Al crear un tribunal informal para «juzgar» crímenes de guerra en Iraq, Líbano y Palestina, el ex primer ministro de Malasia, Mahathir Mohamad, reavivó malos recuerdos de su propio gobierno represivo.
Mahathir, quien rigió con mano de hierro los destinos de su país entre 1981 y 2003, anunció la formación del tribunal en una conferencia de tres días convocada por él mismo en la capital malasia.
Pero, pasada una semana del anuncio, funcionarios avergonzados e indignados defensores de los derechos humanos aún no se acostumbran a la idea de que Mahathir se encuentre en su mismo bando. Y nada indica que vayan a acostumbrarse.
En la conferencia, Mahathir señaló al presidente de Estados Unidos, George W. Bush, al primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, y al de Australia, John Howard, , como criminales de guerra que deberían ser juzgados y castigados.
Además, aplaudió la "resistencia" en Iraq y declaró que el único modo en que Estados Unidos se retire de ese país es que más soldados vuelvan al país norteamericano en sacos mortuorios.
Algunos malasios dicen que su ex gobernante no es adecuado para juzgar a otros, otros lo consideran un "matón de aldea" que grita para llamar la atención y sus partidarios lo ven como un héroe que se atreve a enfrentar a la única superpotencia del mundo.
En cartas a la prensa y en Internet, los malasios debaten ferozmente sobre el valor del tribunal y sobre la capacidad de Mahathir para dirigir la iniciativa.
El propio gobierno de Malasia se apresuró a distanciarse de las rotundas e incluso escandalosas declaraciones de Mahathir.
El canciller Syed Hamid Albar dijo que la conferencia y el tribunal eran "esfuerzos independientes" del ex primer ministro, que se retiró luego de 22 años de régimen autoritario, durante el cual Malasia dejó de ser un país atrasado para convertirse en una potencia industrial.
"No creo que nuestros lazos con Estados Unidos y Gran Bretaña se vean perjudicados", dijo Hamid a la prensa local.
Los periódicos de Malasia le restaron importancia a la "retórica antiestadounidense" de la conferencia a la que asistieron unas 3.000 personas, incluidos pacifistas extranjeros, escritores, abogados y jueces.
Como otros tribunales informales para juzgar crímenes de guerra, el de Kuala Lumpur es simbólico y carece de autoridad legal para citar individuos o imponer sanciones. Su creador se propone procesar demandas de iraquíes y palestinos contra Bush, Blair, Howard y el ex primer ministro de Israel Ariel Sharon, quien desde enero de 2006 se encuentra en coma.
Mahathir dijo que el tribunal era necesario como alternativa a la Corte Penal Internacional para crímenes de guerra y genocidio con sede en La Haya, a la que acusó de tendenciosa en su selección de casos.
"El único castigo que teme la mayoría de los líderes es quedar en la historia con una determinada etiqueta pegada a ellos", dijo al cabo de la conferencia.
"No podemos arrestarlos, no podemos detenerlos y no podemos ahorcarlos como ahorcaron a (el ex presidente iraquí) Saddam Hussein (que gobernó entre 1979 y 2003), pero podemos etiquetarlos como criminales de guerra. Así es como la historia los recordará", enfatizó.
"Hay quienes que se toman el tribunal en serio. Esto no es un espectáculo", agregó. Pero quienes lo critican dicen exactamente lo contrario: se trata de un ardid político.
"La propuesta de un tribunal para crímenes de guerra en Kuala Lumpur es una farsa y convertirá a Malasia y a los malasios en el hazmerreír internacional", opinó Param Cumaraswamy, un respetado abogado y ex relator especial de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre la Independencia de Jueces y Abogados.
"Podría disuadir a inversores extranjeros respetables y creíbles de invertir en este país si nuestro sistema permite que semejante circo tenga lugar aquí", afirmó en una declaración.
Cumaraswamy dijo que el gobierno de Mahathir no firmó el Estatuto de Roma de la Corte Penal Internacional para juzgar crímenes de guerra y genocidio, acordado por la mayoría de los países de la ONU en 1998.
