El creciente movimiento antibélico en Estados Unidos envió otro duro mensaje al gobierno de George W. Bush y al Congreso legislativo, dejando en claro que no está dispuesto a aceptar meros cambios cosméticos en la actual política sobre Iraq.
El fin de semana, decenas de miles de manifestantes tomaron las calles de las principales ciudades estadounidenses demandando el inmediato repliegue de las fuerzas que ocupan ese país de Medio Oriente.
En vísperas del cuarto aniversario de la invasión a Iraq, lanzada el 20 de marzo de 2003, los manifestantes en Nueva York, Washington, Los Ángeles y otras ciudades también condenaron los potenciales planes de la administración Bush de atacar Irán.
"No más sangre por petróleo. No a la guerra en Irán", clamaban al unísono los activistas neoyorquinos mientras marchaban el domingo desde Manhattan hasta la sede de la Organización de las Naciones Unidas.
"Ni un dólar más, ni una muerte más", gritaban, en medio de llamados al Congreso para que deje de financiar la ocupación y ordene el repliegue de las tropas para fines de este año.
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Algunos manifestantes llamaron a Bush y al vicepresidente Dick Cheney "criminales de guerra", y respaldaron la idea de un juicio político a ambos.
En el Congreso se debate la posibilidad de fijar un plazo para el repliegue, pero activistas dudan que los legisladores del opositor Partido Demócrata estén de verdad interesados en acabar con la ocupación y puedan obtener los votos necesarios para superar al gobernante Partido Republicano, que ha estrechado filas en este tema.
La semana pasada, el Senado rechazó por 50 votos contra 48 una propuesta demócrata para retirar las tropas de Iraq antes del 31 de marzo de 2008. No obstante, líderes demócratas anunciaron que añadirán el espíritu de la moción a un proyecto de ley sobre fondos para la guerra que se espera sea presentada este jueves en la cámara alta.
Sin embargo, la senadora Hillary Clinton, hoy la principal contendiente por la candidatura presidencial demócrata, anunció que, si llega a la Casa Blanca, mantendrá a los soldados en Iraq de forma indefinida para proteger "vitales" intereses de seguridad nacional.
"Esta guerra está matando a decenas de personas todos los días", señaló Leslie Cagan, coordinadora nacional de la coalición antibélica Unidos por Paz y Justicia, que organizó las manifestaciones.
"Cuando nuestras comunidades necesitan desesperadamente fondos federales para atención médica, vivienda accesible, educación y protección ambiental, ¿por qué los demócratas dan sus votos para agotar el tesoro (nacional) y así permitir que continúe la guerra de Bush?", preguntó.
Desde la invasión a Iraq en 2003, más de 3.200 soldados estadounidenses han muerto y unos 63.000 resultaron heridos.
Las cifras de víctimas iraquíes varían, pero algunas estimaciones conservadores hablan de más de 100.000 civiles muertos.
Una encuesta de la cadena de noticias CNN divulgada este lunes indica que el apoyo popular en Estados Unidos a la ocupación cayó 40 puntos porcentuales desde 2003, mientras que el número de opositores a la guerra se duplicó.
Mientras, la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, intenta reunir votos para aprobar un proyecto de ley que habilitaría unos 124.000 millones de dólares adicionales para la guerra. La mayor parte de esos fondos, dicen sus críticos, será usada para perpetuar la ocupación de Iraq.
Los activistas se oponen a ese proyecto de ley, entre otras cosas, porque establece como fecha de repliegue el 31 de agosto de 2008, justo tres meses antes de las elecciones presidenciales estadounidenses.
Muchos grupos antibélicos apoyan una enmienda propuesta por la representante demócrata Barbara Lee, del occidental estado de California, que fija el plazo para el retiro de las tropas el 31 de diciembre de este año.
"Un repliegue en un año no es una posición extrema", afirmó Tim Carpenter, director de la organización Demócratas Progresistas por Estados Unidos, que participó de las protestas.
"Es la posición de 60 por ciento del pueblo estadounidense", añadió, citando una encuesta divulgada días atrás por el periódico USA Today. Carpenter dijo que si los líderes demócratas querían permanecer en sus cargos, debían luchar por "acabar y no prolongar la ocupación".
Por su parte, Nancy Lessin, cofundadora de la organización Military Families Speak Out (Familias de Militares Hablan Claro), calificó de "exasperante" las declaraciones ambiguas de los líderes demócratas, quienes insisten en que "apoyan a los soldados".
"¿Cómo puede el Congreso apoyar a los soldados si los sigue enviando a matar y morir en una guerra ilegal, inmoral y que no se puede ganar", preguntó.