El Estado colombiano destina efectivos de inteligencia militar a seguir los pasos de parlamentarios opositores que viajan a Estados Unidos a dar sus argumentos sobre diferentes asuntos de la relación bilateral, reveló el propio presidente derechista Álvaro Uribe.
El mandatario dijo el jueves por la noche que "tengo pruebas de inteligencia militar y de policía" de esa actividad de críticos del Tratado de Libre Comercio (TLC), que Bogotá negoció con Washington pero no ha sido aprobado aún en el Poder Legislativo estadounidense, y del Plan Colombia, que canaliza la ayuda militar contrainsurgente de Estados Unidos y cuya continuidad se define este año en ese mismo foro.
Uribe no dio nombres.
El martes, el senador del izquierdista Polo Democrático Alternativo, Gustavo Petro, condujo un debate parlamentario en el que mostró documentos y testimonios sobre militares y allegados de Uribe supuestamente vinculados con el paramilitarismo.
Esos documentos permanecieron congelados por la Fiscalía General de la Nación y la Procuraduría General de la Nación, que controla el comportamiento de los funcionarios y vigila el respeto de los derechos humanos.
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El jueves se supo que un testigo acudió a la Procuraduría para advertir que estaría en marcha un atentado contra Petro.
Las fuerzas de seguridad colombianas reciben la tercera mayor financiación militar estadounidense en el mundo, después de las de Israel y Egipto.
El Subcomité sobre el Hemisferio Occidental del Comité de Asuntos Externos de la Cámara de Representantes del Congreso legislativo estadounidense anunció para el martes 24 su primera audiencia específica sobre Colombia, en la que pondrá bajo la lupa las relaciones entre los dos países.
Los parlamentarios opositores "proceden muy evidentemente, no se cuidan tanto como creen cuidarse", agregó Uribe en rueda de prensa de 105 minutos, emitida en cadena por todos los canales de televisión públicos y privados de este país andino a la hora de mayor audiencia, y también retransmitida por radio.
A la rueda de prensa en Bogotá sólo se permitió la entrada a algunos medios, entre los que no figuraron esta agencia, el diario El Tiempo (único de circulación nacional) ni Semana, la principal revista política y que ha liderado las revelaciones sobre el "paragate" desde sus inicios.
El "paragate" se refiere a las relaciones incestuosas del poder político, económico y militar con paramilitares de ultraderecha comandados, en muchos casos, por jefes del narcotráfico, y responsables de la mayoría de los crímenes en la longeva guerra colombiana, donde actúan asimismo guerrillas izquierdistas surgidas en los años 60 y que también cometen atrocidades.
La del jueves fue la primera vez, desde que Uribe comenzó su carrera a la presidencia en 2001, que no arremetió contra periodistas por formular cuestiones incómodas sobre su familia y sus supuestos nexos con paramilitares. En el pasado, "le eché la mano al cuello" a un periodista estadounidense que le hizo preguntas que le molestaron, dijo. "Eso es verdad".
Uribe ensayó respuestas para otra conferencia de prensa que él mismo ordenó citar en Miami este viernes, a través del consulado de Colombia, y a la que fueron convocados medios de comunicación de esa sureña ciudad y del resto de Estados Unidos.
Allí recalcó que "personas de oposición gritan en el sur difamando al imperialismo yanqui" y luego van a Estados Unidos a hablar mal del gobierno colombiano, argumento que también efectuó en la víspera durante su aparición en cadena.
"Evidentemente no es un ejercicio democrático invitar a unos medios sí y a otros no. Escogieron a los medios que más les convienen. No sé una razón de fondo para que no hayan invitado a Semana", dijo a IPS su jefe de redacción, Mauricio Sáenz.
"La convocatoria de esa rueda de prensa tan rara indica el nerviosismo del gobierno", agregó.
Uribe explicó que convocó a la prensa por el anuncio, el jueves, de que el ex vicepresidente estadounidense Al Gore había cancelado su asistencia al Green Forum, una conferencia ambiental programada para este viernes en Miami, debido a que el mandatario colombiano también asistiría.
La oficina del ex vicepresidente hizo saber que éste "lamenta" no asistir al foro, donde era el principal conferencista, debido a las "muy problemáticas" informaciones sobre lo que ocurre con el gobierno colombiano.
Este viernes trascendió también que Gore canceló su asistencia a Expogestión, un foro sobre competitividad programado para septiembre en Bogotá. El ex vicepresidente tomó ambas decisiones con base en un "informe del Departamento de Estado", la cancillería de Estados Unidos, y no en artículos de prensa, trascendió.
Uribe reconoció que, siendo gobernador del noroccidental departamento de Antioquia (1995-1997), aprobó con su firma la creación de la cooperativa privada de seguridad (Convivir) Asociación Sietecueros, de alias "Chepe" Barrera, un paramilitar que dominó durante dos décadas dos departamentos de la septentrional costa sobre el mar Caribe.
"Sietecueros" es una de las dos Convivir comandadas por paramilitares y mencionadas por Petro en el debate. Esas estructuras, legalizadas bajo ese nombre en 1993, quedaron "sin dientes" en 1997, cuando la Corte Constitucional les prohibió usar armas de guerra, explicó a IPS Gustavo Gallón, director de la humanitaria Comisión Colombiana de Juristas.
"Uribe, como gobernador, firmaba resoluciones que estaban por fuera de la regulación nacional" vigente entonces sobre las Convivir, agregó el abogado.
En esa época, el hoy presidente "se inventó su propia capacidad para el funcionamiento de las Convivir". Así, "en Antioquia, además de las Convivir avaladas por el Ministerio de Defensa y autorizadas por la Superintendencia de Vigilancia y Seguridad Privada, funcionaron Convivir autorizadas por una decisión del gobernador Uribe", dijo Gallón.
El presidente aseveró que se enteró de que "Chepe" Barrera era paramilitar cuando éste se iba a desmovilizar en 2004, por efecto de las negociaciones que su gobierno lideró con esas fuerzas ilegales. "Yo tengo que pedir perdón por errores, pero no por delitos", recalcó Uribe.
Además sostuvo que esperaba una resolución positiva para el caso de su ex jefe de inteligencia, Jorge Noguera, a quien Estados Unidos retiró la visa de ingreso en diciembre, según se supo el jueves. Noguera es acusado por la Fiscalía de haber puesto el DAS (Departamento Administrativo de Seguridad) al servicio del paramilitarismo.
Según documentos de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos citados por el diario estadounidense Los Angeles Times, el actual comandante del ejército, Mario Montoya, actuó en octubre de 2002 junto con paramilitares en la toma de la Comuna 13, una barriada popular de Medellín, capital de Antioquia, una acción conocida como Operación Orión.
Uribe recordó que Montoya fue jefe de la base militar de Tres Esquinas, en el sur del país, donde el ejército libra una ofensiva contra las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC) con asistencia estadounidense.
"Quien sea comandante de Tres Esquinas tiene que tener la confianza de los Estados Unidos", subrayó Uribe. "La paz de Medellín tiene un principio: la Operación Orión", agregó sobre esta ciudad que registra una importante reducción de homicidios.
Además, el presidente añadió que la guerra entre dos guerrillas izquierdistas, las FARC y el Ejército de Liberación Nacional, "influyó mucho" en el asesinato de sindicalistas en 2006.
Hubo una disminución importante de ese tipo de crímenes, pero "asesinaron a 38", afirmó el presidente en una frase que se pudo interpretar como que todas esas muertes son atribuibles a esas guerrillas.