"Hasta ahora, el gobierno de Malasia no es signatario del Estatuto", aseguró. Los autores de varias cartas dirigidas al portal independiente de noticias Malaysiakini.com criticaron no tanto la idea de un tribunal de crímenes de guerra como el hecho de que Mahathir lo presida.
"Un tribunal debería ser imparcial y tener miembros con antecedentes intachables y con autoridad moral", señaló un lector anónimo en una carta, cuyo remitente acusó a Mahathir de convertir a su gobierno en una "dictadura".
"Él arruinó las instituciones democráticas en Malasia a tal grado que llevará generaciones restaurarlas", manifestó.
El mismo acusó a Mahathir de ignorar el "genocidio en Timor Oriental, apoyando a la junta en Myanmar (nombre que los militares gobernantes dan a Birmania), a (Augusto) Pinochet en Argentina (sic, debería decir Chile) y a Robert Mugabe en Zimbabwe".
"Las manos del doctor Mahathir no están limpias", dijo el abogado experto en derechos humanos P.Uthayakumar. "La formación de la comisión es excelente y nosotros la respetamos y la alentamos, pero es embarazoso que el doctor Mahathir la presida", dijo en una declaración escrita.
La política exterior de Mahathir se caracterizó por su dureza hacia Israel y los judíos en general. Culpó a los judíos por el colapso del ringgit, la moneda malasia, durante la crisis financiera asiática de 1997.
En el discurso que pronunció en ocasión de su retiro de la actividad política, acusó a los judíos de controlar Estados Unidos y de desatar guerras en todo el globo con fines de dominación política y de acceso a los recursos naturales.
Sin embargo, las críticas más duras contra Mahathir se refieren al arresto de su ex viceprimer ministro, Anwar Ibrahim, y al maltrato que recibió en la cárcel.
Anwar pasó seis años preso por sodomía y abuso de poder. Él asegura ser inocente de los dos cargos. El público y la prensa no tuvieron acceso al juicio.
Las condenas de Anwar fueron anuladas en 2004, luego que Mahathir dejó el poder y el ex vicepresidente fue liberado por el tribunal supremo.
Muchos malasios ven con beneplácito el establecimiento del tribunal de crímenes de guerra que, sostienen, elevó el perfil del país internacionalmente.
"Pero no queremos que esta comisión siga el camino de otros tribunales de crímenes de guerra establecidos en Turquía en 2005 y en Bruselas en 2006", dijo un activista por los derechos humanos.
El tribunal de Kuala Lumpur está integrado por un panel de nueve miembros, la mayoría malasios, y liderado por el ex juez Abdul Kadir Sulaiman.
Muchos participantes extranjeros en el seminario creen que el tribunal podría arrojar algún resultado concreto por ser liderado por Mahathir, un político.
"Conferencias anteriores normalmente eran académicas, teóricas y de activistas. Nunca pasa nada. Solamente hablan. Pero esta es diferente", dijo la escritora Kathryn Dyer.
Otros sintieron que los tribunales populares eran necesarios porque las instituciones internacionales eludían responsabilidades y fallaban en lo humano.
"Nosotros, el pueblo, deberíamos hallar maneras de revertir este fracaso", dijo Hana Al-Bayaty, editora jefa del semanario Al-Ahram en Iraq.
"Es un trabajo necesario. Es la clase de trabajo que presionará a las instituciones internacionales a desempeñar las funciones para las que fueron fundadas y que no están haciendo", declaró la ex legisladora estadounidense Cynthia McKinney.
"El doctor Mahathir es admirable, necesario y competente. Este tribunal no va a abandonar su tarea", dijo Mc Kinney. ***** +DERECHOS HUMANOS-MALASIA: ¿Quién pone el cascabel a la policía? (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=36426) +DERECHOS HUMANOS-MALASIA: Cárcel y azotes por trabajar gratis (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=33890) (FIN/IPS/traen-js-mj/mj/bk-rdr/MM AP ip hd/07)