TIMOR ORIENTAL: Sino trágico de anarquía y violencia

La violencia sigue ocupando el centro de la escena en Timor Oriental, la pequeña república insular del sudeste asiático donde un tercio de la población fue víctima de genocidio a manos del ejército de la vecina Indonesia en el último cuarto del siglo XX.

Los más de cuatro siglos de arcaico colonialismo portugués y 25 años de feroz ocupación indonesia son ahora seguidos de una ola de violencia cuya solución política no se vislumbra a corto plazo, según observadores y analistas en Dili, la capital del martirizado país.

En un mensaje dirigido al país al anochecer en Dili y trasmitido en directo por Radio Televisión Portuguesa (RTP) al mediodía (igual hora GMT) de este lunes en Lisboa, el presidente de Timor Oriental, José Alexandre Xanana Gusmão, amenazó con instaurar el estado de sitio en caso de que "las medidas normales no sean suficientes para aliviar la presión criminal actualmente existente".

Xanana Gusmão, el legendario comandante guerrillero que combatió durante 20 años al ejército indonesio en la densa jungla de Timor, consideró que su país asiste "a una cierta anarquía y a una falta de voluntad de algunos segmentos de la sociedad para contribuir a la estabilización".

El Estado, consideró Xanana Gusmão, "va a utilizar todos los mecanismos legales disponibles, incluido el uso de la fuerza cuando sea necesario, para poner fin a la violencia, la destrucción de bienes y la pérdida de vidas, y reestablecerá rápidamente el orden público".
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El auge de los incidentes se registraron entre la noche del sábado y la madrugada del domingo en reacción a operaciones militares australianas, que actúan bajo control de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), para la captura del mayor rebelde Alfredo Reinado, ex comandante de la Policía Nacional timorense, prófugo desde junio, acompañado del ex teniente del ejército Gastão Salsinha y unos 20 incondicionales.

El 27 de abril de 2006 se desató una vasta crisis político-militar debido a la decisión del gobierno del entonces primer ministro Mari Alkatiri (2002-2006) de disolver la Policía Nacional, lo que causó divisiones entre los militares, en su mayoría ex guerrilleros que combatieron a los indonesios.

Las manifestaciones de protesta se prolongaron hasta junio, cuando la situación pasó al nivel de enfrentamientos directos, los que se saldaron con 40 muertos, centenares de heridos y la deserción del mayor Reinado y del teniente Salsinha, que ya habían abandonado el 3 de mayo la cadena de mando de las Fuerzas Armadas y se había enfrentado con efectivos leales a Alkatiri.

A fines de ese mismo mes, Xanana Gusmão pidió la renuncia de Alkatiri y de Roque Rodrigues al cargo de ministro de Defensa, nombrando en ambos cargos al entonces canciller José Manuel Ramos-Horta, ganador en 1996 del premio Nobel de la Paz junto a su compatriota el obispo católico Carlos Felipe Ximenes Belo.

Entre los condimentos del complicado guisado de la violencia aparecen las presuntas discriminaciones étnicas en contra de los loromunus, habitantes de la parte occidental del país, por parte de los lorosae, que ocupan sector oriental y que controlan las Fuerzas Armadas y la Policía Nacional.

Sin embargo, analistas australianos, neozelandeses y portugueses han coincidido, en comentarios divulgados por la prensa de los tres países en los últimos ocho meses, en que el doble fondo de la verdad contiene las ricas reservas de petróleo y gas natural existentes debajo del lecho marino de este país de 15.007 kilómetros cuadrados y 880.000 habitantes.

La crónica inestabilidad de Timor Oriental, una de las naciones más pobres y frágiles del mundo pero rica en combustibles fósiles no renovables, podría explicarse con el sello del control de estos recursos y la respuesta a esta interrogante podría encontrarse principalmente en Canberra, Lisboa y en las sedes de las grandes firmas trasnacionales petroleras en Estados Unidos, Holanda y Gran Bretaña, dijo a IPS el politólogo José de Albuquerque e Castro.

El experto añadió que la sorda batalla de influencias, nunca reconocida públicamente, entre Australia y Portugal, ya había comenzado antes de la independencia formal de Timor Oriental, el 22 de mayo de 2002, en pleno período de protectorado de la ONU, establecido a fines de 1999 tras el retiro forzado de Indonesia.

Canberra, Londres y Washington ejercieron fuertes presiones para que el naciente país adoptase el inglés como segunda lengua e idioma oficial, pero Lisboa usó de su influencia afectiva e histórica ante la diáspora timorense, ahora dirigentes, en su mayoría educados en universidades lusas, para lograr que se impusiese el portugués, concluyó Albuquerque e Castro.

No obstante esta dimensión cultural, la distancia geográfica con su ex colonia y la modestia de su poder económico y militar en comparación con la vecindad fronteriza, la pujanza de la economía y la capacidad castrense de Australia llevaron a Portugal a defender la cooperación a través de la ONU en lugar de apostar todas las cartas en la bilateralidad.

