REPÚBLICA DOMINICANA: Zonas francas hacen agua

Los industriales de zonas francas dominicanas aguardan impacientes la entrada en vigor del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos y América Central (DR-Cafta, por sus siglas en inglés), como tabla de salvación de la progresiva debacle del sector.

En la tercera semana de febrero, el cierre de dos empresas instaladas en zonas francas de Santiago de los Caballeros, 155 kilómetros al norte de Santo Domingo, determinó el despido de 15.000 trabajadores.

"Otras empresas quebrarán en el corto plazo" y "despedirán a sus empleados", si el acuerdo comercial no entra en vigor y el gobierno no adopta otras medidas urgentes, sostuvo el 20 de este mes un comunicado de la Asociación Dominicana de Zonas Francas (Adozona).

Las maquilas —fábricas que producen con insumos importados, libres de aranceles y/o impuestos para reexportar a otros mercados y comprendidas en el régimen dominicano de zonas francas— vienen dando tumbos en los últimos años.

Desde 2004, 19 empresas han suspendido sus operaciones en Santiago, la segunda ciudad del país, causando más de 27.000 despidos, según Fernando Capellán, presidente del Grupo M, que emplea a más de 11.000 personas.

El año pasado, las zonas francas contaban con 141.490 puestos de trabajo, según datos oficiales. De estos, 74.899 correspondieron a mujeres y 66.591 a hombres. En 1997, el sector empleaba a 182.174 personas, 57 por ciento mujeres y 43 por ciento hombres.

Adozona reclama la vigencia inmediata del DR-Cafta, que "han estado demorando desde hace ya más de un año", pues estaba prevista para enero de 2006, después de varias postergaciones.

"Empresas que contaban con ese nuevo marco como parte de su estrategia de sobrevivencia ya están cerrando y otras se encaminan a lo mismo, al verse frustradas sus expectativas", sostuvo la organización empresarial.

Cuando entre en vigor para este país el DR-Cafta, del que también forman parte El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Costa Rica (único que aún no la ratificado), se abrirá el mercado estadounidense a los bienes producidos en zonas francas.

En cuanto a los textiles, cesará el uso exclusivo de hilaza procedente de Estados Unidos, pues se podrá emplear materia prima dominicana o de los países centroamericanos parte del acuerdo, y se permitirá "desteñir, tintar y acabar" tejidos exportables al mercado estadounidense, un procedimiento ahora vedado.

El embajador de Estados Unidos en República Dominicana, Hans Hertell, dijo el viernes 23 que Washington podría anunciar en cualquier momento la puesta en marcha del DR-Cafta.

"Estamos pendientes de que en los próximos días se anuncie la fecha exacta en que deba entrar en vigencia", pero, "obviamente, sujeto a que no surjan otros temas que de alguna manera puedan obstaculizar el histórico acuerdo", dijo.

Washington ha mantenido en suspenso el tratado debido a la intención de la compañía petrolera Chevron de elevar su cuota de participación en el mercado dominicano de transporte de combustible, con el rechazo de los transportistas locales.

Tras un acuerdo entre Santo Domingo y Chevron, ésta se comprometió a mantener su cuota hasta 2008.

En un discurso el martes 27, con motivo del día de la independencia nacional, el presidente Leonel Fernández dijo que el acuerdo podría entrar en vigencia la próxima semana.

Lo cierto es que las compañías asentadas en los 57 parques industriales que funcionan bajo diferentes regímenes especiales sufren por otros factores, como la liberalización internacional del mercado textil, que determinó la preponderancia de los productos asiáticos más baratos en el mercado estadounidense, y la caída del valor del dólar.

En las zonas francas, que gozan de algunas exenciones impositivas, están instaladas 556 empresas, sobre todo textiles, pero también tabacaleras, de calzado, de electrónica, joyería y agroindustrias. En 2006, sus ventas al exterior sumaron 3.869 millones de dólares, la tercera fuente en cuanto a ingresos de divisas, detrás de las remesas de residentes en el extranjero y del turismo.

Pero esas ventas, "que representan 70 por ciento de las exportaciones totales, registraron durante 2006 una reducción de 243 millones de dólares (respecto de 2005), debido fundamentalmente al descenso en el valor de las exportaciones de manufacturas textiles", indica un informe del Banco Central.

En la legislatura que se inicia este martes 27, el Senado estudiará un proyecto que había sido enviado por el Poder Ejecutivo para eximir a las industrias del pago del Impuesto de Transferencias de Bienes y Servicios y del Impuesto Sobre la Renta y Aranceles, que beneficiará a las zonas francas.

"La medida se pretende para favorecer los niveles de competitividad de dichas empresas, teniendo en cuenta que las mismas son fuentes generadoras de empleos directos e indirectos", afirma la carta con la que el presidente Leonel Fernández remitió el proyecto al parlamento.

"Hace un par de semanas nos reunimos con empresarios del sector zonas francas, y nos comprometimos a reintroducir el proyecto que busca liberarlos de impuestos para hacerlos más competitivos", dijo a IPS el senador Reynaldo Pared Pérez, presidente de la cámara alta.

El proyecto intenta favorecer al sector textil instalado en zonas francas con un abanico más amplio de facilidades, pero también abarcaría a industrias del ramo que operan fuera de esos parques.

Adozona alega que la debacle de la competitividad se debe asimismo a la sobrevaluación de la moneda nacional frente al dólar (que se cotiza a 33 pesos dominicanos) y a la inundación de productos textiles asiáticos.

Los empresarios reconocen que devaluar la moneda nacional exigiría al gobierno la búsqueda de más recursos para pagar la deuda externa y las importaciones petroleras, y tendría un impacto social y económico negativo.

En 2006, la factura petrolera fue de 2.788 millones de dólares y los pagos de deuda sumaron 1.800 millones de dólares, según el Presupuesto General de Gastos Públicos.

Algunos sectores entienden que el modelo industrial en zonas francas está llegando a su fin en este país, mientras otros se refieren a la necesidad de un cambio en el concepto de negocio si se pretende afrontar a los competidores asiáticos.

Así lo entiende el secretario (ministro) de Trabajo, José Ramón Fadul: "Deben variar su visión sobre lo que es una empresa de ese tipo, para que todo pueda volver a la normalidad", dijo.

Para Issachard Burgos, presidente de la Confederación Dominicana de la Pequeña y Mediana Empresa, el futuro de las zonas francas en el país es relativamente corto. "No podrán competir con otras regiones en constante crecimiento", dijo a IPS.

Desde ahora el gobierno debe poner todos sus esfuerzos en desarrollar las pequeñas y medianas empresas, "porque ahí está el futuro de la mano de obra dominicana", añadió.

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