Shinzo Abe visitará este jueves Estados Unidos por primera vez desde su investidura como primer ministro de Japón. Tardó siete meses, lo cual constituye una gran demora, si se toma en cuenta la prioridad del vínculo.
"La visita es crucial. Abe confirmará su compromiso con la alianza bilateral, ante los lazos cada vez más estrechos que teje en Asia y su intención de desempeñar un papel más importante en la política internacional", señaló el profesor Osamu Nishii, de la Universidad de Komazawa.
En la visita se prevé la constitución de una comisión mixta de expertos para analizar un nuevo acuerdo de libre comercio.
Nishii, experto en derecho constitucional, señaló Abe dio un paso sin precedentes, a pesar de su conservadurismo, al alentar la reforma de la Constitución, elaborada durante la ocupación estadounidenses tras la derrota japonesa que puso fin a la Segunda Guerra Mundial en 1945.
La Cámara de Representante aprobó la semana pasada una moción para discutir, por primera vez, una enmienda constitucional, dadas las restricciones existentes para que las Fuerzas de Autodefensas de Japón participen en actividades militares conjuntas en el extranjero.
Una reforma allanaría el camino para que Japón tenga un ejército y respaldaría las gestiones de Abe para que este país supere la culpa de los tiempos de guerra tras un compromiso de paz de 62 años.
La prensa japonesa prevé que el presidente George W. Bush apoye la iniciativa de Abe en la reunión que mantendrán este viernes en la residencia del gobernante estadounidense en Camp David.
La publicación especializada Economista Oriental sostuvo que "la agenda de Abe no es anti-estadounidense" sino "projaponesa".
"Según el primer ministro, Japón debe sentirse orgulloso" de sus acciones "y asumir un papel razonable y responsable en cuestiones de seguridad internacional con la colaboración de Estados Unidos", agregó la publicación.
De hecho, tras la exitosa visita del primer ministro chino Wen Jiabao a Japón la semana pasada, Abe parece listo para abordar, por fin, a Estados Unidos.
Muchos lo consideran rezagado en este sentido respecto de su antecesor Junichiro Koizumi (2001-2006), quien mantuvo lazos firmes con Bush y dio su apoyo incondicional a la guerra de Iraq.
En vísperas de su partida, Abe trató de limpiar el camino reiterando su respaldo a la declaración del ex jefe del gabinete Yohei Kono de 1993, que reconoce la coacción padecida por miles de mujeres explotadas como esclavas sexuales del hoy desaparecido ejército imperial japonés en naciones de Asia-Pacífico y Asia sudoriental.
El Congreso legislativo de Estados Unidos considera exigir a Japón disculpas formales por su sistema de esclavitud sexual, conocido como "mujeres de placer".
Por otra parte, según la prensa japonesa, el primer ministro evitaría respaldar el acuerdo de cooperación nuclear civil entre Estados Unidos e India, aun si Bush se lo pide.
Esos países firmaron un convenio en marzo, pero aún resta la aprobación de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA), una situación oficialmente inaceptable en Japón.
También es probable que surjan diferencias entre Estados Unidos y Japón respecto de Corea del Norte.
Abe insiste con firmeza en que ese país entregue los ciudadanos japoneses secuestrados por su régimen durante la guerra fría, con una postura que no coincide con la de los otros cuatro países que intervienen en el diálogo con Pyongyang (China, Corea del Sur, Estados Unidos y Rusia).
Corea del Sur envió alimentos la semana pasada a Corea del Norte y Washington prometió liberar fondos norcoreanos congelados a cambio de que Pyongyang desista de su programa de armas nucleares.
Por otro parte, según el experto en Medio Oriente Yutaka Takaoka, otro signo importante del dinamismo diplomático de Abe es su intención de hacer una gira por cinco países de esa región tras dejar Washington, que incluye a Egipto, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait.
"La gira muestra los fuertes deseos de Abe de tender lazos sólidos con Medio Oriente. La visita de Abe sienta las bases de algo nuevo al extender su política a la principal región proveedora de petróleo", sostuvo Takaoka, del Instituto de Investigaciones sobre Medio Oriente.
"Además, esta vez el primer ministro demostrará que Japón, junto a Estados Unidos, desempeñará un importante papel allí", sostuvo.
Takaoka también mencionó las negociaciones de las compañías financieras japonesas para promover una mayor inversión de Medio Oriente, así como la decisión de Abe de proseguir las actividades de las Fuerzas de Autodefensa en Iraq.