La revuelta de la comunidad madhesi, en las llanuras de Nepal, obligó al gobierno revolucionario a comprometerse a reformar la estructura del Estado para distribuir mejor el poder, en beneficio de los excluidos.
El nuevo Estado nepalés será federal, y no, como ahora, centralista. Se crearán, además, nuevos distritos electorales para reflejar el crecimiento de la población de ciertas comunidades, anunció el primer ministro Girija Prasad Koirala en un discurso televisado.
Los madhesi constituyen 36 por ciento de la población de esta nación de Asia meridional, situada entre China e India, pero apenas les corresponden 15 por ciento de los escaños del parlamento.
Las mujeres, los indígenas y los dalits (los "intocables" del estricto régimen de castas hindú) son los otros grupos excluidos de la sociedad dominada por los hombres de castas superiores.
"Trabajamos en el diseño de una nueva estructura estatal, donde los ciudadanos de todas las razas, castas y de todos lados esté representada. Todos ellos desempeñarán un papel responsable en la construcción de la nación", declaró Koirala.
El primer ministro encomendó el diálogo con los madhesi al Ministerio del Interior.
Pero es poco probable que esa retórica calme a los manifestantes nepaleses excluidos que desde hace 12 días protestan desde las llanuras.
Tres grupos étnicos realizan una huelga de tres días en las montañas orientales de esta nación del Himalaya, a partir del miércoles, en defensa de su autonomía y de su derecho a la autodeterminación.
Los anuncios de Koirala enardecieron a los activistas de los partidos políticos en algunas partes de la terai (región de llanuras), según informó este jueves el diario The Himalayan Times.
"Decir que los distritos electorales se basarán sobre el aumento de población es simplemente un intento de engañar a los madhesi", señaló Bhagya Nath Gupta, del Foro por los Derechos de los Madhesi, que encabeza las protestas.
Manifestantes habrían matado a puñaladas a un policía el miércoles de tarde en el asalto a un puesto policial cerca de la sudoriental ciudad de Biratnagar, según versiones de prensa, y también habría fallecido un activista en el contraataque de las fuerzas de seguridad.
Biratnagar está bajo toque de queda desde el martes de tarde, tras la muerte de un manifestante en un choque con la policía.
"No se celebrarán elecciones sin resolver este asunto. El movimiento no desaparecerá porque todos los que vivimos aquí (en Katmandú) iremos a las llanuras para apoyarlo", advirtió Vijay Kant Karna, presidente de Jaghrit Nepal, organización que defiende los derechos de los madhesi.
Mientras el gobierno promete la consagración de un Estado federal, Karna dijo a IPS que los activistas ya tienen un modelo específico en mente, según el cual todos los ministerios se trasladarían a los estados, excepto Finanzas, Relaciones Exteriores y Defensa.
"Queremos un sistema federal en que todos los grupos étnicos puedan construir sus estados a su manera ", explicó.
El maoísta Partido Comunista de Nepal, que hasta su integración al gobierno interino estuvo enfrentado con las fuerzas de seguridad en una guerra civil de 10 años, introdujo la discusión sobre federalismo y autonomía cuando dividieron al país en nueve regiones autónomas según las etnias predominantes en cada una de ellas.
También les prometieron derecho a la independencia si no acordaban con el gobierno su integración a un Nepal federal.
Los maoístas desconfían de la autenticidad del actual alzamiento madhesi, el que atribuyen a monárquicos descontentos y a activistas hindúes.
Una de las primeras medidas tomadas por el parlamento, restaurado tras el "movimiento popular" de abril contra el absolutismo del rey Gyanendra, fue declarar al antiguo Reino de Nepal un Estado secular.
La mayoría de los políticos afines al gobierno también minimizaron los reclamos de los madhesi y señalaron que hay "elementos retrógrados" que actúan en las sombras para restablecer todo el poder para la corona.
Tres ministros del régimen absolutista del rey Gyanendra fueron detenidos el martes por instigar a la violencia en la región de la terai y el miércoles se ordenó su detención por tres meses, en el marco de la Ley de Seguridad Pública.
La revuelta se desató cuando afiliados al Partido Comunista de Nepal supuestamente asesinaron a un madhesi integrante de un grupo que pretendía llevar adelante una huelga de transporte contra la constitución provisoria aprobada el 15 de enero.
Desde entonces murieron ocho personas, cientos más sufrieron heridas y las huelgas paralizaron el tráfico comercial entre las llanuras y Katmandú, en las colinas centrales, y las remotas regiones montañosas.
La aprobación de la constitución en la asamblea legislativa fue un acontecimiento memorable para sus 73 integrantes maoístas, hace nueve meses considerados "terroristas".
La participación de los ex insurgentes quedó asegurada por el acuerdo de paz firmado con el gobierno en noviembre.
Los maoístas se habían aliado a los principales partidos políticos en contra del rey Gyanendra, quien había recurrido a las fuerzas armadas para usurpar todo el poder político el 1 de febrero de 2005.
El monarca se vio obligado a restaurar el parlamento y abrir paso a un gobierno integrado por sus opositores a causa de la presión de cientos de miles de manifestantes que salieron a las calles de Nepal.
El gobierno interino se comprometió a organizar para junio una asamblea constituyente a cargo de redactar una carta política definitiva. Pero los disturbios ponen en riesgo el "ambiente seguro" necesario para el proceso.
"Es esencial redefinir a Nepal. Somos plurilingües, multiculturales y practicamos varias religiones, pero en un solo país", apuntó Karna. (FIN/IPS/traen-vf-mj/ml/rdr/ap ip pr hd/07)