El escenario resultante de los comicios presidenciales en Venezuela parece abrir un espacio para mejorar los vínculos con Estados Unidos, en un contexto hemisférico que se muestra más proclive a la negociación y el diálogo.
"Tal vez después de estas elecciones, Venezuela esté dispuesta a sentarse con nosotros. Hasta este momento le han faltado ganas", dijo el encargado de las relaciones de Washington con América Latina, Thomas Shannon. "Esperamos una relación más positiva en áreas como la lucha antidroga, antiterrorista, las relaciones comerciales y el sector energético", agregó.
Tras ser proclamado el martes presidente reelecto, Hugo Chávez dijo que "si quieren hablar de igual a igual estamos dispuestos a dialogar, pero dudo que este gobierno (de su homólogo George W. Bush) sea sincero. Ha financiado actividades conspirativas", por lo que exigió "un diálogo transparente, sin condiciones, con respeto a nuestra soberanía".
El embajador de Estados Unidos en Venezuela, William Brownfield, apuntó que "los dos gobiernos han emitido señales y mensajes, y el mío está listo, entusiasmado y dispuesto al diálogo, pero son ambos los que tienen la obligación de acercarse".
Luego de la declaración de Shannon, subsecretario adjunto de Estado para Asuntos del Hemisferio Occidental, el canciller brasileño Celso Amorim la consideró "un buen comienzo para un diálogo entre Estados Unidos y Venezuela. Es bueno que haya reciprocidad".
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En Washington "parece haber un giro más pragmático, recostado en una mejoría evidente en las últimas semanas del clima global de las relaciones internacionales, a favor de la paz y la negociación", observó a IPS Carlos Romero, director del posgrado en Estudios Internacionales de la Universidad Central de Venezuela.
Entre los elementos de contexto global, Romero mencionó la nueva búsqueda de una política exterior bipartidista tras las elecciones legislativas estadounidenses de noviembre en las que triunfó el opositor Partido Demócrata, los acercamientos de la Unión Europea a Rusia y China, y el trabajo de Beijing para la distensión con Corea del Norte. En el continente, hay señales en la moderación no sólo de grandes plazas ocupadas por gobernantes con tendencia de izquierda, como Argentina y Brasil, en los contextos que frenan el radicalismo de los recién electos Rafael Correa, de Ecuador, y Daniel Ortega, de Nicaragua, más el llamado del encargado del gobierno cubano Raúl Castro para un diálogo con Washington.
"Por añadidura, y por paradójico que parezca, Venezuela, que ha contendido con Estados Unidos en la política regional, es uno de los países más estables de América Latina hoy día, con muy escasa violencia política", aseveró Romero.
Es Washington, Eric Watnik, portavoz del Departamento de Estado (cancillería), insistió en que "buscamos una oportunidad para trabajar con el gobierno venezolano en asuntos de interés mutuo".
Venezuela suministra 1,2 millones de barriles diarios de petróleo a Estados Unidos (cuarto proveedor detrás de Canadá, México y Arabia Saudita), y el intercambio bilateral, que se ha casi duplicado en los últimos tres años, al cierre de 2006 podría alcanzar 50.000 millones de dólares, según la cámara de comercio binacional en Caracas.
Varios analistas estadounidenses se han referido también a la necesidad de un cambio en la forma en que Washington aborda sus diferencias con Caracas.
Cynthia Arnson, directora del programa América Latina del centro Woodrow Wilson, con sede en Washington, sostuvo que Estados Unidos "puede hacer más, multilateralmente, para contener a Chávez y así atender mejor sus intereses de largo plazo", aunque el conjunto del gobierno estadounidense "no tiene una sola opinión sobre cómo lidiar" con el mandatario venezolano. Chávez partió este miércoles hacia el Cono Sur americano, después de recibir durante algunas horas al presidente electo Ortega. Se entrevistará con sus homólogos Néstor Kirchner, de Argentina, Tabaré Vázquez, de Uruguay, y Luiz Inácio Lula da Silva, de Brasil, antes de participar este viernes y el sábado en la cumbre sudamericana que se reunirá en Cochabamba, Bolivia.
Consultado por IPS, Michael Shifter, vicepresidente del centro de políticas públicas Diálogo Interamericano, opinó que por parte de Estados Unidos "ha habido retiro e indiferencia hacia lo que está sucediendo en la región".
Según su parecer, "es necesario cerrar la brecha entre la agenda hemisférica estadounidense y la de los gobiernos de la izquierda en la región, más concentrada en las cuestiones sociales".
Brownfield dijo que así como hay áreas de trabajo sostenido con Caracas "hay diferencias serias, profundas, en áreas como socialismo, capitalismo, libre comercio, organización hemisférica y relaciones con países como Irán y Corea del Norte".
Chávez interpretó su contundente victoria, con 63 por ciento de los votos válidos, como un mandato para "una vía venezolana al socialismo", y ha estado en primera línea de quienes se opusieron al Área de Libre Comercio de las Américas impulsada por Washington, y, en cambio, a partir del Mercado Común del Sur, apoya la integración sudamericana dentro de "un mundo multipolar".
También la Venezuela de Chávez ha tejido acuerdos de compras militares o negocios conjuntos con Rusia, China e Irán, país a cuya política nuclear expresó respaldo.
Otro aspecto que ha emergido con la victoria de Chávez es el reconocimiento internacional que empieza a cobrar la oposición, cuyo abanderado Manuel Rosales, recogió el domingo 37 por ciento de votos y, en un giro de 180 grados respecto de la política opositora en los últimos años, reconoció francamente su derrota.
"La oposición consiguió una importante porción del voto", comentó Watnik, y Vicki Gass, de la no gubernamental Oficina de Asuntos Latinoamericanos (WOLA, por sus siglas en inglés), consideró "un rayo de luz que la oposición no cantase fraude, porque se hubiese aislado por completo".
Para Shifter "por primera vez la oposición mostró algo de habilidad política", y Gass consideró que ese sector "ahora tiene que imaginar una manera de enfrentar a Chávez, en vez de sólo llamarlo dictador".
En el Cono Sur fue saludada la victoria chavista como favorable a la integración, sobre todo en el área energética. Lula y Kirchner habían deseado suerte al mandatario en la recta final de la campaña.
Pero Amorim agregó un comentario significativo sobre la propuesta de Chávez de reformar la Constitución para permitir su reelección indefinida.
"Si pretende hacer eso, supongo que no lo hará por decreto, sino de una manera que tome en cuenta la voluntad popular. Hay una gran corriente en Venezuela en contra de eso. La posibilidad de alternancia, con igualdad de condiciones en la disputa electoral, es algo muy importante para la democracia", advirtió el canciller brasileño.
* Con aporte de Jim Lobe (Washington).