Las operaciones del FMI en África son confusas, vagas y poco transparentes, y adolecen de una enorme brecha entre la retórica y la práctica, según un estudio realizado por un órgano de la propia institución.
"El mensaje de esta evaluación es que el Fondo debe ser más claro y más franco sobre las tareas que asume, y más regular, transparente y responsable en la implementación de esas tareas", indica el informe.
El estudio, conocido el lunes de noche, tiene el objetivo de ayudar al FMI (Fondo Monetario Internacional) a mejorar el manejo de uno de sus programas que, al igual que otros, concede préstamos condicionados al cumplimiento de sus recomendaciones en política económica.
La evaluación estuvo a cargo de la Oficina de Evaluación Independiente (IEO, por sus siglas en inglés), el órgano de control de asuntos internos del Fondo.
El estudio de 130 páginas examina el papel del FMI en la ayuda a 29 países de bajo ingreso de África subsahariana en el marco del Servicio para el Crecimiento y la Reducción de la Pobreza (SCLP), programa de préstamos a intereses bajos en beneficio de naciones pobres, entre 1999 y 2005.
En ese periodo mejoró el rendimiento macroeconómico en varios países de esa región —elevado crecimiento del producto interno bruto e inflación menguante—, pero ninguna variación en la proporción de la población que vive en la pobreza, según el informe.
Dos semanas antes de conocido este reporte, otro, realizado por un comité externo de revisión de la cooperación entre el FMI y el Banco Mundial, indicó que el Fondo debía clarificar su rol en los países de bajo ingreso.
"El FMI quería un rol importante en los países de bajos ingresos, dada su creciente irrelevancia de la institución para los de medianos ingresos que se retiran de sus programas financieros", explicó a IPS el activista Aldo Caliari, de la organización católica y progresista Center of Concern.
Pero los dos informes sugieren que el Fondo se apartó, al menos en parte, de su declarado compromiso contra la pobreza al imponer políticas económicas estrictas que, en realidad, restringieron la asistencia disponible.
"La consiguiente desconexión fortaleció la desconfianza hacia las actividades del Fondo en África subsahariana y otros países de bajos ingresos", indica el informe de la IEO.
La institución fue "especialmente generosa en los primeros años, correspondientes al periodo de evaluación, cuando los encargados de las comunicaciones enfatizaban en el vínculo recíproco entre crecimiento económico y reducción de la pobreza", según el estudio.
Pero la situación "sigue siendo preocupante aun hoy, en un contexto del apoyo, en la comunicación externa, del FMI a escenarios alternativos, a los Objetivos de Desarrollo de las Naciones Unidas para el Milenio, estrategias y movilizaciones de asistencia" que dieron una imagen "exagerada de lo que el Fondo hace en el marco del SCLP", añade el informe.
En tres de los cinco países analizados —Burkina Faso, Ghana, Mozambique, Ruanda y Tanzania—, el FMI no permitió a los gobiernos obtener financiamiento local para cubrir el déficit de asistencia.
Pero la institución mostró "más flexibilidad en programas más recientes", según la IEO. En Tanzania, por ejemplo, los programas del SCLP comenzaron en 2001 a aliviar la política fiscal, lo que permitió aumentar aumento de la asistencia a medida que el país exhibía mejoras macroeconómicas.
El informe considera que el FMI no realizó consultas lo suficientemente amplias en los países pobres, pues omitió, por ejemplo, a la sociedad civil.
También advierte que el SCLP nunca estableció metas de asistencia ambiciosas ni identificó fuentes adicionales allí donde la necesidad de los países era mayor que el flujo.
El Fondo "no ha sido activo en la movilización de recursos de asistencia, cuestión en que hay divisiones en la Junta y políticas e instrucciones operativas poco claras", añade.
Por lo tanto, las metas de desarrollo social concitan poca atención, lo que no sucede con las de estabilidad macroeconómica, por el "mandato" que recibió el FMI al ser creado y a la "cultura profesional" de sus funcionarios.
En los últimos años, centros de estudios de Estados Unidos y organizaciones no gubernamentales reclamaron al Fondo mayor selectividad y concentración en su compromiso con los países de bajos ingresos, y, en particular, que no se les sumen nuevas deudas.
Algunos, incluso, sugirieron que el SCLP debería ser transferido al Banco Mundial.
En cambio, el Departamento del Tesoro (Ministerio de Hacienda) de Estados Unidos propuso redefinir el papel del FMI en el SCLP para orientar el programa más hacia el equilibrio de la balanza de pagos de los países.
Activistas cuestionan al Fondo por emitir recetas que sumergen a los países pobres en deudas impagables y los vuelven vulnerables a los cambios en el comercio mundial y en los flujos de inversión.
Entre las recomendaciones habituales del FMI figura un estricto manejo fiscal, reformas tributarias, del sector financiero y del Estado, liberalización económica, apertura comercial y privatización de empresas públicas. ***** +Informe de la Oficina de Evaluación Independiente del FMI, en inglés y en formato PDF (http://www.imf.org/external/np/ieo/2007/ssa/eng/pdf/report.pdf) +Center of Concern, en inglés (http://www.coc.org/) (FIN/IPS/traen-mj/em/ks/wd af if dv md/07)