La dictadura militar de Birmania mantiene en suspenso el proceso de reforma política al que denomina de «reconciliación nacional», en medio de divisiones e incertidumbre sobre su supuesto carácter democratizador.
Mientras los generales se preocupan de reorganizar el gobierno y la estructura de comandos militares, bajo las órdenes de su líder, Than Shwe, quien se encuentra enfermo, el proceso de reformas se ha detenido por completo.
"Los de línea dura, que resisten cualquier clase de cambio, recuperaron el favoritismo del general Than Shwe. Los pragmáticos se escondieron", dijo el analista birmano independiente Win Min, radicado en la septentrional localidad tailandesa de Chiang Mai.
"Los generales no tienen ningún apuro con la reforma política. Sienten que la presión internacional se fue a pique, pues escaparon de la censura del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) a comienzos de año, cuando China y Rusia, sus principales aliados internacionales, bloquearon la propuesta de Estados Unidos en ese sentido", agregó.
Se preveía que las sesiones de la Convención Nacional, a cargo de redactar la nueva Constitución, se reanudaran en las próximas semanas, pero fueron postergadas hasta fin de año, según altos funcionarios del gobierno.
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"La Convención Nacional no puede volver a reunirse hasta la implementación de los planes del general Than Shwe para el futuro", dijo Win Min. "Tienen que asegurarse de que podrán controlar el referéndum que aprobará la nueva Constitución."
Pero el mayor desafío para el régimen podría llegar desde adentro del país, donde crecen las señales de insatisfacción por la falta de acciones de los generales por cambiar el ambiente político y económico.
"El volcán social está a punto de entrar en erupción", dijo a IPS por teléfono un economista birmano radicado en Rangún que pidió no ser identificado. "Todo lo que se necesita es una chispa para encender el fuego."
Mientras, la salud de Than Shwe se deteriora rápidamente, lo cual pone otra sombra sobre las expectativas de cambio político.
El general está cada vez más recluido en su palacio de Nay Pyi Taw, 400 kilómetros al norte de Rangún. Recibe muy pocas visitas y sale de su residencia sólo para asistir a reuniones importantes.
Por ahora parece haberse solucionado la lucha de poder entre dos de los generales de segundo nivel —Maung Aye y Thura Shwe Mann— en torno de la sucesión de Than Shwe en caso de que su salud empeore aun más.
Para los próximos meses está prevista una gran reorganización del ejército y el gabinete, mientras el régimen prepara el terreno para terminar de redactar la nueva Constitución y para el posterior referendo por su ratificación.
Detrás de escena, todavía subsisten importantes diferencias de opinión entre los dos bandos principales. Los contendientes por el máximo puesto están fuertemente divididos en torno al futuro del país y a la velocidad del proceso.
"Maung Aye lidera a los generales de línea dura, que se resistirán el cambio a toda costa, mientras que el otro bando, liderado por Thura Shwe, está interesado en explorar medidas para romper el aislamiento internacional del país", dijo un alto analista político birmano, radicado en Rangún, vinculado con círculos militares.
Ahora Maung Aye tiene el control de la actividad diaria del gobierno, según diplomáticos asiáticos cercanos al régimen. Mientras, Thura Shwe, lejos del fragor cotidiano, parece inclinarse más al ala pragmática de las fuerzas armadas, aunque no tiene ningún incentivo para sacudir el tablero.
Es probable que nadie en la cúpula se beneficie hoy de un cambio o de un avance hacia la reforma política, según analistas de Rangún. El statu quo es, por lejos, la mejor opción para todos, incluido Than Shwe.
"En medio de la actual incertidumbre no hay ningún incentivo para avanzar. Todos tienen más para perder que para ganar", dijo a IPS un alto funcionario occidental en Rangún, quien solicitó mantener el anonimato.
Eso es particularmente cierto para Thura Shwe, afirmó. "Su mejor opción es, por cierto, tratar de pasar desapercibido y esperar. Si intenta hacer demasiado, podría quedar aislado y compartir el mismo destino del ex primer ministro, el general Khun Nyunt".
Khin Nyunt fue arrestado en octubre de 2004, y actualmente está bajo arresto domiciliario, condenado a más de 50 años de prisión.
La Convención Nacional, creada por Than Shwe, se reúne de modo intermitente desde enero de 1993. Está previsto que reanude sus discusiones dentro de pocas semanas, para lo que muchos analistas esperan sea la sesión final. Pero Than Shwe ya no ejerce presión sobre la hoja de ruta política.
A diplomáticos y académicos europeos visitantes se les dijo hace poco que la reapertura de la Convención Nacional fue postergada hasta fines de año.
El ministro de Información, general Kyaw Hsan, dijo a investigadores alemanes que podría ser en octubre o noviembre. El ministro de Relaciones Exteriores Nyan Win anunció al cuerpo diplomático extranjero que podría suceder, incluso, más adelante.
Sin embargo, las autoridades no harán anuncios en este momento, para impedir que la oposición en el exilio sabotee el proceso.
Tanto diplomáticos asiáticos como occidentales en Rangún consideran improbable que la Convención reanude sus sesiones antes de noviembre, en parte debido a la mala salud de Than Shwe y al hecho de que se resiste a resignar su poder para no poner en peligro su posición y la fortuna de su familia.
"Aunque Than Shwe puede no estar impulsando la hoja de ruta, todavía intenta ejecutar la otra parte de su plan maestro. Su estrategia es separar al ejército del gobierno", dijo una alta fuente militar.
Los comandantes que controlaban a las autoridades provinciales, distritales y locales son reemplazados por militares retirados de rango medio. Más de 1.000 comandantes fueron obligados a retirarse a comienzos de este año.
La intención de estos cambios, según los analistas, es preparar al ejército para la próxima fase de la reforma política y la introducción del gobierno civil, de acuerdo con el plan de Than Shwe para asegurarse la aprobación del proyecto de Constitución en un referendo y preparar el terreno para las elecciones en los próximos dos años.
"Than Shwe pensó todo para mejorar la eficiencia del gobierno y fortalecer el control de las autoridades sobre la población, ante la transición hacia el llamado gobierno civil y para ganar las elecciones bajo la nueva Constitución", dijo a IPS Win Min.
Los cambios en el gobierno y el ejército serán los más dramáticos desde que el ejército tomó el poder en un golpe de Estado en 1962.
Pero puede ser demasiado tarde para frenar la frustración de la población.
"El pueblo birmano está sufriendo como nunca antes", dijo un economista birmano. "Los aldeanos de todo el país tienen cada vez más dificultades para alimentar a sus familias."
La reciente manifestación de alrededor de 30 personas en Rangún —inusual en Birmania, desde las masivas manifestaciones prodemocracia de 1988— es un síntoma más de la frustración que sienten los más pobres del país.
Algunos de los carteles que portaban los manifestantes decían "Abajo los precios" y "Esta es la causa del pueblo".
"Representamos a 52 millones de personas", dijo uno de los organizadores de la marcha a un periodista extranjero cuando se le preguntó quién estaba detrás de la protesta.
Al mismo tiempo, en Rangún hay una nueva ola de activismo. Ex diplomáticos, académicos, funcionarios públicos e incluso ministros se reúnen regularmente para discutir sobre la situación del país. Están cada vez más preocupados por la falta de cambios.
"No se puede continuar así indefinidamente", dijo un diplomático occidental en Rangún.
Los adivinos, que habitualmente tienen la última palabra en Birmania, pronostican un cambio para este año.
"Hasta septiembre es el año de los generales; después será el año del pueblo", aseguró a IPS un prestigioso astrólogo de Rangún.