COREA DEL NORTE-EEUU: ¿Quién da el primer paso?

Las arduas negociaciones para terminar con la crisis nuclear de Corea del Norte, patrocinadas por China, no han resultado alentadoras, a pesar de que algunos aguardaban un acuerdo histórico.

El optimismo que acompañó el jueves el inicio de las conversaciones se esfumó el fin de semana, cuando quedó en evidencia que Corea del Norte exigía una enorme asistencia energética como condición para clausurar su programa nuclear.

El nuevo obstáculo en este tortuoso camino es determinar cómo las naciones participantes en el diálogo se harán cargo de esa asistencia tras el cierre del principal reactor nuclear norcoreano.

Otro escollo es decidir cuál será el primer paso: la asistencia o la interrupción del programa nuclear.

"Es el viejo problema del huevo y la gallina. La clave es quién se comprometerá primero, si Corea del Sur o Estados Unidos", evaluó Li Dunqiu, experto en cuestiones de la península coreana de la Academia China de Ciencias Sociales.

La insistencia de Pyonyang en que "la asistencia sea lo primero, y luego la desnuclearización" fue una de las razones para la prematura interrupción anteriores negociaciones, también patrocinadas por Beijing.

Cuatro vecinos de Corea del Norte (China, Corea del Sur, Japón y Rusia) y Estados Unidos mantienen desde hace tres años un entrecortado diálogo multilateral con Corea del Norte, con la esperanza de convencer al régimen de Kim Jong-II de renunciar a sus aspiraciones armamentísticas nucleares.

Pero Pyonyang apuesta su arsenal para reclamar asistencia y garantías de seguridad y, por lo tanto, no ha dado ningún paso hacia el desarme.

Por el contrario, realizó pruebas balísticas en julio y una detonación nuclear subterránea en octubre para arrancar más concesiones a China, su principal socio comercial, y a Corea del Sur, su mayor contribuyente de asistencia humanitaria.

Analistas consideran que las provocaciones de Pyongyang también obligaron a Washington a aceptar ciertas concesiones que antes se negaba a considerar, como mantener conversaciones bilaterales con el régimen de Kim Jong-Il, incluso sobre la congelación de fondos norcoreanos.

En 2005, Estados Unidos irritó a Corea del Norte al obligar al Banco Delta Asia, de la región administrativa especial china de Macao, a cesar sus negocios con el gobierno de Kim por denuncias de lavado y falsificación de dinero.

Pyongyang contraatacó boicoteando las conversaciones con sus cinco contrapartes hasta diciembre, lo que obligó a Washington a considerar la forma de levantar las sanciones.

Las negociaciones que Estados Unidos mantuvo el mes pasado con Corea del Norte en Berlín propiciaron el regreso del país asiático a la mesa de negociaciones.

El diario japonés Asahi, favorable a Pyongyang señaló el domingo que en ese intercambio Washington prometió levantar las sanciones económicas en 30 días si a cambio Corea del Norte daba el primer paso hacia el desmantelamiento en 60 días de su programa de armas atómicas.

Pero el representante estadounidense en las conversaciones, Christopher Hill, negó la existencia de un memorando firmado por él y el norcoreano Kim Hye-gwan en la reunión en Alemania.

Según la versión del acuerdo desmentida por Hill, Corea del Norte se había comprometido a cerrar su reactor nuclear en Yongbyon, 90 kilómetros al norte de la capital, y accedido a una inspección internacional a cambio de asistencia en materia humanitaria y energética.

Pero un borrador elaborado por China, y distribuido a todas las delegaciones al comienzo de la actual ronda de conversaciones, coincidió bastante con los términos del acuerdo manejados por la prensa.

El proyecto estipula que Corea del Norte congelaría sus principales instalaciones nucleares en dos meses a cambio de suministros alternativos de energía.

Mientras Estados Unidos pretende que Corea del Norte abandone de forma definitiva su programa nuclear, varios expertos señalan que Pyongyang insiste con la "congelación" de su capacidad atómica, medida que puede revertirse rápidamente en caso de que fracasen las negociaciones.

Esa situación se dio en 2002 cuando se frustró el Acuerdo Marco de 1994, entre el gobierno del entonces presidente estadounidense Bill Clinton (1993-2001) y el régimen de Kim Jong-Il. A la sazón, Pyongyang expulsó a los inspectores de la Agencia Internacional de Energía Atómica (AIEA).

En el marco de ese histórico acuerdo, Corea del Norte había acordado "congelar" su programa de armas nucleares a cambio de suministro gratuito de petróleo y la donación de dos reactores de agua ligera, a un costo de unos 4.500 millones de dólares.

"Comprendemos que no pueden hacer todo de una sola vez. Se requieren varios pasos y estamos dispuestos a darlos", declaró Hill el domingo.

"Queremos contribuir con su economía y, en especial, queremos ayudar al pueblo norcoreano, que ya ha sufrido bastante. Pero la forma de hacerlo es llevarlos a renunciar al armamento nuclear", añadió el negociador estadounidense.

Corea del Norte habría pedido una asistencia en materia energética equivalente a unos dos millones de toneladas de combustible al año, entre otros reclamos, a cambio de comenzar a desmantelar su programa nuclear.

Pero esa cifra supera ampliamente las 500.000 toneladas de combustible pesado previstos en el acuerdo de 1994, una "demanda excesiva", según el negociador japonés, Kenichiro Sasae.

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe