Los militares prisioneros solo están obligados a contestar su nombre, rango, número de identificación y regimiento al ser interrogados. Pero poco después de liberados, los marines británicos capturados por Irán hacían fila para vender sus historias a la prensa.
Los 15 infantes de la Marina Real de Gran Bretaña fueron acusados de inmediato por neoconservadores y otros derechistas belicistas de Estados Unidos de "actuar como estrellas de televisión" y de "comportamiento humillante".
La respuesta de Londres al arresto fue una afrenta al mundo anglosajón occidental y a sus intereses en Medio Oriente, según estas visiones.
"Si hubo en la historia un caso más rápido y humillante de Síndrome de Estocolmo, no lo conocemos", según un editorial del diario neoconservador The New York Post, propiedad del consorcio de origen australiano Rupert Murdoch's News Corporation.
El columnista neoconservador Mark Steyn, del diario Chicago Sun-Times, escribió: "La nave Queen's Navee quedó fuera de servicio. La chica emblemática estaba vestida al estilo islámico y los 14 hombres, ropa informal al estilo" del presidente iraní Mahmoud Ahmadinejad.
Las instrucciones a los soldados británicos en caso de captura son secretas, según el Ministerio de Defensa. Pero esas instrucciones no hubieran servido de mucho con las técnicas que, según se dice, aplican los iraníes en estos casos.
Irán usó a los marines, capturados por miembros de la Guardia Revolucionaria de Irán cuando patrullaban el estrecho de Shatt al-Arab, como un instrumento de propaganda.
Los militares fueron obligados a formular confesiones ante las cámaras y micrófonos de medios de comunicación controlados por el Estado.
El gobierno británico fue, tal vez, más hábil que el aparato publicitario iraní, al permitir a los marinos, con el argumento de que se trata de "circunstancias excepcionales", que vendan su versión de los hechos a la prensa de su país.
Pero el negocio no duró mucho. El Ministerio de Defensa británico prohibió este lunes a los marinos seguir lucrando con su experiencia en cautiverio.
La única mujer capturada, la marinera Faye Turney, de 26 años, llegó a tiempo para cobrar por sus declaraciones a la cadena de televisión británica ITV1 más de 100.000 libras (197.152 dólares). El más joven de los prisioneros, Arthur Batchelor, de 20 años, también pudo decirle al diario Daily Mirror que estando en prisión "lloró como un bebé".
"Un guardia me daba golpes en el cuello. Pensé lo peor. Todos han visto los vídeos", dijo Batchelor en la entrevista. Quizás se refería a las decapitaciones grabadas por la red terrorista Al Qaeda o la afgana Talibán, como las de los estadounidenses Nicholas Berg, empresario, y Daniel Pearl, periodista.
El régimen chiita iraní no ha sido implicado en la realización o distribución de ese tipo de vídeos.
En respuesta a la vigorosa defensa británica de los marinos que "actuaron con inmenso coraje y dignidad", el editorial de The New York Post subraya "esto no es más que la crema sobre la torta de la capitulación, lo cual se suma a humillaciones que tendrán consecuencias a largo plazo".
Ése es el resultado de la posición "blanda" de Gran Bretaña hacia Irán, que enfurece a los columnistas neoconservadores como Charles Krauthammer, de The Washington Post.
La "humillación" sufrida por Gran Bretaña es, según él, evidencia de que la comunidad internacional y "sus grandes instituciones" son una farsa, y que el multilateralismo está muerto.
"¿Quiere a su gente de regreso? Vaya a la Unión Europea y quédese tieso. Diríjase al Consejo de Seguridad (de la ONU) y obtenga una declaración que rechaza, e incluso 'deplora', este acto de piratería", escribió Krauthammer. "Luego acuda a los despreciados estadounidenses, que intercambiarán tarjetas y luego lo despedirán."
El gobierno británico anunció en febrero, cuando ya habían muerto 136 de sus soldados, un nuevo cronograma para el retiro de 7.000 efectivos de ese país. El primer ministro Tony Blair dijo al parlamento que 3.000 de esos uniformados se habrán replegado este año.
Mientras trascendía el anuncio británico, el gobierno de George W. Bush proponía sumar 21.000 soldados a sus tropas en Iraq.
La crisis entre Teherán y Londres por los marines capturados le trajo una nueva complicación a Blair, quien quiere salir en puntillas de la meridional ciudad iraquí de Basora, hoy bajo custodia británica, antes de que la situación esté completamente fuera de control.
Otro halcón neoconservador ha aprovechado la diplomática respuesta británica como argumento para una acción unilateral y como advertencia para las futuras conversaciones con la comunidad internacional a propósito de las aspiraciones nucleares de Irán.
Por su parte, el ex embajador de Estados Unidos en la ONU (Organización de las Naciones Unidas), John Bolton, escribió en una columna para el diario Financial Times que le desconocía a Gran Bretaña autoridad en el manejo de sus relaciones exteriores.
Bolton calificó el enfoque de la diplomacia británica de "pasivo, vacilante y casi aprobatorio" hacia la acción de Irán.
El canal de noticias Fox News dedicó su cobertura sobre esta noticia a promover el debate sobre el supuesto heroísmo o cobardía de los marines británicos prisioneros.
"No hay forma de poner buena cara ante esto. Los gestos afectuosos con Ahmadinejad y la bolsa con obsequios… Esto fue un verdadero fracaso de liderazgo", dijo el coronel Ralph Peters al periodista Neil Cavuto, de Fox News.
"Un servidor de Estados Unidos no aceptaría ese tipo de regalos, y menos los mostraría frente a las cámaras agradeciendo al presidente iraní", agregó el militar.
El coronel Bob Maginnis, otro experto de Fox News y colaborador del programa radial del clérigo cristiano Jimmy DeYoung, calificó a los marinos de "cobardes".
"Parece que fuera día de fiesta en Teherán… Estaban frente a Ahmadinejad y le agradecían por el trato amable, por dejarlos ir… Y él les daba confites persas y todo tipo de recuerdos para llevar a casa", sostuvo. (FIN/IPS/traen-ac-mj/ka/ks/mm na ip hd ik sp/07)