamente en la consolidación del ejército nacional congoleño, considerado esencial para la estabilidad de África subsahariana y en el que ya invirtió 32 millones de dólares para la creación de dos brigadas y la formación de oficiales.
Según declaraciones del ministro de Defensa belga André Flahaut, en una visita a Angola el mes pasado, el plan de ayuda se destina a formar un ejército "integrado, unido, democrático y republicano", con una tropa en la que convivan soldados y guerrilleros que se enfrentaron como enemigos durante la guerra civil (1998-2002).
"En lugar de recoger la idea de los belgas, apoyada por Kabila y por José Eduardo dos Santos, presidente de Angola, que junto a Sudáfrica son las dos mayores potencias militares del área, Bemba decidió iniciar una nueva guerra, en la que le fue mal", dijo a IPS el analista africano João Carlos.
Al fracasar la rebelión de marzo en Kinshasa, "Bemba optó por viajar a Portugal, donde ya cuatro o cinco veces se ha sometido a operaciones de una pierna, es verdad, pero también para pasar otro largo periodo de vacaciones con su familia Teixeira en la Quinta do Lago", agregó Carlos.
Con frecuencia los adversarios políticos de Bemba han denunciado su supuesta doble nacionalidad portuguesa-congoleña.
Esa acusación fue rechazada por fuentes de los servicios diplomáticos y de registro civil de Lisboa que aseveraron a IPS que el líder opositor congoleño no tiene nacionalidad portuguesa ni se le ha expedido pasaporte como marido de una ciudadana de este país.
A pesar de las dificultades burocráticas, políticas y diplomáticas, observadores políticos estiman que Bemba podría intentar residir de manera permanente en Portugal usando el recurso de sus lazos familiares.
A los 44 años, el líder opositor de ese vasto país africano marcado la violencia y la represión casi ininterrumpidas desde su independencia en 1960, difícilmente podría vivir en otro país que no sea Portugal, a pesar de que aquí, Jean-Pierre Bemba sería poco más que el yerno del señor Teixeira.