A tres partidos de República Checa les llevó casi ocho meses formar gobierno, y una vez que lo hicieron la prensa lo calificó de «farsa política» y «espectáculo insólito».
El nuevo primer ministro Mirek Topolanek asistió el día 19 por segunda vez al parlamento checo para consagrar su gabinete. En esta ocasión, lo logró. Su anterior intento, en octubre pasado, había sido un fracaso.
El neoliberal Partido Cívico Democrático, el Partido de los Verdes y el demócratacristiano Partido Popular apenas sumaron 100 diputados en la legislatura de 200 escaños.
El Partido Socialdemócrata y el Partido Comunista también contaban en conjunto con el apoyo de 100 diputados. Pero en los meses siguientes a las elecciones del año pasado, dos diputados, Michal Pohanka y Milos Melcak, abandonaron la socialdemocracia.
La ausencia de estos dos diputados del plenario fue lo que permitió a Topolanek recibir un voto de confianza.
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El líder socialdemócrata Jiri Paroubek consideró la investidura del nuevo gabinete una señal de corrupción política y deshonestidad, pues, aseguró, fue constituido por medio del chantaje, el fraude y la traición.
Pohanka y Melcak argumentaron que procurarán incluir algunos de los objetivos socialdemócratas en el programa de gobierno y que sirvieron a "la aspiración superior" de poner fin a la crisis política en el país.
El periódico checo Hospodarske Noviny consideró que el empate entre izquierda y derecha que paralizó la actividad política tras los comicios parlamentarios de junio de 2006 en este país otrora comunista de 10 millones de habitantes originó "la anarquía post-electoral más larga en la historia moderna de Europa".
Diversos los analistas pronostican aun más inestabilidad política.
Si depende de dos tránsfugas para constituir mayoría en el parlamento, "el gobierno tendrá problemas para aprobar reformas importantes, pues carece de la mayoría necesaria", dijo a IPS el analista político Jiri Pehe. "Aunque dure cuatro años, no podrá hacer mucho."
El nuevo programa político del gabinete parece un collage de las plataformas de los tres partidos. "El gobierno no es muy coherente internamente, dado que fue creado por razones tácticas, así que sus posibilidades de sobrevivir más de un año se ubican en 50 por ciento", señaló Pehe.
El presidente checo Vaclav Klaus, fundador y presidente honorario del partido al que pertenece el primer ministro Topolanek —con quien tiene profundas diferencias—, espera que el gobierno abra el camino hacia las elecciones adelantadas, debido a la escasa confianza de que goza el nuevo gobierno.
"No puedo imaginar a este gobierno con capacidad de implementar cualquier reforma fundamental dada la naturaleza del apoyo que tiene", dijo Klaus.
Los partidos de la coalición acordaron llamar a la ciudadanía a las urnas si el parlamento obstruye sus intenciones de reforma.
Pero incluso en ese caso existe el peligro de que el parlamento no alcance la mayoría necesaria para la convocatoria, lo que vuelve "muy difícil disolver este gobierno", dijo Pehe a IPS.
Analistas políticos independientes insisten en que una mejor solución habría sido una gran coalición reformista entre los cívicos democráticos y los socialdemócratas, pero los primeros interrumpieron las negociaciones en esa dirección en circunstancias poco claras.
Topolanek dijo que discutirá las propuestas del gobierno con la oposición, pero también advirtió que el Partido Socialdemócrata se negaba a cooperar.
Los socialdemócratas dijeron que no reproducirán el obstuccionismo que le atribuían a los actuales partidos de gobierno cuando se encontraban en el llano. Pero advirtieron que los planes del flamante gabinete elevarán los precios, vaciarán el presupuesto público y beneficiarán solo a los ricos.
El nuevo gobierno se propone reducir los impuestos, introducir aranceles en el sistema de salud, subir la edad de jubilación y eliminar ciertos beneficios sociales.
Pero la coalición alberga ciertas incompatibilidades ideológicas. El Partido Popular, si bien tiene una mayor orientación social, es conservador y podría chocar con los legisladores del Partido de los Verdes, más liberal.
Incluso surgieron desacuerdos en el seno del principal partido, el Cívico Democrático. Su rama de Praga considera que Topolanek entregó demasiados cargos ministeriales a los aliados de la coalición.
En el gabinete de 18 miembros, ese partido tendrá sólo nueve asientos, a pesar de ser el más fuerte de la coalición.
A las previsiones de inestabilidad, desconfianza ciudadana, conflictos internos y falta de capacidad se suman los augurios de corrupción dentro del actual elenco gobernante.
El viceprimer ministro presidente del Partido Popular, Jiri Cunek, se encuentra en el centro de un escándalo. La policía investiga el origen de 18.000 euros (más de 23.000 dólares) depositados en su cuenta bancaria hace cinco años, durante su gestión como alcalde de la localidad de Vsetin, al este de Praga.
Cunek asegura que no fue sobornado y que el depósito representa los ahorros de toda su vida, pero la policía ya le pidió al Senado que le retire a Cunek su inmunidad parlamentaria y habilite su procesamiento penal.
El ex alcalde de Vsetin era objeto de intensos cuestionamientos por disponer el año pasado el desalojo forzoso de gitanos de su localidad.
El Partido Socialdemócrata duda de que la fuga de Michal Pohanka y Milos Melcak se deba a concesiones puramente programáticas.
Según Paroubek, hay señales de "comportamiento sospechoso" por parte de los dos diputados, que en meses anteriores rechazaban un acuerdo con el Partido Cívico Democrático. Pohanka argumentaba entonces que su corazón "late del lado izquierdo".
El Partido Socialdemócrata exige ahora a los dos diputados la renunciar a sus escaños y la divulgación de su situación patrimonial real. Además, aseguró que controlará las propiedades de Melcak y Pohanka durante los próximos 10 años y que presentará demandas penales por corrupción.
Los dos legisladores rechazan todas las acusaciones y aseguran que no prometieron apoyo para ninguna futura acción del gobierno. Pero la oposición insiste en que una cláusula secreta en su acuerdo con el gobierno garantiza su apoyo para toda la gestión del gabinete.
"Esto no es en absoluto un buen comienzo para un gobierno que aseguraba distanciarse de la corrupción y promover una nueva cultura política ", dijo Pehe a IPS.