Entre gritos de «espurio, espurio….» y «sí se pudo, sí se pudo…», Felipe Calderón prestó juramente como presidente de México este viernes en el Congreso, donde poco antes legisladores del oficialismo y de la oposición izquierdista se enfrentaron a golpes de puño.
Calderón, del conservador Partido Acción Nacional (PAN), comenzó así un mandato de seis años que la izquierda tacha de ilegítimo, aunque las autoridades y la mayoría de los consultados en las encuestas le reconocen plena legalidad.
Tras una ceremonia de menos de cinco minutos en el parlamento, en compañía de su antecesor y correligionario Vicente Fox, el flamante mandatario ofreció un discurso ante simpatizantes e invitados especiales en el que pidió a sus detractores poner fin a las controversias e iniciar una nueva etapa para el país.
"Asumo la presidencia de la República con el mandato legítimo de servir a la nación como jefe de Estado y jefe de gobierno. Sé de la complejidad de las circunstancias en que estoy asumiendo, pero estoy habituado a enfrentar y superar todos los obstáculos", dijo Calderón.
Llamó al diálogo "a todos lo que estén dispuestos" a ello y prometió gobernar para todos, incluyendo a quienes no votaron por él. Además, exhortó a sus adversarios a dejar de lado las diferencias, pues, a su entender, los conflictos entre políticos "sólo dañan a la gente".
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Empero, el líder y ex candidato presidencial del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), Andrés López Obrador, advirtió, también este viernes desde el Zócalo y ante unos 20.000 seguidores, que no habrá diálogo con el "gobierno espurio" y "nada de normalidad política mientras no haya democracia".
López Obrador encabezó una marcha por calles céntricas al finalizar el mitin realizado en el principal paseo capitalino, que en realidad se llama Plaza de la Constitución.
Este ex alcalde de la ciudad de México sostiene que en los comicios del 2 de julio se cometió un fraude en su contra. Según el conteo oficial, quedó detrás de Calderón apenas por medio punto porcentual, con casi 15 millones de los 41,7 millones de votos emitidos.
Los legisladores de la izquierda y del PAN se mantuvieron desde el miércoles atrincherados en la tribuna del parlamento, los primeros para impedir la ceremonia de transmisión de mando y los segundos para garantizarla.
Finalmente, el acto pudo realizarse, aunque antes hubo empujones, golpes y los legisladores apilaron sillas y bloquearon puertas de ingreso a la sede del Congreso legislativo, todo con la intención de defender sus posiciones.
"La penosa e inédita transmisión del poder presidencial en el parlamento —una ceremonia ordenada por la Constitución— abrió un etapa de gobierno que será muy difícil para Calderón, pero también para la oposición y por ello para la política y la democracia", dijo a IPS Miguel Morales, politólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México
La llamada toma de protesta del mandatario fue seguida de un homenaje que recibió en el Auditorio Nacional, un recinto construido para presentaciones artísticas. Allí presentó a su gabinete y emitió su primer discurso como presidente. Luego pasó revista a las Fuerzas Armadas.
Calderón demandó desde el Auditorio a sus opositores concertar reformas institucionales en diferentes áreas y anunció sus primeros actos de gobierno, que apuntarán a luchar contra la inseguridad y a mejorar y ampliar los programas sociales.
"Convoco a todos sin distingos a un construir un México libre, puesto de pie y solucionando sus problemas", expresó.
"Hoy acepto el compromiso de ser presidente sin importar las diferencias de partido, nivel de ingreso, posición social o lugar donde viven. Hoy concluye un largo camino e inicia otro", añadió.
En los actos estuvieron presentes unos 100 invitados extranjeros, entre ellos una decena de mandatarios y jefes de Estados.
Todo esto fue transmitido por las emisoras de televisión y las radioemisoras en cadena oficial, cuyos conductores ni siquiera mencionaron la concentración y la marcha que desplegaron los opositores de la izquierda.
López Obrador, que el 20 de mayo se proclamo "presidente legítimo", señaló que en el parlamento, donde sus correligionarios se liaron a golpes tratando de impedir que el nuevo mandatario juramentara, "se portaron a la altura de las circunstancias".
"Defendemos la democracia", por lo cual no reconocemos como gobernante al "usurpador", reiteró.
El nuevo gobierno, igual que su antecesor, no tendrá mayoría propia en el Congreso, por lo que requerirá negociar acuerdos para poder cumplir muchos de sus propósitos.
El PAN es la primera fuerza parlamentaria, seguida del Frente Amplio Progresista, integrado por el PRD de López Obrador y los pequeños partidos del Trabajo y Convergencia, y la tercera bancada es la del Partido Revolucionario Institucional (PRI), que gobernó sin interrupciones entre 1929 y 2000.
Tener un gobierno dividido, como se conoce en ciencia política el hecho de que el Poder Ejecutivo no tenga mayoría en el parlamento, es un escenario que México apenas comenzó a experimentar en 1997, cuando el PRI perdió por primera vez el control legislativo.
Por eso la negociación ahora es fundamental y es de esperarse que los actores la alcancen de una manera racional, señaló el ex presidente del estatal, pero independiente, Instituto Federal Electoral, José Woldenberg.
En el pasado, la pluralidad que ahora se manifiesta con conflictos y hasta violencia, era impensable. En 1982, por ejemplo, Miguel de la Madrid obtuvo la presidencia tras recibir cerca de 75 por ciento de los votos, la mayoría absoluta del Poder Legislativo, 97 por ciento de las presidencias municipales y el ciento por ciento de las gobernaciones estaduales.
"La pluralidad es una buena noticia luego de décadas de una presidencia todopoderosa que mantenía subordinado al resto de poderes constitucionales. El reto ahora es que esa fragmentación del poder no lleve a la parálisis institucional", apuntó Woldenberg.