CAMBIO CLIMÁTICO-ARGENTINA: Aguas violentas, desidia humana

Lluvias muy intensas volvieron a poner de manifiesto la enorme vulnerabilidad al cambio climático de una vasta zona oriental de Argentina. El saldo provisorio es de 12 personas muertas y decenas de miles evacuadas, 3,5 millones de hectáreas anegadas, rutas intransitables y puentes destruidos.

"Se ha repetido hasta el cansancio que las ciudades vulnerables deben adaptarse al cambio climático y Santa Fe es una ciudad con riesgo hídrico, pero no aprendemos la lección, no estamos listos para recibir una lluvia fuerte", se quejó ante IPS Jorge Capatto, director de la Fundación Proteger en esta capital de la provincia de igual nombre, epicentro de la crisis.

El recalentamiento de la Tierra, producido por dióxido de carbono y otras emisiones vinculadas a la actividad humana se manifiesta en esta región con lluvias de extrema intensidad más frecuentes que antaño, seguidas de períodos de prolongada sequía. Son fenómenos que obligan a las sociedades a adaptarse a estas modificaciones climáticas.

Según el Servicio Meteorológico Nacional, el temporal que afectó en la última semana principalmente a las orientales provincias de Santa Fe, Entre Ríos y norte de Buenos Aires, así como al sur de la central Córdoba registra escasos precedentes por la cantidad de agua caída.

Empero, para Capatto no es excusa. "Lluvias fuertes hubo siempre en la ciudad de Santa Fe", aclaró.

El fenómeno pluvial transformó en un símil de piscina a un tercio de la ciudad de Santa Fe, ubicada 450 kilómetros al noroeste de la capital argentina y que alberga a 400.000 de los 2,8 millones de habitantes que tiene la provincia de la cual es su capital.

La misma área afectada ahora en esta ciudad, situada sobre una planicie, había sido víctima de una trágica inundación en 2003, cuando la fuerza de las aguas provocó el derrumbe de parte de las defensas que contienen el río Salado. Con esas murallas, la ciudad es como un inmenso tanque, rodeado por ríos, arroyos y lagunas que la acechan.

Entonces murieron 23 personas, casi todas por la irrupción brusca de una enorme masa de agua sobre barrios de la zona oeste, y fueron 130.000 las que debieron ser evacuadas. Ahora los ríos que rodean Santa Fe, el Salado y el Paraná, están en niveles manejables, pero el agua de lluvia acumulada dentro de la ciudad no tiene escape por las defensas reconstruidas.

El directivo de Proteger destacó que Santa Fe podría figurar a la cabeza de las ciudades con mayor índice de ingenieros hidráulicos. El propio alcalde capitalino, Martín Balbarrey, es uno de ellos. Pero aún así el desastre no se pudo evitar.

Balbarrey, que en su intento de que no se repitiera la tragedia de 2003 recomendó a los pobladores no esperar a que el agua subiera más de un metro para salir de sus hogares en zona de riesgo, admitió en estos días no saber con cuántas bombas de extracción cuenta la ciudad. "Hay muchas, no sé exactamente", confesó a la prensa, tras recibir 20 bombas de refuerzo.

"Hay un plan de contingencia, pero se trata de un papel, nadie sabe qué tiene que hacer", advirtió Capatto.

"Los sistemas de bombeo (de extracción de agua) no funcionan por falta de mantenimiento y saqueos", añadió. Hubo que traer bombas adicionales de las ciudades de Chaco y de Córdoba para contener la emergencia.

Para el titular de la Fundación Proteger, el problema de Santa Fe se agudiza por falta de prevención, pero también por debilidades sociales, acusó.

"Santa Fe se inunda porque aquí la sociedad civil es débil y premia con su voto a dirigentes políticos que deberían ser responsables de que esto no ocurra", remarcó.

Capatto denunció que las autoridades comunales favorecen la urbanización de zonas vulnerables llevándoles servicios de agua potable y luz, "porque allí tienen sus masas cautivas de votantes", puntualizó. Pero luego no hay preparación para la emergencia, ni mantenimiento de los sistemas de extracción de agua, explicó.

Por el momento, las personas fallecidas a causa de este temporal ascienden a 12, sumadas las víctimas registradas en la ciudad de Santa Fe, en la vecina Rosario, en la provincia de Entre Ríos, y en el sur de Córdoba.

En la provincia de Santa Fe hay en la actualidad 59 localidades inundadas, múltiples rutas intransitables por el agua y pequeñas poblaciones aisladas. Algunas muertes se registraron a causa del derrumbe de viviendas precarias en la ribera del río Paraná. Otros murieron ahogados o electrocutados.

Las cifras de evacuados difieren en las distintas provincias. No todos contabilizan a los que dejaron su vivienda por sus propios medios y permanecen en casas de familiares o amigos sin acudir a los refugios que las autoridades improvisan en centros gubernamentales, escuelas, iglesias y otros sitios públicos.

Sólo en la ciudad de Santa Fe, donde está el mayor número de refugiados, el gobierno provincial estima que son más de 32.000 los que dejaron sus hogares temporalmente. Pero Capatto consideró que, si se suman los llamados autoevacuados, esa cifra debe multiplicarse por dos. En Entre Ríos, el otro gran distrito afectado, unos y otros suman 18.000.

En los barrios del oeste de Santa Fe hay viviendas que tienen agua hasta el techo, donde permanecen jefes de hogar para evitar ser saqueadas.

También se ha indicado que en los refugios faltan colchones, vestido, calzado y los alimentos son escasos.

El fantasma de las inundaciones de 2003 se repite. "Es desesperante, parece que después de aquella lección no aprendimos nada", lamentó Capatto.

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