Los políticos prooccidentales de Ucrania insisten en la incorporación de su país a la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN), a pesar del fuerte rechazo popular.
"La opinión pública está más bien en contra de la OTAN, y en los últimos cuatro a cinco años la situación empeoró para los partidarios de esa organización", dijo a IPS el analista Aleksey Tolpygo, del ucraniano Centro de Estudios Políticos y de Conflictividad.
La alianza militar occidental y Kiev ya han cooperado en varias ocasiones, y el año pasado emprendieron un "intenso diálogo" para explorar las posibilidades del ingreso de Ucrania al grupo.
Estados Unidos está a favor de la incorporación, pero Rusia, el aliado más importante en materia económica y energética de Kiev, se opone con firmeza.
Conciente de ello, el primer ministro ucraniano Viktor Yanukovich, cuyo electorado es en su mayoría de origen ruso, está en una encrucijada.
"Yanukovich quiere complacer a sus votantes, pero también a Estados Unidos a y las naciones occidentales, por un lado, y a Rusia, por otro", dijo Tolpygo a IPS.
Por su parte, el presidente Viktor Yushchenko rechaza "una política de incertidumbre" y se inclina por el diálogo con Occidente para ampliar los programas de capacitación militar y civil de ucranianos en instituciones de la OTAN y de Estados Unidos.
No obstante, reconoció la importancia de considerar las inquietudes de Moscú.
"Entendemos que la decisión de Ucrania de integrarse al bloque militar requiere de claridad en las relaciones con Rusia", declaró a la prensa.
Funcionarios ucranianos de diferentes sectores restaron importancia a los últimos roces entre Washington y Moscú por la posible construcción de un sistema antimisiles estadounidense en Europa oriental, y descartaron un resurgimiento del clima de la Guerra Fría.
Pero Yushchenko está convencido de que la seguridad de Ucrania, de acuerdo con su nueva posición geopolítica, sólo puede ser garantizada por la OTAN.
El presidente también considera que sólo con la asistencia de la alianza su país podrá modernizar su añejado ejército y recortar el gasto militar.
El ministro de Defensa, Anatoliy Hrytsenko, nombrado por el presidente, también declaró su apoyo a los esfuerzos para alinear su ejército con los estándares de la OTAN, y pronosticó que la incorporación de Ucrania podría concretarse en 2009.
Pero en los últimos meses hubo un tira y afloje entre el presidente y el primer ministro, este último con la última palabra sobre política exterior. Ambos se ampararon en su propia interpretación de la Constitución.
La última reforma constitucional restó poderes al presidente, pero aun así Yushchenko conserva el derecho de veto.
Mientras el presidente está totalmente a favor de la incorporación de Ucrania a la OTAN, el primer ministro se inclina por una relación de cooperación limitada y por someter a referendo la idea de una integración plena.
"Yanukovich sostuvo que no es el momento ideal para un referendo, pues el resultado sería bastante obvio. Las últimas encuestas indican que 64 por ciento de los consultados están en contra del ingreso a la OTAN, mientras sólo 19 por ciento apoyan la idea", dijo Tolpygo a IPS.
Mientras, el Partido Comunista, integrante de la coalición gobernante, amenaza con retirarse si la administración de Yanukovich no cumple con sus promesas preelectorales, entre ellas organizar un referendo sobre el ingreso a la OTAN.
Ese partido sostiene que la incorporación a asociaciones interestatales es un asunto que debe decidirse mediante consulta popular, pero sólo el presidente tiene la potestad de convocarla.
Los comunistas, junto a organizaciones ortodoxas y prorrusas, prevén organizar una consulta no oficial el 25 de este mes en Kiev.
Una situación similar se vivió en Crimea, provincia ucraniana que goza de gran autonomía, donde 99 por ciento de los entrevistados mostraron su rechazo a la alianza militar de Occidente.
Pese a todo, el primer ministro intenta mostrar cierta flexibilidad hacia los prooccidentales Ya lanzó una campaña de información pública sobre las ventajas y desventajas de ingresar a la OTAN, cuyo presupuesto asciende a un millón de dólares.
Aun antes de la Revolución Naranja, revuelta popular ocurrida entre noviembre de 2004 y enero de 2005, el entonces presidente Leonid Kuchma procuró un equilibrio entre Estados Unidos y Rusia.
En 2004, cuando las relaciones con Moscú estaban en su mejor momento, Kiev envió 2.000 soldados a Iraq, el quinto mayor contingente militar en la guerra encabezada por Washington.
Esa situación se equilibró con la presencia militar rusa en la península de Crimea, tal como quedó estipulado por un acuerdo multilateral que permite a Moscú mantener una flota en Ucrania hasta 2017.
El gobierno ucraniano asegura que esa presencia le genera beneficios económicos al país. Hace unos meses, varios funcionarios plantearon incluso la posibilidad de ampliar ese acuerdo.
Pero mientras el ministro de Defensa sostiene que la base rusa no constituye un obstáculo para que Ucrania se incorpore a la OTAN, otros políticos de su misma línea ideológica sí presionan para que Moscú retire sus soldados definitivamente en 2017.
Rusia y Ucrania no han podido resolver varias disputas acerca del estatus de esa base militar por diferencias en la interpretación del acuerdo. Esta situación no impide que ambos países realicen ejercicios militares conjuntos esporádicos.