Zahra Abdulla, nacida en Somalia, es una entre una veintena de candidatos de minorías que esperan obtener un escaño en el parlamento de Finlandia, tras las elecciones del domingo.
Es el segundo intento de Abdulla, que insiste en la lista de la Coalición Verde. Los obstáculos vuelven a interponerse en su camino.
Pero ella se mantiene el optimismo. "Pienso que mis posibilidades de ser electa mejoraron, porque gané experiencia y me conoce más gente, tanto finlandeses como inmigrantes", dijo Zahra, quien integra por segundo periodo consecutivo el Concejo Municipal de Helsinki.
Si gana ella o cualquier otro candidato perteneciente a una minoría, será un acontecimiento histórico en este país nórdico de cinco millones de habitantes.
"Es hora de que Finlandia tenga a su primer inmigrante en el parlamento", opinó Kaarina Jarventaus, profesora de periodismo en el Politécnico Helia de Helsinki.
La presencia de un miembro de una minoría étnica les indicaría a las familias de inmigrantes que tienen un futuro por delante.
"Durante mucho tiempo, Finlandia fue étnicamente homogénea, pero ésa ya no es más la realidad en este mundo cada vez más globalizado", dijo a IPS Jarventaus, organizadora de un equipo de activistas de la Coalición Verde que apoyan a Zahra.
En las últimas elecciones generales, hace cuatro años, los principales partidos políticos presentaron candidatos nacidos en familias de inmigrantes, pero ninguno resultó electo.
Veinte inmigrantes de ocho importantes partidos políticos se postulan a los comicios de este año. Eso, en sí mismo, ya es una señal para las minorías, en el sentido de que pueden esperar tener cierta influencia.
Solamente los inmigrantes con ciudadanía finlandesa tienen permitido votar en elecciones parlamentarias y presidenciales. Los inmigrantes con residencia legales pueden hacerlo en las municipales.
Esta vez, la cantidad de candidatos inmigrantes reduce las posibilidades de que alguno gane, porque se dividirán los votos, pronostican expertos políticos.
"La proporción de inmigrantes en Finlandia es demasiado pequeña para elegir a uno de ellos al parlamento, simplemente porque no todos están habilitados para votar", dijo a IPS Olavi Borg, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Tampere, unos 150 kilómetros al norte de Helsinki.
En los años 80, Finlandia era comparada con Albania, como uno de los países europeos con menor cantidad de inmigrantes.
Desde entonces, el número de inmigrantes en Finlandia aumentó a alrededor de 120.000, la mayoría de ellos procedentes de las vecinas Rusia y Suecia. Pero esa proporción todavía es mucho menor que en otros países europeos.
El parlamento finlandés, de 200 escaños, se conforma mediante representación proporcional. No se vota por un partido político sino por un candidato.
Finlandia tiene tres partidos fuertes, pero es improbable que alguno de ellos obtenga la mayoría absoluta. Se prevé que deberá formarse una coalición de gobierno, como la actual, formada por el Partido de Centro, el Partido Socialdemócrata y el Partido del Pueblo Sueco.
"Debido al sistema proporcional, la base para ser electo en distritos electorales escasamente poblados es demasiado elevada para los inmigrantes", explicó Borg.
Para mejorar las posibilidades de ser electo, un inmigrante debería pertenecer a uno de los partidos grandes y debería vivir en un área densamente poblada, como Helsinki, agregó.
Pero la consagración de un parlamentario inmigrante todavía es una posibilidad en una de esas áreas. "Es bastante posible que un candidato de raíces inmigrantes pueda ser electo", dijo a IPS Niklas Wilhemsson, investigador de la Universidad de Helsinki.
"El problema en Finlandia es que los inmigrantes habitualmente son votantes menos activos que la mayoría de la población", señaló.
Pero Borg no tiene esperanzas de que muchos de los inmigrantes que se postulan puedan ganar o influir en decisiones partidarias.
"Para tener peso en un cambio político, los inmigrantes deben tener influencia dentro de sus partidos, incluso fuera de la época electoral. Pero eso solamente puede ocurrir si hay una cuestión candente en materia de inmigración candente que también sea un tema electoral", sostuvo.
El único problema sobre inmigración es la difundida preocupación entre líderes empresariales y políticos en torno al envejecimiento de la población y a la baja natalidad.
Esto implica la necesidad de atraer a más mano de obra inmigrante para reforzar una fuerza laboral cada vez más reducida.
Pero en Finlandia ese no es un tema electoral. Y tampoco lo es el 30 por ciento de desempleo entre los inmigrantes, comparado con el menos de 10 por ciento que se registra en el plano nacional, según cifras del Ministerio de Trabajo. (FIN/IPS/traen-js-mj/la/ss/eu pr ip/07)