Las prioridades de las presidencias rotativas de la Unión Europea (UE) para 2007 no dejan lugar a dudas. Mientras Alemania pondrá la mira en los próximos seis meses en el este europeo, Portugal se jugará todo por el todo en la segunda mitad del año en la relación del bloque con África.
Para llevar a buen puerto esta última asignatura, el primer ministro y líder socialista de Portugal, José Sócrates, recibió en diciembre el apoyo inequívoco de sus pares en la cumbre de cierre de la presidencia finlandesa del bloque, que aprobó "una estrategia común" para los dos continentes a diseñar por Lisboa en el segundo semestre de 2007.
Esta es "una buena noticia para Portugal", comentó Sócrates al recordar que la luz verde de los líderes europeos fue encendida "como resultado de meses de insistencia de nuestra diplomacia", que varias veces llamó la atención de la UE para "retomar el diálogo con África, suspendido hace mucho tiempo".
En efecto, la primera cumbre UE-África se realizó en abril de 2000 en El Cairo, durante la anterior presidencia semestral portuguesa, y el segundo encuentro de alto nivel entre ambos continentes había sido fijado para 2003, pero no llegó a realizarse, siendo sucesivamente postergado.
El gran escollo para sentar en la misma mesa a los líderes de los dos bloques continentales surgió debido al diferendo entre la UE, en especial Gran Bretaña, y los países africanos sobre la presencia en la cumbre del presidente de Zimbabwe, Robert Mugabe, con entrada prohibida en Europa debido a sanciones que le fueron impuestas por "abusos de poder".
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Sócrates decidió retirar leña de la hoguera, limitándose a responder a las consultas de los periodistas apuntando escuetamente que, si todos los países de la UE aceptaron realizar la cumbre este año, es porque "concuerdan que están creadas las condiciones políticas para invitar a todos los países".
"La cumbre no podría realizarse si no invitásemos a todos los países africanos y vamos convidarlos a todos", pero eso no significa que la UE no mantenga su condena al gobierno de Mugabe, explicó.
Este diálogo "es fundamental para el desarrollo de ese continente (africano), afectado por guerras, epidemias y la falta de estrategia para un desarrollo estable, y Europa, con sus responsabilidades de un colonialismo del que aún se sienten las secuelas, no puede simplemente darle la espalda", dijo a IPS Marzia Grassi, investigadora de la Universidad de Lisboa.
Ésta economista italiana, especialista en el fomento de pequeñas empresas en los Países Africanos de Lengua Oficial Portuguesa (Palop), no cifra grandes esperanzas en que la cumbre se traduzca en un salto muy significativo para el progreso de África, "pero en todo caso, podrá ser una suerte de inicio del regreso al futuro para el desarrollo de ese azotado continente".
La diplomacia portuguesa ya comenzó una serie de contactos con los países africanos para que, lo antes posible, sea fijada la fecha de esta cumbre, calificada por Sócrates como "absolutamente prioritaria".
Por el momento, se sabe que la agenda contemplará como temas centrales la cooperación económica, la fluidez del diálogo político entre los dos continentes, el apoyo europeo al desarrollo y la inmigración, una cuestión que ha adquirido una dimensión cada vez mayor debido a la presión de flujos humanos desde el norte de África.
A este respecto, el presidente de la Comisión de la UE, el también portugués José Manuel Durão Barroso, afirmó la semana pasada que "no se debe ver las migraciones sólo como un problema, sino también como una forma de ayuda de la UE a África", y no se debe pensar que se puede resolver la cuestión de los llamados "flujos ilegales" con medidas de seguridad.
El control de fronteras marítimas con patrullas conjuntas de los países miembros de la UE apoyados por la Comisión "es una parte de la respuesta, porque existen redes criminales que explotan el tráfico ilegal de trabajadores", justificó Durão Barroso en la oportunidad.
Empero, explicó que la cuestión de fondo "tiene que ver con la pobreza, con las condiciones de vida dramáticas que existen en África, en especial en la región subsahariana".
Los analistas sostienen casi unánimemente que en momentos en que China, Estados Unidos y Brasil están reforzando su presencia en África sería una ceguera política si la UE no intentase profundizar con nuevas bases los lazos que ya le atan a ese continente que sufrió casi seis siglos de dominio colonial europeo.
En la óptica del profesor Paulo Pereira de Almeida, del Instituto Superior de Ciencias del Trabajo y Empresas de Lisboa, "desde el inicio de los procesos de descolonización, hace más de 50 años, las naciones africanas han sufrido considerables reveses que las alejaron de los beneficios de los países desarrollados".
Sin embargo, añadió en un artículo publicado el miércoles en Diario de Noticias, de Lisboa, África "es territorio de grandes desafíos, de considerables oportunidades y de éxitos no siempre reconocidos".
A modo de ejemplo de sus logros en los últimos tres lustros, cita el que "desde 1990, más de 40 de los 50 países del África subsahariana realizaron elecciones libres y multipartidarias, y la verdad es que la mayoría de los africanos ya pueden hoy en día, escoger sus líderes en papeletas de voto
Pereira de Almeida concluyó apuntando que "Portugal puede ser de los pocos países que trata a África por tu, una África que podrá ser cada vez más nuestra. Nuestra, pero en sentido figurado, es claro, sin ningún tipo de complejos en relación a Angola, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique y Santo Tomé y Príncipe", que forman los Palop.
Menos optimista es la visión del periodista Eduardo Dâmaso, subdirector de Diario de Noticias, sobre la sensibilidad africana respecto de las relaciones con Portugal.
A propósito de una película del cineasta Joaquim Leitão sobre la guerra entre 1961 y 1974 para conservar las entonces "Provincias de Ultramar" de Angola, Guinea-Bissau y Mozambique, Dâmaso ironiza sobre su contenido, al calificarla de "un pensamiento lúcido sobre la guerra colonial".
El subdirector del periódico, decano de la prensa lisboeta, critica declaraciones de Leitão afirmando que las Fuerzas Armadas portuguesas no tienen nada de que avergonzarse sobre la guerra que hicieron en África.
"Portugal como nación, hizo cosas en África de las que sólo se puede avergonzar", sostuvo Dâmaso en una columna de opinión a fines de diciembre, rechazando el blanqueamiento de la historia en las ex colonias, donde muchos militares "mataron poblaciones civiles en actos de pura venganza, la tortura era práctica normal de la PIDE (Policía Internacional de Defensa del Estado) y las Fuerzas Armadas lo sabían".
Borrón y cuenta nueva para el canciller Luís Filipe Marques Amado. Durante la presidencia de la UE, Lisboa se empeñará en fortalecer las relaciones con África como un todo, una colaboración estratégica que se sobreponga al paradigma de la colonización, haya sido ésta británica, francesa, portuguesa, belga, italiana, alemana u holandesa.
"Las relaciones con África no han caminado mucho más allá de las relaciones neocoloniales, pero el mundo cambió mucho y la necesidad que los africanos sienten hoy de pasar la página de su relación con Europa, este bloque debe responder con más ambición y con una nueva visión", afirmó en una entrevista al diario Público de Lisboa.
Según el jefe de la diplomacia lusitana, "ya no son las relaciones entre Francia y África, Portugal y África o el Reino Unido y África las que pueden satisfacer el modelo de relaciones que es necesario y la cumbre tiene como meta la aprobación de una estrategia conjunta entre africanos y europeos para su proceso de cooperación".