Las elites de los principales países de América Latina esperan cada vez más de sus propias economías y menos de Estados Unidos, reveló un nuevo sondeo de la empresa Zogby International, publicado esta semana en la revista Newsweek.
La encuesta a 603 latinoamericanos destacados (políticos, empresarios, académicos y figuras de los medios, casi todos con títulos universitarios) sugiere que Washington perdió importancia para estos líderes y se ha vuelto más y más impopular bajo la presidencia de George W. Bush.
Ochenta y seis por ciento de los encuestados, entre ellos 81 por ciento que se identificaron políticamente como "de centroderecha", consideran que el manejo de las relaciones con América Latina por Washington es "regular" (48 por ciento) o "deficiente" (38 por ciento), frente a solo 13 por ciento que lo considera "bueno" y uno por ciento que lo califica de "excelente".
La opinión antiestadounidense es muy marcada en México, donde casi dos de cada tres encuestados describieron las relaciones con Washington como "deficientes". Aun en Colombia, por lejos el mayor receptor de ayuda estadounidense en América Latina, menos de uno de cada cuatro encuestados consideró "buena" la relación con Estados Unidos.
Las elites latinoamericanas todavía opinan que Estados Unidos es el país "más importante" para el futuro de la región, pero ven a China y a la Unión Europea como actores significativos, en especial en el plano económico.
Así, aunque 58 por ciento de los encuestados creen que los acuerdos comerciales con Estados Unidos son "importantes" (26 por ciento) o "sumamente importantes" (32,5 por ciento) para la economía de la región, ese porcentaje es muy inferior al 80 por ciento que asigna igual grado de importancia a los vínculos con la Unión Europea y al 70 por ciento que lo hace con China.
De manera similar, casi 27 por ciento describe a China como el país más importante para el futuro de América Latina después de Estados Unidos, citado por 30,5 por ciento de los encuestados.
El nuevo sondeo, similar al realizado por Zogby en 2002, fue realizado en noviembre y a principios de diciembre de 2006 y abarcó entre 80 y 100 líderes en cada uno de siete países (Argentina, Brasil, Colombia, Chile, México, Perú y Venezuela).
En comparación con 2002, las elites latinoamericanas muestran un optimismo mucho mayor en lo relativo a las perspectivas de sus economías. Hace cinco años, solo siete por ciento describía la salud de sus economías como buena o excelente. Ese porcentaje aumentó a 43 por ciento, y además 81 por ciento espera mejoras en los próximos años.
Los líderes más optimistas son los de Brasil, seguidos por los de Argentina, Chile, Perú y Venezuela. Los más pesimistas son por lejos los de México, donde 83 por ciento describe sus condiciones económicas como "regulares" o "deficientes", y un tercio opina que la situación puede empeorar.
Los encuestados también manifiestan optimismo acerca del rumbo de la región en general. Casi 53 por ciento cree que América Latina está "en el buen camino", y uno de cada tres que está "en el mal camino". Los peruanos, brasileños y venezolanos son los más optimistas, y los mexicanos y chilenos, los menos, según el estudio, copatrocinado por la Universidad de Miami en Florida.
Ante la pregunta de qué gobernantes latinoamericanos representaban los mejores modelos, la más votada fue la presidenta de Chile, Michelle Bachelet (28 por ciento), seguida por su par brasileño Luiz Inácio Lula da Silva (26,4 por ciento) y por el colombiano Álvaro Uribe.
El presidente venezolano Hugo Chávez se colocó en cuarto lugar con nueve por ciento, y el argentino Néstor Kirchner en el quinto, con 8,5 por ciento.
Al igual que Uribe, Chávez recibió una sólida votación de sus compatriotas (34 y 39 por ciento, respectivamente).
Por otro lado, solo 28,4 por ciento de todos los encuestados consideraron positiva la influencia de Chávez en América Latina, y 62 por ciento la calificó de negativa.
En contraste con la visión negativa de Estados Unidos bajo el gobierno de Bush, las elites latinoamericanas ven positivamente el surgimiento de China como potencia económica. Poco menos de la mitad de todos los encuestados describen a Beijing como un "socio económico", en oposición a una "amenaza grave" (7,1 por ciento) o "amenaza potencial" (12,6 por ciento).
Otro 6,6 por ciento considera que China no constituye amenaza alguna. Las actitudes más favorables se encontraron en Venezuela, Chile y Perú, y las menos favorables en México, probablemente como consecuencia de la competencia china por el mercado estadounidense.
Por un margen de dos a uno, los encuestados de Chile y Argentina consideran que China es más importante para el futuro de América Latina que Estados Unidos, mientras que los de Perú están divididos sobre la cuestión. Estados Unidos fue considerado más importante que China en los otros cuatro países.
No obstante, la encuesta reveló un fuerte apoyo a un Área de Libre Comercio de las Américas (ALCA) que incluya a Estados Unidos. Casi dos tercios de los encuestados apoyan dicho acuerdo. El apoyo es mayor en Perú (92,5 por ciento), Chile (84) y Colombia (77,5), mientras que la oposición es más fuerte en Argentina (51,9 por ciento), Venezuela (41) y Brasil (41).
Ante la pregunta de si para sus respectivos países era más importante integrarse con Estados Unidos o con otros países latinoamericanos, sin embargo, solo uno de cada tres eligió la primera opción, y 59 por ciento optó por la integración regional.