«Democracia militar» es como el vicepresidente de Nigeria, Atiku Abubakar, califica indignado al proceso para elegir en abril al sucesor del presidente Olusegun Obasanjo.
Abubakar está convencido de ser la persona adecuada para ocupar el lugar del actual mandatario, en cuya administración se desempeñó dos veces como vicepresidente desde 1999.
Él asegura que Obasanjo, un general retirado del Ejército, está usando tácticas militares para hundir sus aspiraciones. "Estamos tratando con un dictador", dijo durante la campaña.
Ambos protagonizan lo que muy probablemente sea el mayor enfrentamiento entre un jefe de Estado y su segundo en el gobierno en la historia de este país africano. En una entrevista a un diario, Abubakar reconoció a qué grado llega la disputa: "No nos hemos dirigido la palabras en los últimos tres meses", dijo.
El enfrentamiento entre Obasanjo y Abubakar llegó a su punto máximo el año pasado, cuando el último lideró un movimiento opositor a una enmienda de la Constitución que le habría permitido al primero buscar la reelección por tercer período consecutivo.
Contrariamente a lo que se esperaba, Obasanjo fracasó en su intento pero ello no facilitó las pretensiones presidenciales de Abubakar. En los últimos meses, el gobierno ha puesto un obstáculo tras otro en la carrera del vicepresidente.
En primer lugar, fue acusado de mala administración del Fondo Petrolero para el Desarrollo Tecnológico, que estaba bajo su supervisión.
Luego, Abubakar fue suspendido por tres meses del gobernante Partido por la Democracia del Pueblo (PDP), lo que le privó de participar en las elecciones internas primarias.
Sin ser intimidado, Abubakar abandonó el partido para postularse y ganar las primarias del opositor Congreso de la Acción. El presidente y su vice ahora están en partidos opuestos.
"Esto es bueno para la democracia y para los cheques y balances del gobierno, porque por primera vez tenemos a alguien en el gobierno que puede pararse para cuestionar las acciones del presidente", sostuvo el politólogo Jire Afolabi, de Lagos.
El partido gobernante ya estudia medidas legales para sacar del cargo a Abubakar. La Constitución de Nigeria establece que tanto el presidente como su vice deben pertenecer a la misma fuerza política. Esta es una de las tantas batallas legales entre Abubakar y el PDP, controlado por Obasanjo.
Bode Olufemi, activista prodemocrático, expresó preocupación sobre las tácticas empleadas en la batalla dentro del gobierno.
"Por los tácticas usadas te preguntas si existe una verdadera democracia. Lo que estamos viendo es al hombre con el mayor poder combatiendo al que tiene menos en nombre de la democracia", afirmó.
El presidente Obasanjo niega que su enfrentamiento con Abubakar sea una represalia por la oposición de éste a sus planes reeleccionistas, y asegura que se trata de una lucha contra la corrupción.
"El número dos de este país está peleando la lucha de su vida debido a la corrupción que lo rodea y que está sobre él", dijo el mandatario a un grupo de periodistas estadounidenses que visitaron Nigeria.
Sin embargo, la justicia rechazó dos imputaciones de corrupción contra Abubakar.
Y ahora es el vicepresidente quien responde con cargos de corrupción contra el gobierno de Obasanjo, a quien acusa de haber aprobado compras de armas por más de 2.000 millones de dólares para usarlas contra los movimientos de la región del Delta del Níger que demandan una participación en las ganancias del petróleo extraído de sus tierras.
Abubakar prometió canalizar fondos para el desarrollo de esa zona si es elegido presidente.
Si Obasanjo entrega el poder a otro gobierno civil en abril, como está previsto, será el primer traspaso democrático del país. La democracia siempre fue interrumpida por golpes militares en Nigeria desde su independencia de Gran Bretaña en 1960.
Pero la campaña hacia las elecciones generales de abril se ha caracterizado por la violencia y los asesinatos políticos. "Hay tensión en la tierra", dijo Godwin Tonjo, del Delta del Níger, una de las regiones más afectadas por la crisis.
Muchos ven estos enfrentamientos políticos, y en especial la disputa entre Obasanjo y Abubakar, como una severa amenaza a la democracia. "Los dos tienen un gran respaldo popular, y esto es muy peligroso para el país", afirmó Olufemi.
El presidente Obasanjo es un cristiano del sur, y es posible que el poder sea traspasado este año a los musulmanes, que predominan en el norte.
Hay 27 candidatos presidenciales, pero muchos creen que los principales contendientes son tres musulmanes del norte: Abubakar, del Congreso para la Acción, Umaru Musa Yar'Adua, del gobernante PDP, y Muhammadu Buhar, del Partido de Todo el Pueblo de Nigeria.
La figura del presidente tiene mucho peso, por lo que Obasanjo cuenta con más apoyo en el PDP que Yar'Adua, gobernador de Katsina, uno de los 12 estados que se rigen bajo la "shariá" o ley islámica, que establece castigos como la pena de muerte por lapidación y la amputación de miembros de los criminales.
Muchos han expresado preocupación por la candidatura de Yar'Adua. (FIN/IPS/traen-rp/af ip/07)