A pesar de esta postura, el canciller portugués Luís Amado dijo este lunes que tiene el propósito de conversar con su par australiano, Alexander Downer, para evaluar la posibilidad de "una intervención conjunta" en Timor Oriental.

Pero enseguida descartó reforzar la Guardia Nacional Republicana (GNR) en la ex colonia asiática, porque "todo ese proceso se realiza bajo coordinación de la ONU y en base a los plazos y calendarios definidos por el foro mundial es que actuaremos".

A simple vista, se patenta esta notoria diferencia entre los dos países. Los 130 soldados de la GNR y los 15 agentes de la Policía de Seguridad Pública (PSP) portugueses que patrullan las calles de Dili contrastan con los 1.300 soldados australianos transportados en blindados protegidos por helicópteros artillados Blackhawk que surcan los cielos.

Empero, todo este despliegue de fuerzas australianas, portuguesas y de otros países que forman las Forças de Estabilização Internacionais (FEI, Fuerzas de Estabilización Internacionales) controladas por la ONU no han logrado capturar a Reinado, pese a que comandos especiales le habían impuesto durante una semana un cerco en Same, en las cercanías de la capital.

Tampoco han logrado controlar a cientos de jóvenes que apoyan al mayor y al teniente rebeldes y que continúan causando graves perturbaciones en la capital, lanzando piedras, levantando barricadas, cortando calles quemando neumáticos y asaltando residencias de políticos y oficinas del gobierno.

Algunas zonas de Dili, como Taibessi, Vila Verde, Colmera y Bairro do Pité, están cubiertos de carteles con la fotografía del oficial rebelde, indica un despacho del corresponsal de la agencia portuguesa de noticias Lusa en Timor Oriental, al tiempo de informar que tras sortear el cerco de los comandos australianos, "el mayor Alfredo Reinado continúa prófugo".

En Banana Road, una de las principales arterias que atraviesan la ciudad, un grupo de jóvenes hace guardia en un gran retrato de Reinado. "Nosotros somos defensores del mayor, héroe de la justicia y estamos preparados para morir para defenderle", dijo uno de ellos citado por Lusa.

Armando Rafael, analista del matutino Público, de Lisboa, sostiene que "la nueva fuga de Reinado amenaza con incendiar Díli", por lo cual no se comprende por qué el comandante de las fuerzas australianas, brigadier general Malcolm Rerden, dijo que la operación de captura "fue un éxito", pese a que no logró explicar como escapó el prófugo y la acción se saldó con cuatro timorenses muertos.

El fugitivo en este momento ya no representa una amenaza militar, por lo que "es un hecho que éste mayor parece constituir un peligro político, sobretodo en un momento en que el país camina hacia las elecciones, sin que la violencia dé muestras de disminuir en su capital", estima Rafael.

El especialista advirtió a renglón seguido que este hecho "revela una cierta concertación entre Alfredo Reinado y algunos grupos de jóvenes".

En declaraciones a los corresponsales portugueses en la isla, Benjamin Marty, gestor financiero del Consejo Noruego de los Refugiados en Timor Oriental y que vive y trabaja en el barrio de Vila Verde, se refirió en términos elogiosos a la acción de la GNR, que le rescató ante un asalto a su oficina, mientras no escatimó en críticas a la policía de la ONU.

"Estoy admirado de la profesionalidad de la GNR", dijo Marty, al tiempo de criticar a los policías de la ONU (UNPol), "cuyos carros-patrulla están siempre parados y los efectivos no hacen nada".

El clima de tensión, se podrá agravar en los próximos días, ya que, según la agencia de noticias indonesia Antara, citada por Lusa, indica que tras escapar al cerco australiano, Reinado "se encuentra sano y salvo en una región montañosa al sur de Same, donde cuenta con gran apoyo popular".

El canciller Downer, que se encuentra en visita oficial a Indonesia, dijo este lunes en declaraciones a la agencia Antara que el ex comandante de la policía de Timor Oriental "debe ser capturado vivo y no muerto".

"Más tarde o más temprano, Reinado será capturado, aunque no se rinda", agregó.

Al parecer, según declaraciones del teniente Salsinha reproducidas en la tarde de este lunes por la prensa portuguesa en Internet, los rebeldes no solo rechazan la rendición sino que, inclusive, han optado por montar guaridas en las montañas e iniciar una lucha de guerrillas con "el apoyo de la juventud, de Díli y de la selva".

Paradójicamente, el legendario comandante guerrillero Xanana Gusmão, que en la década del 80 fue apodado "el Che Guevara de Asia" por el líder guerrillero argentino-cubano, ahora como jefe del Estado que logró liberar podría tener que enfrentar una guerra de guerrillas.

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