HUNGRÍA: Sube la tensión política

El enfrentamiento político se hace insoportable en Hungría. Ninguno de los grandes campos partidarios, el oficialismo socialista y la oposición derechista, ensaya un acercamiento, mientras las reformas económicas no dan frutos y cae la popularidad de la dirigencia.

Al tirar las barreras que protegían el parlamento ante posibles protestas, los 150 diputados de la opositora Unión Cívica (Fidesz) recordaron al gobierno de Hungría la tensión social existente.

Los representantes de la nacionalista y conservador Fidesz alegaron que las vallas atentaban contra la democracia, pues impedían desde hace meses que los manifestantes se congregaran en ese lugar cargado de simbolismo.

Tras conocerse la noticia, cientos de personas llegaron hasta el lugar y trataron en vano de impedir que la policía reinstalara la barrera.

El gobierno socialista calificó la acción del 2 de este mes de "ilegal" y advirtió que sentaba un precedente negativo.

La policía, que detuvo a una docena de manifestantes, pidió que se presentaran cargos contra el grupo de diputados que incluye al líder de ese partido, Viktor Orbán, primer ministro húngaro entre 1998 y 2002.

Desde que el régimen comunista convocó por primera vez elecciones democráticas y multipartidarias en 1990, Hungría ha visto alternarse gobiernos derechistas y socialistas, con un electorado continuamente insatisfecho por el costo social de la transición al capitalismo.

"Fuimos pacientes, pero llegó el momento de que los parlamentarios den ejemplo de democracia", declaró Orbán a la prensa. La barrera, agregó, violaba el derecho de reunión.

La popularidad de los políticos ha llegado a su sima histórica, a la vez que aumenta el descontento en este país de 10 millones de habitantes que sufren las consecuencias de uno de los ajustes económicos más duros del poscomunismo europeo.

Las reformas presupuestales elevaron el costo de los servicios de salud y educación y dificultaron las actividades del Estado. Además, se dispusieron aumentos de impuestos y de los precios de la energía.

El primer ministro socialista Ferenc Gyurcsány señaló que las medidas más importantes se tomarán este año y que sus efectos se notarán en 2008.

"En las últimas semanas, el gobierno tomó la iniciativa en diversos discursos. Habló de todo lo que quiso, en especial de las reformas, pero la intervención de Fidesz nos retrotrajo" a las protestas del año pasado, dijo a IPS Attila Gyulai, del independiente Instituto Capital Político.

La ira popular contra los políticos explotó en el pasado otoño boreal, luego de que la televisión difundiera imágenes filmadas clandestinamente de Gyurcsány admitiendo, en privado y ante miembros de su partido, haber mentido acerca de la situación del presupuesto para ganar las elecciones parlamentarias de 2006.

El primer ministro pretendía en esa ocasión que los miembros de su propio partido reconocieran la necesidad de introducir serios cambios políticos. Pero la oposición interpretó su discurso secreto como una demostración de cinismo.

En las semanas siguientes, Hungría vivió los peores disturbios desde 1956. Simpatizantes de extrema derecha exigían la renuncia del primer ministro, muchas veces en forma violenta.

Gyurcsány se negó a renunciar y a hacer cambios en su gabinete. Luego, logró el voto de confianza del parlamento.

"En este país, legalidad equivale a legitimidad. Quienes detentan el poder creen que sólo la ley puede refrenar sus acciones, lo que sería bueno para un ciudadano común, pero es muy malo para los políticos", dijo a IPS el sociólogo Ferenc Hammer.

La población parece haber sido sometida a una suerte de terapia de electrochoque político. "Fue como una vacuna. Ahora la sociedad es un poco más cínica", apuntó Hammer.

La opción partidaria sigue determinando la visión política de la mayoría de la gente, pero "algunos sostienen que los disturbios los obligaron a tomar una postura y que se viene un momento de reflexión", consideró el sociólogo.

Pero eso "puede sonar un poco idealista, pues otros creen que no cambió nada, aunque yo no lo desecharía por completo", añadió.

Tanto el gobierno socialista como la opositora Fidesz resultaron perjudicados por los disturbios. Circulan versiones sobre el descontento de muchas figuras del partido conservador, que estarían dispuestos a enfrentarse con el hasta ahora indiscutible Orbán.

La última acción de Orbán fue "una señal para los votantes y para la oposición interna", con el objetivo de "mantener unidos a sus partidarios y a la extrema derecha", dijo a IPS Gyulai.

Algunos extremistas suelen simpatizar con Fidesz, pero otros quedaron decepcionados con las protestas de otoño porque Orbán "no llegó tan lejos como ellos pretendían", indicó el analista político.

A pesar del descontento y del elevado desempleo, que llegó a 7,5 por ciento de la fuerza de trabajo en 2006, la marca más alta desde 1998, Fidesz no logró convencer ni a sus propios seguidores de que tiene una alternativa viable a las reformas formuladas por el gobierno socialista, a las que se opone con vehemencia.

Gyurcsány aprovechó la oportunidad y publicó en la prensa un texto en el que se disculpa por sus palabras del año pasado, a las que calificó de error político.

Pero continúa la aversión absoluta entre ambos campos políticos.

Los seguidores del Fidesz aumentan en permanencia y sus votantes tienen más confianza, mientras el electorado socialista se vuelve apático e indiferente, según diversas encuestas.

Pero la sociedad húngara tiene cierta inclinación hacia los asuntos políticos, en especial cuando se acercan las elecciones.

"Hay demasiada política partidaria en Hungría. Hay una ruptura entre derecha e izquierda. Incluso las revistas de pesca dividen a sus lectores según su orientación política", dijo Hammer a IPS.

"Cuarenta por ciento de la población no tiene una opinión formada, pero son el principal motor de una aplastante victoria electoral. Poco después del inicio de la campaña, esa gente se mezcla y un par de semanas antes de los comicios se puede ver una población extremadamente politizada", explicó Hammer. (FIN/IPS/traen-vf-mj/zd/ss/eu ip/07)

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