Violó todos los ritos diplomáticos en su afán por mejorar el precio del gas que exporta a Brasil, y lo logró. El presidente de Bolivia, Evo Morales, insistió, prolongó hasta este jueves la visita a su par Luiz Inácio Lula da Silva y como premio obtuvo además apoyo para proyectos de desarrollo.
Los acuerdos firmados entre ambos países representarán ingresos adicionales de cerca de 144 millones de dólares al año para Bolivia, estimó su ministro de Hidrocarburos, Carlos Villegas. Eso representaría 11,4 por ciento más que el total pagado por Brasil el año pasado, que alcanzó a 1.261 millones de dólares.
"Aproximadamente 100 millones de dólares" será por cuenta de una fórmula acordada para remunerar los llamados "gases ricos", mezclados al metano en el gas natural, adquiridos por la firma estatal Petróleo Brasileño (Petrobrás) por un contrato para suministro de hasta 30 millones de metros cúbicos diarios. El promedio del año pasado fue de 26 millones.
El acuerdo, a ser formalizado con un apéndice al contrato vigente desde 1999 y hasta 2019, prevé "desagregar" etano, gas butano (de cocina) y gasolina natural, por los cuales Petrobrás pagará los precios vigentes en el mercado internacional.
El pago adicional es incierto, pues depende de la proporción de esos gases ricos en el volumen importado por Brasil y de las cotizaciones internacionales "en el futuro" de un mercado inestable, matizaron el ministro de Minas y Energía de Brasil, Silas Rondeau, y el presidente de Petrobrás, José Sergio Gabrielli.
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El aspecto fundamental es que "el contrato queda intacto", destacaron los dos funcionarios. La preocupación de ambos es neutralizar o mitigar críticas de que la administración de Lula está haciendo demasiadas concesiones a países vecinos, especialmente donde gobierna la izquierda, como Bolivia y Venezuela, en desmedro de los intereses nacionales.
Los otros 44 millones de dólares por año adicionales que obtendrá Bolivia, según Villegas, provendrán del aumento de 1,19 dólares a 4,20 por millón de BTU (medida energética del gas) en la exportación de hasta 2,2 millones de metros cúbicos diarios de ese combustible a una central termoeléctrica de Cuiabá, capital del centro-occidental estado brasileño de Mato Grosso.
Se trata de un contrato independiente, ya que la planta pertenece a capitales privados extranjeros, pero el gobierno brasileño decidió promover el acuerdo. El costo adicional le tocará a la firma estatal Furnas, que adquiere la electricidad generada.
El precio de 1,19 dólares "era injusto", reconoció el canciller de Brasil, Celso Amorim. El alza entrará en vigencia el 15 de abril.
Pero sin duda la negociación más difícil fue la del contrato entre Petrobrás y Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB).
El gobierno de Morales pretendía que se aumentará de los 4,30 dólares actuales a cinco por cada millón de BTU, pero Petrobrás dejó claro que no aceptaría incumplimientos o cambios, como éste, en el contrato, que sólo prevé correcciones del precio cada tres meses y según a las cotizaciones de una canasta de productos petroleros.
Finalmente se llegó a una fórmula por la cual Petrobras abonará por separado cada porcentaje de gases ricos (etano, butano, gasolina) a la cotización de mercado y no como hasta ahora que pagaba el gas natural en bruto, lo cual da como resultado actualmente un valor menor. La fluctuación de estos mercados, al parecer, hizo que Brasil aceptara este método de discriminar por producto.
Las negociaciones tuvieron que extenderse durante la noche del miércoles y la visita de Morales, que debería limitarse a ocho horas, se prolongó por más de 18 horas, para finalizar este jueves al mediodía.
La fórmula de remunerar la llamada "fracción noble" del gas natural, que tienen su propio valor en el mercado, fue acordada en la noche y acogida "porque no rompe el contrato", informó Rondeau.
La firma de acuerdos y protocolos, fijada originalmente para las 13 horas locales (15 hora GMT) del miércoles, se anunció luego para seis horas más tarde y tampoco se cumplió.
Es inusual que una visita de Estado se convierta en una reunión negociadora, comentó el canciller brasileño. En general, las negociaciones tienen lugar antes y los presidentes se encuentran para firmar los acuerdos previamente establecidos.
En consecuencia el presidente Morales no concurrió a la visita protocolar que debía hacer al Congreso Nacional legislativo en la tarde, dejando a la espera a los presidentes del Senado y de la Cámara de Diputados y generando protestas de algunos parlamentarios contra lo que calificaron "falta de respeto" al Poder Legislativo de un país amigo.
Para el caos contribuyeron también las lluvias que provocaron un atraso de seis horas en el arribo de una parte de la delegación de Bolivia, incluyendo cinco ministros de ese país. Luego se sumaron la persistencia de discrepancias en el encuentro con Lula, que exigieron nuevas reuniones ministeriales en la tarde de la víspera.
El presidente centroizquierdista Lula declaró en el acto final de la visita que los acuerdos son benéficos para ambos países, resultado de "mucho diálogo, mucha paciencia y sobre todo mucha inteligencia" y que consolidan una "alianza estratégica".
Brasil, destacó, "no es imperialista como dicen muchos ni hegemónico como quieren algunos". Como país más industrializado de América del Sur "no tiene que disputar espacio con ningún país hermano", sino prestarles solidaridad y asociarse en su desarrollo, "con generosidad", agregó.
Respecto de Bolivia, Lula reconoció "la justicia de sus demandas" y anunció su disposición de promover la implantación de un polo petroquímico en la frontera común, una planta de biodiésel en territorio boliviano con apoyo tecnológico brasileño y de transferirle la experiencia de investigación agropecuaria desarrollada en su país.
Destacó así una nueva fase en las relaciones bilaterales, con muchas inversiones brasileñas en el país vecino. Además informó que su gobierno donó un millón de vacunas contra la fiebre aftosa y enviará otra partida en marzo, para combatir los focos de esa enfermedad surgidos semanas atrás en el ganado boliviano.
Morales justificó su persistencia reiterando que busca "soluciones para la población boliviana", para los pobreza. Aseguró que su gobierno "cumplirá todos los contratos" y que vuelve a su país "contento y feliz" por los logros de su visita.