URUGUAY-EEUU: Amigo presidente

En el asado, las diferencias quedan a un lado. En una pacífica hacienda 200 kilómetros al oeste del ruido de Montevideo, el encuentro entre el mandatario uruguayo Tabaré Vázquez y su par estadounidense George W. Bush se redujo casi a un mero intercambio de elogios.

Crédito: Presidencia de Uruguay
Crédito: Presidencia de Uruguay
No deja de ser llamativo que Vázquez, líder de la izquierdista coalición gobernante Frente Amplio, tradicional crítica de las políticas de Estados Unidos, haya recibido con tal cordialidad al jefe de la Casa Blanca como "el representante de un pueblo amigo del pueblo uruguayo" y subrayado las "históricas relaciones amistosas, firmes, respetuosas y solidarias".

Siempre con una sonrisa en el rostro, Bush se dedicó a destacar la belleza arquitectónica de Montevideo, la tranquilidad de las praderas uruguayas, la calidad de sus arándanos, el sabor del asado de cordero y la hospitalidad de su gobernante.

"En mi estado de Texas, cuando invitamos a alguien a nuestra 'estancia' —dijo Bush usando el localismo en español— es una señal de respeto. Agradezco mucho esta muestra de hospitalidad. Después de todo, usted es un tejano", agregó en un juego de palabras pues Vázquez procede del popular barrio montevideano de La Teja.

Pero entre rosa y rosa, hubo algunos reclamos de Uruguay, que el mandatario estadounidense respondió con un discurso de tono social, ideal para su auditorio durante esta gira por América Latina, que incluyó también Brasil y lo llevará además a Colombia, Guatemala y México.
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Vázquez manifestó preocupación por los inmigrantes uruguayos indocumentados en Estados Unidos, reclamando flexibilidad de las autoridades de ese país, ante lo cual su huésped se comprometió a trabajar por un "amplio proyecto de ley migratoria" que abra una vía para regularizar la situación de indocumentados.

"Me comprometo a trabajar lo más duro posible por una ley compasiva y racional, que respete las leyes de Estados Unidos, pero también su gran tradición de diversidad. Creemos que en la diversidad hallamos la fortaleza de nuestro pueblo", afirmó Bush.

El uruguayo también reclamó la eliminación de los subsidios agrícolas de los países del Norte industrializado, que perjudican los bienes y exportaciones del Sur, a lo cual el estadounidense respondió subrayando su disposición a dar un nuevo impulso a las paralizadas negociaciones multilaterales de la Organización Mundial del Comercio.

Los mandatarios señalaron que su objetivo era no detenerse en las diferencias entre ambos gobiernos, sino trabajar en las coincidencias. Ese "campo común", según Bush, está conformado por las posiciones de Montevideo y Washington en lo relativo a derechos humanos, democracia, libertad de expresión y desarrollo económico.

Ambos identificaron en el comercio y las inversiones la vía para "mejorar la calidad de la vida de los pueblos".

Vázquez agradeció a su invitado por la ayuda financiera de emergencia prestada durante la crisis que azotó la economía uruguaya en 2002, mientras Bush elogió a Uruguay por contribuir con soldados a las fuerzas de paz de la Organización de las Naciones Unidas en Haití y en la República Democrática del Congo.

Además, subrayó que Uruguay era el principal exportador de programas informáticos de América del Sur.

Bush se esforzó por mostrar preocupación social, acaso como estrategia para contrarrestar la influencia regional que intenta tener su homólogo, el locuaz venezolano Hugo Chávez, quien a su vez realiza una gira por Argentina y Bolivia. Pero evitó prolijamente mencionarlo, inclusive ante una pregunta específica de una periodista.

"Vine a América Latina para hacer una diplomacia constructiva y silenciosa", "nos preocupa la condición humana", señaló el mandatario estadounidense, y añadió: "Traigo la buena voluntad de Estados Unidos para América del Sur y América Central. Por eso estoy aquí".

En un acto en un estadio de fútbol en Buenos Aires, Chávez calificó el viernes de "cadáver político" a Bush y coronó sus motes atribuyéndole "el coeficiente intelectual más bajo de todos los presidentes estadounidenses" y un vocabulario "constreñido a 600 palabras", ante una multitud de unas 30.000 personas que festejaba sus ironías.

"Claramente, la gran preocupación de Bush en América Latina es Chávez", opinó el politólogo Daniel Buquet, investigador del Instituto de Ciencia Política de la Facultad de Ciencias Sociales de la estatal Universidad de la República.

"La región nunca tuvo un lugar destacado en la agenda de Bush, pero ahora, a último momento, saca a jugar cartas determinantes. No es casualidad que visite, entre otros, a Brasil y Uruguay, países con gobiernos de izquierda que parecen sentirse más cómodos con él", dijo a IPS.

"Está visitando a gobiernos que le son más cercanos y a la vez más alejados de Chávez, que tiene como aliados a Argentina, Bolivia y Ecuador", añadió.

Según una encuesta divulgada esta semana por la firma de opinión pública Equipos Mori, Bush no despierta un repudio generalizado en este país: 18 por ciento de los encuestados manifestaron rechazo a su presencia, 27 por ciento expresaron apoyo y 53 se declararon indiferentes.

Tras la conferencia de prensa, los mandatarios se retiraron a almorzar el asado de cordero, plato tradicional cocinado a las brasas. También intercambiaron regalos: Bush recibió vestimentas gauchas y Vázquez un equipo completo para la parrilla.

Este acercamiento histórico entre Uruguay y Estados Unidos se inició con la visita de Vázquez a la Casa Blanca en mayo de 2006, tras la cual el uruguayo anunció el comienzo de conversaciones formales por un acuerdo comercial.

La resistencia de algunos sectores de la coalición gobernante, de sindicatos y de organizaciones de la sociedad fue uno de los motivos que llevaron a Vázquez a postergar negociaciones con miras a tratado de libre comercio y optar por un convenio más modesto, el Acuerdo Marco sobre Comercio e Inversiones (TIFA, por sus siglas en inglés).

Está previsto para abril el inicio de una comisión bilateral que estudiará la aplicación del TIFA.

Bush llegó el viernes por la noche a Montevideo acompañado de una delegación de alto nivel en la que se destacó la secretaria de Estado (canciller), Condoleezza Rice, y se trasladó esta mañana a la finca presidencial de Anchorena, cercana a la ciudad de Colonia del Sacramento, para reunirse con Vázquez. El domingo por la mañana concluirá su visita y continuará viaje a Colombia.

La principal avenida céntrica de Montevideo sufrió los embates de un grupo reducido de manifestantes enquistados en una de las dos marchas organizadas en repudio por la presencia de Bush.

Tres restaurantes de la cadena estadounidense McDonald's quedaron sin vidrios sanos a la vista, al igual que una antigua sala cinematográfica que es sede de una iglesia pentecostal, presa fácil al paso de la marcha convocada por la llamada Coordinadora Antiimperialista, conformada por grupos de izquierda radicales y organizaciones sociales.

Pero este sábado, daños similares se vieron en otras tiendas y cajeros automáticos en la zona céntrica. La policía detuvo a una veintena de personas vinculadas a los destrozos.

Algunos manifestantes agredieron a fotógrafos y camarógrafos e, incluso, a un niño indigente que hurgaba en un contenedor de residuos.

Simultáneamente, convergió en la misma avenida de Montevideo una manifestación convocada por la central única sindical, PIT-CNT, algunos partidos del Frente Amplio y otros sectores sociales.

Este acto, realizado en el límite de la zona de seguridad que rodeaba el hotel donde se hospedaba Bush, transcurrió en paz y contó con militantes, dirigentes y hasta funcionarios de gobierno de Vázquez.

*Con aportes de Darío Montero (Montevideo) y de Marcela Valente (Buenos Aires).

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