CINE-CUBA: Corriendo la cerca

Barrios marginales, jóvenes con mirada escéptica sobre el presente, personas que sobreviven en un edificio en ruinas, hacedores de caminos en remotos parajes montañosos, todos fragmentos de una realidad que alienta en los documentales de la nueva generación de cineastas en Cuba.

Nacida dentro de la crisis de producción que padece la industria nacional del cine desde la década del 90, una oleada joven, casi siempre de modo independiente, ha abierto un espacio a producciones de bajo presupuesto portadoras de cierta esperanza en el futuro del llamado séptimo arte en la isla.

"Intento mostrar temas sociales que apenas son tratados en otros medios de nuestro país o que sólo se abordan con una óptica triunfalista muy tergiversada. Temas, que por estar de algún modo ocultos, no son discutidos socialmente", confesó a IPS Aram Vidal, director de dos documentales sobre la juventud cubana: "Calle G" y "De Generación"…

"Detrás de las preguntas, las dudas, y las reflexiones de estos jóvenes en ‘De Generación’ hay un aviso muy claro: nuestra sociedad no es perfecta, y nosotros también queremos participar en ella, aportar nuestras ideas, ser parte de posibles cambios", señaló Vidal, de 26 años.

La cinta recoge entrevistas a un grupo de jóvenes cubanos que han crecido bajo el peso de la crisis económica de los últimos 15 años y las contradicciones de un proyecto social y político construido por sus mayores.

A pesar de que su formación no fue como cineasta sino en comunicación social, Vidal ya ha alcanzado varios reconocimientos por sus audiovisuales, entre ellos el de Obra Destacada en la Sexta Muestra de Jóvenes Realizadores, efectuada en febrero en La Habana.

"El cine, en mi criterio, también tiene ese poder de traer a la opinión pública debates que pueden resultar más interesantes cuando ocurren no sólo entre un grupo de amigos, en estrechos pasillos, sino cuando se convierten en una fuerza social de cambio y de transformación creativa", dice.

Sin embargo, la exhibición de los filmes de esta nueva hornada de artistas resulta exigua fuera de los circuitos de festivales y muestras cinematográficas, y casi nula en los medios de difusión masiva.

En opinión del director cubano Enrique Colina, se podría hacer una lista de documentales hechos por realizadores jóvenes que sufren una suerte de "censura no escrita" en la televisión nacional.

"Sería triste que sus esfuerzos e inquietudes, y hablo de algunos filmes verdaderamente significativos, quedaran relegados al consuelo de presentarlos una sola vez en una muestra anual", señaló Colina durante una polémica sobre la política cultural cubana, protagonizada por intelectuales y artistas locales en enero.

El mensaje de Colina, uno entre los más de cien intercambiados, incluyó una extensa lista de los filmes de producción nacional que nunca han sido transmitidos por la televisión estatal cubana. Entre los casos más significativos aparece "Fresa y Chocolate", de 1993, una obra del binomio Tomás Gutiérrez Alea (Titón) y Juan Carlos Tabío.

"Hace mucho creo que debería existir un espacio en la televisión dedicado al audiovisual cubano en general, y donde también se proyectaran estas obras realizadas por jóvenes y que apenas son exhibidas fuera de la duración de la semana de la muestra de nuevos realizadores", sostuvo Vidal.

Además de esa invisibilidad mediática, la producción independiente debe enfrentar las dificultades de los bajos presupuestos y las trabas que imponen las autoridades a las filmaciones en determinados lugares.

"Uno de los principales problemas es la falta de presupuesto. Conseguir fondos es todo un reto y como, generalmente, lo que se consigue es muy escaso, ya esto incide de manera directa sobre la obra", apunta Alina Rodríguez, directora "Buscándote Havana", un documental sobre la vida en los barrios de inmigrantes ilegales en la capital cubana.

"Los permisos de rodaje son otra limitante importantísima, pues una filmación se convierte en un papeleo burocrático en el que cualquier funcionario puede frenar el rodaje en el momento que lo desee", indica Rodríguez, de 23 años.

La joven, estudiante del Instituto Superior de Arte, fue detenida en varias ocasiones por la policía durante la realización de su ópera prima, a pesar de que poseía los permisos para filmar. Finalmente, no fue autorizada a trabajar en el municipio habanero de San Miguel del Padrón, donde había hecho su investigación previa durante seis meses.

Quienes se mantiene fuera de las instituciones gubernamentales tampoco consiguen respaldo para "hacer una búsqueda en los archivos o para distribuir el material y tener la protección legal de que nadie te va a robar ese material y va a exhibirlo sin permiso en otros países", agrega Vidal.

Rodríguez se siente parte de una tradición de mujeres cubanas dedicadas al cine sobre la cual, no obstante, asegura que hay mucho desconocimiento dentro de su generación. Junto a ella, otras siete mujeres presentaron materiales en la sexta Muestra de Jóvenes Realizadores.

En esas jornadas concursaron seis obras de ficción y 23 documentales, lo que confirma la preeminencia de este último género entre los más bisoños cineastas.

"En el cine cubano, el documental se fue más adelante que la ficción, hasta que en la década del 90, por un problema de crisis de producción, se perdió", considera Jorge Luis Sánchez, director de la cinta "El Benny", sobre la vida del popular músico cubano Benny Moré (1919-1963).

Sánchez es uno de los más fervientes defensores de la Muestra que, según sus palabras, "corre la cerca" para ampliar el espacio demandado por las nuevas promociones, cuya expresión "no deja de insertarse en la mejor tradición del cine cubano."

"Se inserta y a veces también la niega, lo cual es importante, porque cada película del cine alternativo debe tender a ampliar eso que llamamos cine cubano; no para contribuir a una visión estrecha, sino para una visión desde la diversidad", sostiene.

Sánchez cree que, aun cuando el estatal Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos (ICAIC), la más importante productora de cine en la isla, recupere la capacidad financiera que poseía antes de la crisis económica de la pasada década, "tiene que haber un espacio de libertad".

Libertad "no solamente en el sentido de realización personal, de expresión, de no censura, sino también la libertad que te da armar un equipo mínimo y filmar una historia", aseveró.

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