Luis Posada Carriles ha hecho «el juego sucio» de Estados Unidos, y «el escándalo se multiplicaría si le da por hablar», dijo el opositor cubano Eloy Gutiérrez Menoyo en referencia a la libertad bajo fianza otorgada al anticastrista en ese país. La opinión coincide con la de expertos estadounidenses.
Posada Carriles, exiliado cubano de 79 años acusado de terrorismo por los gobiernos de Cuba y Venezuela, se encuentra desde el jueves en libertad condicional y deberá presentarse el 11 de mayo ante un tribunal estadounidense para responder por infracciones a las leyes migratorias.
El autor confeso de atentados terroristas se encontraba detenido desde mayo de 2005 en Estados Unidos, país al que ingresó de forma clandestina ese mismo año. Su caso se convirtió en centro de controversias inclusive en ese país, donde algunos sectores consideran que afectó la credibilidad de la lucha de Washington contra el terrorismo internacional.
El gobierno de George W. Bush "sabe que está protegiendo a un terrorista", dijo a IPS Gutiérrez Menoyo, quien regresó a Cuba hace casi cuatro años desde su exilio en la sureña ciudad estadounidense de Miami.
Washington "queda mal" en el plano internacional, pero mayor es el riesgo de mantener al anticastrista en prisión y que "algún día le dé por hablar de la participación norteamericana (estadounidense) en todos los juegos sucios", opinó.
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Posada Carriles "es un agente de ellos, conoce demasiadas cosas", comentó Gutiérrez Menoyo, quien no duda de la responsabilidad del anticastrista en la explosión de un avión civil cubano en octubre de 1976 frente a las costas de Barbados, por la cual murieron sus 73 ocupantes.
"Venezuela tiene mucha razón en pedir la extradición, porque se fugó de una cárcel de ese país" en 1985, señaló.
"Este es un terrorista redomado, y lo tratan con tanta cautela. ¿Por qué no lo acusan de terrorismo en lugar de infracciones migratorias?", se preguntó el experto en diplomacia Wayne Smith, jefe de la Oficina de Intereses de Estados Unidos en Cuba entre 1979 y 1982.
"Tal como ha señalado el gobierno de Venezuela y según el derecho internacional, o se lo extradita a ese país o se lo juzga en Estados Unidos como terrorista. Pero acusarlo de falso testimonio es patético", dijo Smith a IPS en una entrevista telefónica.
Posada Carriles "sabe dónde están enterrados los cuerpos, quién los enterró y quién ordenó los asesinatos. Por tanto (si las autoridades) actúan con firmeza, empezará a hablar. Es una situación embarazosa, en especial ahora con nuestra guerra al terrorismo", añadió Smith, miembro del Center for International Policy (Centro para una Política Internacional), con sede en Washington.
"En el mejor de los casos, nos acusarán de hipocresía y doble discurso. En el peor, Estados Unidos será visto como protector de un individuo con una vida dedicada a la violencia", dijo a IPS Peter Kornbluh, director del Proyecto de Documentación sobre Cuba del no gubernamental National Security Archive, que ha publicado documentos desclasificados sobre la responsabilidad de Posada Carriles en la explosión de 1976.
"El caso es la prueba de fuego de cuán comprometido está Bush con llevar a los terroristas a la justicia, y ayer el gobierno reprobó el examen", dijo Kornbluh.
"Según los documentos del FBI (Buró Federal de Investigaciones) y de la CIA (Agencia Central de Inteligencia) que hemos divulgado en los últimos años, no hay duda de que la comunidad de inteligencia lo considera responsable de orquestar el ataque al avión", agregó.
Familiares de las personas muertas en ese atentado encabezaron este viernes una vigilia que mantendrán por 36 horas en el Monte de las Banderas, levantado frente a la sede de la Sección de Intereses en La Habana en conmemoración de las víctimas de actividades terroristas.
Esta vigilia es "para alertar al mundo de la responsabilidad de la administración Bush por la liberación y protección del terrorista Posada Carriles, para exigir que el verdugo regrese a prisión, que sea juzgado como lo que es: un connotado terrorista, o que se cumpla con la solicitud de extradición a Venezuela", dijeron los familiares en una declaración.
Ese mismo lugar fue escenario, el jueves por la noche, de una reunión de miles jóvenes que exigían el retorno de Posada Carriles a la cárcel.
Mientras en La Habana protestaban, en Miami, cubanos anticastristas festejaban por la libertad de Posada Carriles.
"El espectáculo (de sus seguidores festejando este viernes) en Miami no sólo es vergonzoso, sino dañino para la seguridad nacional", opinó Kornbluh.
Caracas insistirá en su demanda de extradición, dijo el abogado del gobierno venezolano José Pertierra, en una entrevista telefónica con el programa de la televisión estatal cubana Mesa Redonda. "Esto no se ha acabado, estamos comenzando a luchar", sentenció.
En una declaración publicada en el oficial diario Granma, La Habana consideró que la liberación es una compensación para que el cubano no divulgue "los innumerables secretos que guarda sobre su prolongado periodo como agente de los servicios especiales norteamericanos" en los que actuó "en la guerra sucia contra Cuba, contra Nicaragua y contra otros pueblos del mundo".
La Habana responsabilizó al gobierno de Bush por las consecuencias de esa decisión y considero que Washington tiene toda la información y los mecanismos legales para volver a arrestar a Posada Carriles. "Falta sólo tener la voluntad política para luchar en serio contra el terrorismo", indicó.
Según documentos oficiales desclasificados por el NSA, Posada Carriles se unió a las fuerzas armadas estadounidenses en 1963 y fue reclutado por la CIA, que le brindó entrenamiento en demoliciones.
Mientras trabajaba para la CIA, vínculo que duró al menos hasta 1974, participó en numerosos intentos de atentados explosivos, frustrados o exitosos, contra objetivos cubanos o soviéticos en México.
A comienzos de los años 70, trabajó también en Caracas, como funcionario de la agencia de espionaje venezolana Dirección de los Servicios de Inteligencia y Prevención. Poco después del atentado de Barbados fue arrestado en la capital de Venezuela y estuvo preso hasta que se fugó en 1985.
En una entrevista con el diario estadounidense The New York Times, admitió haber organizado una serie de atentados con bombas en 1997, en los que murió el turista italiano Fabio Di Celmo, y otras 11 personas resultaron heridas.
En 2000 fue arrestado junto a otros tres exiliados de origen cubano en Panamá, a raíz de la denuncia del presidente cubano Fidel Castro de que se preparaba un atentado en su contra durante la Cumbre Iberoamericana que ese año se celebró en el país centroamericano.
Posada Carriles, Gaspar Jiménez Escobedo, Pedro Remón y Guillermo Novo Sampoll fueron juzgados en Panamá por delitos menores y condenados en abril de 2004 a penas de cuatro a ocho años de prisión.
A punto de terminar su mandato, la presidenta panameña Mireya Moscoso concedió el indulto a los cuatro. Posada Carriles habría viajado entonces a Honduras, hasta que a principios de 2005 reapareció en Estados Unidos.
Venezuela solicitó de inmediato la extradición, pero el gobierno de Bush sostuvo que, si lo entregaba a ese país, el encausado podía sufrir torturas o ser a su vez extraditado a Cuba.
* Con aportes de Jim Lobe (Washington).