Cinco meses después de obtener la reelección para otros cuatro años de gobierno, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva aún no completó su equipo de 35 ministros, si bien ya lo concibió para consolidar una coalición que amplía su mayoría parlamentaria.
La investidura este viernes de tres nuevos ministros, de Agricultura, de Relaciones Institucionales y de Turismo, concluyó prácticamente la reforma ministerial esperada desde diciembre. La mayoría de los secretarios de Estado no fueron sustituidos y, con pequeños roces, se acomodaron intereses de los 11 partidos de la coalición gobernante.
Quedan dos o tres carteras que pueden aún sufrir modificaciones.
Está sellada la principal alianza. Con cinco ministros importantes, el Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que posee la mayor representación parlamentaria, se incorporó por entero al oficialismo, superando la división que mantuvo en relación al primer gobierno de Lula, (2003-2007).
"Es el hecho mas importante a favor de una mejor gobernabilidad", aunque siempre habrá descontentos en el PMDB por su "gran heterogeneidad" de líderes desunidos por intereses propios en los estados, en la Cámara de Diputados y en el Senado, evaluó para IPS André Pereira, analista del Instituto Brasileño de Estudios Políticos.
La coalición es muy amplia, pero sus protagonistas son el izquierdista Partido de los Trabajadores (PT), que ostenta la primera magistratura y por lo menos una docena de ministerios y secretarías de rango ministerial, y el PMDB. Son las dos mayores fuerzas nacionales, con características muy distintas.
El PT nació en 1980 del movimiento social, especialmente obrero, reuniendo a la izquierda intelectual y católica. Es lo que más se acerca a la historia de la socialdemocracia europea, por su origen social y su evolución desde un radical discurso socialista inicial hasta su opción por políticas pragmáticas para conquistar y ejercer el gobierno.
El PMDB se formó como único partido de oposición permitido en los 15 primeros años de la dictadura militar (1964-1985), acogiendo así variadas corrientes de pensamiento e intereses locales, sin unirse en torno de un proyecto o líderes nacionales con aspiraciones de disputar la presidencia, por ejemplo. En general es considerado de centro.
Los demás coaligados son pequeños partidos que comprenden desde el aún denominado Comunista hasta el conservador Partido Progresista, nacido de fuerzas que apoyaron el régimen militar.
Todas esas fuerzas se juntan en torno del poder, porque "el debate es pobre, no hay una agenda", no se discute seriamente las opciones que dividen, como las necesarias reformas de la previsión social y del sistema tributario, sostuvo Pereira.
El creciente déficit del sistema previsional es señalado por muchos economistas como el principal obstáculo al desarrollo brasileño, al corroer las cuentas públicas y quitar capacidad de inversiones al Estado.
De esa forma, la amplia coalición mejora mucho la gobernabilidad del presidente Lula, pero éste tenderá a conducir su gobierno con total moderación, "sin proyectos más osados" y evitando asuntos polémicos que podrían dividir su base de apoyo, vaticinó el analista.
El prolongado proceso de composición del nuevo gabinete confirma esta tendencia, pero mostró su acierto, pues permitió desarmar posibles conflictos de intereses y ajustar discrepancias. El gobierno se beneficia también de una "oposición sin rumbo", con disputas internas y pérdida de parlamentarios que se han pasado al oficialismo, acotó Pereira.
Lula tiene "carisma y suerte", concluyó.
"Este gobierno está adquiriendo un carácter de centroderecha", más conservador que el anterior, "aunque contando con sectores izquierdistas", opinó Joao Pedro Stédile, uno de los coordinadores del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST) que apoyó la candidatura de Lula para evitar el "retorno del neoliberalismo", pero criticando su insuficiente apoyo a la reforma agraria.
Son cada día más evidentes los "compromisos del gobierno con los ruralistas (grandes hacendados) y con el agronegocio", dijo Stédile a IPS, reiterando que sólo la "capacidad del movimiento social de organizarse y movilizarse" podrá empujar la reforma agraria.
Los ruralistas se han organizado en defensa de sus propiedades, contando incluso con uno de los más fuertes bloques informales en el Congreso legislativo.
El gobierno brasileño cuenta con un Ministerio de Agricultura volcado al agronegocio de producción intensiva y exportadora en gran escala, y con un Ministerio de Desarrollo Agrario, encargado de promover asentamientos de campesinos sin tierra y apoyar la agricultura familiar o campesina.
La cartera de Agricultura le tocó al PMDB, pero quien iba a encabezarla, el diputado Odilio Balbinotti, un gran productor de semillas de soja, tuvo que renunciar antes de tomar posesión del cargo. La divulgación de procesos judiciales en los que está acusado de utilizar empleados como testaferros para obtener créditos en bancos estatales, abortó su nombramiento la semana pasada.
Fue reemplazado por Reinhold Stephanes, también del PMDB, quien no agradó a los ruralistas. "No es uno de los nuestros", reaccionaron los "diputados-agricultores". El nuevo ministro es un veterano administrador público que condujo el Ministerio de Previsión Social en tres gobiernos y ejerció funciones importantes también en el área agrícola.
La posibilidad de sustituir al ministro de Defensa, Waldir Pires, debido a la crisis en los aeropuertos que está provocando frecuentes atrasos en los vuelos, es una de las cuestiones pendientes del nuevo gobierno. La aviación, incluso la civil, es controlada por la Fuerza Aérea, por lo que cae dentro de las responsabilidades de esa cartera.
Otro problema es la amenaza del Partido Republicano de dejar la coalición, porque el Ministerio de Transportes que le fue destinado perdió la administración de los puertos, transferida a una secretaría especial creada para compensar al Partido Socialista, que perdió a su vez la cartera de Integración Nacional.