PENA DE MUERTE-IRAQ: Secuelas del ahorcamiento

La fuerte controversia provocada por las secuencias filmadas de la ejecución de Saddam Hussein no se desvanece en Iraq, e incluso puede recrudecer.

Las imágenes que recorrieron el mundo de los últimos momentos del ex dictador iraquí, tomadas por una persona allí presente con un teléfono celular, lo muestran calmo y compuesto, mientras hace frente a los insultos de testigos.

El audio revela a varios hombres alabando al clérigo chiita Muqtada al-Sadr y a Mohammed Bakr al-Sadr, fundador del partido chiita Dawa, quien fue asesinado por Saddam Hussein en 1980.

"La paz sea con Mahoma y sus seguidores", gritó alguien cerca de quien filmaba los acontecimientos. "Maldigan a sus enemigos y hagan victorioso a su hijo Muqtada. ¡Muqtada! ¡Muqtada!".

Estos cánticos son comúnmente entonados por miembros de la milicia de Muqtada al-Sadr.
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Hubo una enorme reacción internacional a la filmación y su divulgación. En India, millones de musulmanes se manifestaron contrarios a la ejecución que se realizó en la fiesta sagrada islámica de Eid al-Adha, que conmemora el día en que el patriarca Abraham estuvo dispuesto a sacrificar a su hijo por pedido de Dios.

En todo Iraq, la mayoría de los chiitas parecen complacidos. "Por supuesto que las cosas estarán mejor ahora que Saddam (Hussein) está muerto", dijo a IPS en Bagdad Saed Abdul-Hussain, un clérigo de la ciudad de Najaf, dominada por los chiitas.

"Es como golpear a la serpiente en la cabeza, y espero que sus seguidores entreguen sus armas y acepten el hecho de que perdieron", añadió.

Pero pocos creen que Saddam Hussein estuviera inspirando a la resistencia armada.

"¿Quién es Saddam y por qué él afectaría cualquier cosa luego de su muerte?", preguntó a IPS un profesor de de 55 años de la central ciudad de Faluya.

"La idea de que él lideraba la resistencia desde la cárcel es demasiado ridícula para que la crea un hombre en su sano juicio. Sabemos que los mujahedines (guerreros sagrados) son los únicos que expulsarán a los ocupantes del país", apuntó.

Otros creen que la unidad entre los iraquíes es la única respuesta a la ocupación.

"Saddam estaba liquidado el día en que fue capturado por las fuerzas de la ocupación" lideradas por Estados Unidos, en diciembre de 2003, recordó a IPS Salah al-Dulaimy, de Ramadi.

"Las cosas continuarán siendo tan malas como ahora tanto para los iraquíes como para los estadounidenses, porque nada cambió realmente. Un presidente que fue sacado del poder hace (casi) cuatro años es apenas un hombre común, aunque el modo en que fue ejecutado y los plazos de la ejecución fueron una bendición para muchos iraquíes, que se dieron cuenta de la necesidad de estar unidos sin importar a qué religión y secta pertenezcan", indicó.

Enfrentando amplias críticas sobre la difusión de las imágenes captadas con el teléfono celular, el gobierno iraquí arrestó a un guardia acusado de filmar la ejecución. Funcionarios iraquíes dijeron el miércoles que en el recinto donde se llevó a cabo la ejecución se infiltraron extraños que buscaban encender las tensiones sectarias.

"Sea quien sea que haya filtrado este vídeo, buscaba perjudicar la reconciliación nacional y generar presión entre chiitas y sunitas", dijo a los periodistas el consejero de seguridad nacional Mowaffaq al-Rubaie, quien estaba entre los 20 funcionarios y otros testigos presentes en la ejecución realizada en la madrugada del 30 de diciembre.

Luego Rubaie insistió en que no había nada inadecuado en gritar desde la multitud, o en el hecho de que quienes realizaron la ejecución y otros funcionarios bailaran alrededor del cadáver de Saddam Hussein.

"Esto es tradición entre los iraquíes: cuando hacen algo, danzan alrededor del cuerpo y expresan sus sentimientos", relató en una entrevista con la cadena estadounidense de televisión por abonados CNN.

Un alto funcionario del Ministerio del Interior dijo a los periodistas que se suponía que el ahorcamiento sería realizado por verdugos empleados por esa cartera ministerial, pero que las "milicias" se las habían arreglado para infiltrarse en el equipo de quienes llevaron a cabo la ejecución.

La emisión de las imágenes perjudicó más al gobierno del asediado primer ministro Nouri al-Maliki y las posibilidades de reconciliación entre grupos políticos y sectarios en Iraq.

El jueves, el gobierno iraquí postergó el ahorcamiento de dos de los compañeros de Saddam Hussein.

Barzan Ibrahim al-Tikrit, medio hermano del ex dictador y ex jefe de Inteligencia, junto con Awad Ahmed al-Bandar, jefe de la Corte Revolucionaria, iban a ser ejecutados el martes.

Un alto funcionario de la oficina de Maliki dijo a un periodista que las ejecuciones fueron postergadas "debido a la presión internacional".

El portavoz de la Presidencia de Estados Unidos, Tony Snow, quien antes trabajó en la emisora de televisión de ese país Fox News, desestimó los llamados a unirse a la condena internacional de la ejecución de Saddam Hussein.

"El gobierno está investigando la conducta de algunas personas, y pienso que lo dejaremos en eso", dijo Snow a los periodistas. "Pero lo que ustedes tienen que tener en mente es que se hizo justicia", justificó.

El ejército de Estados Unidos, que ocupa Iraq, alega que no tuvo ningún control de los acontecimientos en la ejecución, pese a entregar a Saddam Hussein a las autoridades de ese país apenas minutos antes de que se filmaran las escenas. Luego esa fuerza se encargó de transportar el cuerpo a Tikrit, donde más tarde fue enterrado.

Muchos iraquíes simplemente quieren que termine el derramamiento de sangre y el caos en su país.

"Yo le rezo a Alá para que detenga el derramamiento de sangre que comenzó cuando esos extranjeros entraron a nuestro país", dijo a IPS el bagdadí Ahmed Alwan, de 65 años. "No podemos pensar en un futuro bajo semejante caos, y matar a Saddam (Hussein) sólo agregará más odio entre los iraquíes, especialmente con los comentarios salvajes que aparecieron en el vídeo", apuntó.

La mayoría de los iraquíes parecen escépticos del actual gobierno iraquí respaldado por Estados Unidos, que fue incapaz de restablecer incluso los servicios básicos, y la seguridad.

"Nuestro gobierno pensó que podría engañarnos matando al hombre", dijo a IPS el almacenero Atwan, de 30 años, en el distrito bagdadí de Hurriya.

"Hemos tenido suficiente, y lo que reclamamos es un cambio real, o tomaremos otra dirección sin considerar lo que nos digan nuestros líderes religiosos y políticos. Lo que nosotros queremos es una vida mejor y una hermandad real entre los iraquíes".

* Ali al-Fadhily es corresponsal de IPS en Bagdad. Dahr Jamail es un especialista que pasó ocho meses informando desde Iraq y cubrió Medio Oriente durante varios años para IPS.

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