Apoyado en la cooperación internacional, el gobierno de Nicaragua se dispone a combatir el hambre a partir de mayo, como parte de un ambicioso plan para convertir a los más pobres de este país en pequeños agricultores.
De los 5,4 millones de nicaragüenses, 46,2 por ciento eran pobres en 2005, lo que equivalía a 2,4 millones de personas, de las cuales 1,7 millones vivían en zonas rurales, afirma el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD).
Orlando Núñez, director del Programa Hambre Cero propuesto por el gobierno del sandinista Daniel Ortega, indicó que su costo inicial es de 50 millones de dólares.
Ese dinero saldrá de fondos públicos liberados del pago de la deuda externa, recién condonada por el Banco Interamericano de Desarrollo, así como de donaciones de países cooperantes, y de la ayuda internacional procedente de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el Banco Mundial.
Estos apoyos se sumarán a los esfuerzos de este país centroamericano dirigidos al cumplimiento de los Objetivos de Desarrollo del Milenio (ODM) —los ocho compromisos asumidos en 2000 por todas las naciones de la ONU para ser alcanzados en 2015— y en especial el primero de ellos: reducir a la mitad la proporción de personas viven en la indigencia y que padecen hambre.
En Nicaragua, la indigencia o pobreza extrema afecta a 15 por ciento de la población, según estimaciones del PNUD.
El programa se iniciará en las comunidades rurales occidentales sobre el océano Pacífico, así como en las regiones más aisladas de la Costa Caribe, donde se registran los índices más altos de pobreza y hambre, según explicó a IPS el director del Programa Hambre Cero, nombre tomado del brasileño Fome Zero.
El plan contará con el apoyo de más de 500 organizaciones no gubernamentales que trabajan en el campo y aceptaron participar, y en coordinación con el gubernamental Consejo de Seguridad y Soberanía Alimentaria, que ejecutará el programa.
Según el funcionario, la iniciativa se propone reducir gradualmente la pobreza que afecta a 67,9 por ciento de la población rural del país, con asistencia productiva, educativa y de salud que el gobierno entregará anualmente a más de 15.000 familias durante cinco años, hasta alcanzar la cifra de 100.000 personas beneficiadas.
El programa despuntará en mayo con la distribución de "bonos productivos" a las familias campesinas, consistentes en "paquetes" de granos y animales de granja, como cerdos, vacas y aves de corral, con los que se espera tengan una fuente propia de alimentos y un excedente para la venta.
"La idea es capitalizar a las familias con bienes como ganadería mayor y menor, semillas, biodigestores (de residuos orgánicos) para producir gas, y también brindarles asistencia técnica y entrenamiento", dijo Núñez.
Según el funcionario, el programa Hambre Cero pretende combatir la desnutrición que afecta a 27 por ciento de la población, con medidas de atención especial materno-infantil que serán ejecutados por el Ministerio de Salud. Pero se trata apenas de un componente de un proyecto social más ambicioso del gobierno iniciado en enero por el Frente Sandinista de Liberación Nacional, dijo.
Las autoridades cuentan además con la asistencia que el PMA brinda desde tiempo atrás con fondos de países cooperantes como Japón, que anunció una donación de un millón de dólares para combatir el hambre en Nicaragua.
El PMA continuará ejecutando un plan de apoyo nutricional a 400.000 escolares, mujeres embarazadas y madres lactantes.
Managua tendrá además respaldo del Banco Mundial, cuya vicepresidenta para América Latina y el Caribe, Pamela Cox, se comprometió en febrero con el presidente Ortega a respaldar el combate a la pobreza con préstamos de unos 50 millones de dólares anuales en condiciones blandas.
El programa alimentario del gobierno incluye la creación de cooperativas agrícolas y el tendido de una red comercial para distribuir productos básicos a bajos precios, a la que las autoridades piensan sumar pequeños establecimientos comerciales de las ciudades y los 70 centros instalados en zonas rurales para vender abono procedente de Venezuela.
"Es una experiencia mercantil que está funcionando bien en Venezuela y que nosotros aquí vamos a comenzar a implementar con las cooperativas de producción", dijo Núñez, quien detalló que a través de las redes de abastecimiento, el gobierno se propone distribuir un millón de cilindros de gas butano de uso doméstico, adquiridos a precios preferenciales de Venezuela, para frenar la tala de árboles para usar su madera como combustible.
"La idea del proyecto es integral", pues no consiste solamente en satisfacer las necesidades alimentarias de las comunidades más pobres, sino también de dotarlas de entrenamiento e insumos para que puedan sustentarse y generar ingresos, cuidando el ambiente, dijo Núñez.
Un informe de 2004 del Ministerio de Salud señaló que la mitad de la población no llega a consumir las 2.200 calorías diarias que la Organización Mundial de la Salud establece como básicas para una buena salud.
Ese dato llevó al coordinador residente del sistema de las Naciones Unidas en Nicaragua, Alfredo Missair, a pedir a las autoridades una atención de urgencia a los problemas de la desnutrición, al tiempo que anunció un proyecto para reducir el hambre en 50 municipios del país.
Víctor León, oficial de proyectos de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), dijo a IPS que 27 por ciento de la población padecen subnutrición, es decir no consumen la cantidad necesaria de alimentos para mantenerse sanos y productivos en el ámbito laboral y educativo.
Esta cifra, revelada en un documento de la FAO publicado en octubre, representa la proporción más alta de América Central. La subnutrición en Guatemala se acerca a 24 por ciento, en Honduras a 22 por ciento, en Panamá a 26 por ciento, en El Salvador a 11 por ciento y en Costa Rica es de cuatro por ciento.
Según León, ésa es una debilidad social debido a las incapacidades físicas y mentales que dispara en un porcentaje similar de población.
Datos del Censo Nacional de Talla de 2004, elaborado por el Ministerio de Salud, indican que "30 por ciento de la niñez nicaragüense entre cero y nueve años ya tiene un retraso en la talla de crecimiento, esto es irreversible", citó el funcionario de la FAO, quien agregó que ese tercio de menores ya perdieron ciertas capacidades físicas y mentales por lo que están en desventaja a la hora de solicitar un empleo.
Con todo, León destacó una mejoría pequeña mejoría, pues la población mal alimentada pasó de 30 por ciento en 2000 a 27 por ciento en 2006.
No obstante, León consideró "poco probable" que Nicaragua alcance a tiempo el primer ODM, pues tendría que reducir la proporción de personas en extrema pobreza a 9,7 por ciento en 2015.