MIGRACIONES-GRECIA: Extranjeros salen del cono de sombra

La gran homogeneidad étnica de su sociedad y la falta de datos estadísticos le dificulta a Grecia mejorar el trato que brinda a los inmigrantes, a lo que está obligada para ponerse a tono con las normas de la Unión Europea (UE).

La escasez de registros sobre el ingreso y radicación de inmigrantes en décadas recientes es tanto una muestra como una causa de esas dificultades.

A fines del siglo XIX y comienzos del XX, millones de personas cruzaron las fronteras entre Grecia y Turquía, especialmente después del Tratado de Lausana, de 1923, por el cual las comunidades griegas y turcas se vieron obligadas a trasladarse a las naciones de sus ancestros.

Desde entonces, ganó terreno la idea de una "Grecia para los griegos". Homogeneizar étnicamente la población se convirtió en una prioridad de sucesivos gobiernos, lo cual ha sido una tendencia en todos los Balcanes.

La tendencia dio origen a diversas formas de maltrato a sus trabajadores inmigrantes y a confusas leyes de extranjería, implementadas por una burocracia torpe.

Los permisos de residencia emitidos por el Ministerio de Orden Público pasaron de 57.113 en 1990 a casi 600.000 este año. Pero la legislación en la materia continúa incambiada, y grandes contingentes de inmigrantes indocumentados carecen de registro.

"La situación es caótica", dijo a IPS el codirector del Instituto de Investigaciones Universitarias para el Entorno Urbano de la ateniense Universidad Panteion, Martin Baldwin-Edwards.

"Cada vez llegan más inmigrantes indocumentados, la mayoría muy jóvenes, que se concentran en pequeños guetos alrededor de Atenas", sostuvo. "Es difícil conocer sus actividades. El Estado no se esfuerza en brindarles protección legal. No se avizora una mejora en su situación para los próximos 20 años."

Muchos de los inmigrantes son albaneses, y suelen ser acusados de formar bandas criminales y de sostener el mercado negro. Los medios de comunicación no han ayudado mucho a suavizar esa imagen.

Una ley permite a la policía desde 1991 expulsar inmigrantes sin las garantías del debido proceso. Esto significó, entre otras cosas, que no hubo un registro independiente de los trabajadores que permanecían o eran expulsados.

El primer alud de datos surgió en 1997, cuando el gobierno permitió durante un semestre la presentación de solicitudes de legalización de residencia. Luego, en 2001 —y bajo fuerte presión de la Unión Europea—, se incluyó a la población inmigrante en el censo nacional de población.

Unos 750.000 inmigrantes quedaron registrados entonces. Pero al mismo tiempo, las autoridades elaboraron un proyecto de ley de extranjería que carecía de cláusulas contra la discriminación y no contemplaba el derecho a la reunificación familiar, como exigen los acuerdos de la Unión Europea.

Después, el Tribunal Europeo de Derechos Humanos declaró inhumanas y degradantes las condiciones de vida en dos centros de detención de inmigrantes ilegales de Atenas, Alaxandras y Korydallos.

La organización de derechos humanos Human Rights Watch había advertido que la hacinada población de Alexandras recibía insuficiente atención médica y carecía hasta de aire fresco. Además, advirtió que los inmigrantes solían ser golpeados por la policía, detenidos en redadas y expulsados sin garantías.

Unos 11.000 inmigrantes proceden de India, según el Ministerio del Interior.

"Los indios hemos aportado nuestro esfuerzo a Grecia y somos buenos trabajadores. Muchos están empleados en la economía informal, donde no se les respetan sus derechos y carecen de acceso a la seguridad social", dijo a IPS Maghar Gandhi, presidente de la Asociación Cultural Greco-India.

"Apenas entre 60 y 70 por ciento de nosotros gozamos beneficios sociales. Solo 30 por ciento han reunificado sus familias aquí", añadió.

La burocracia implica avances a paso de tortuga, opinó Gandhi. Habitualmente, los indios son contratados de modo legal, pero luego que el permiso inicial de seis meses expira, muchos se quedan en este país irregularmente.

"El principal problema es la documentación. Algunos esperaron cinco años para obtener el permiso de residencia, y también deben pagar una tarifa enorme, de unos 1.200 dólares", agregó.

La mayoría de los trabajadores procedentes del subcontinente indio se desempeñan en la agricultura, que representa 10 por ciento del producto interno bruto. Los salarios son invariablemente bajos, y las condiciones de trabajo, muy difíciles.

Los pakistaníes en Grecia son también una comunidad en crecimiento. Los que residen aquí legalmente son hoy unos 16.000.

La comunidad pakistaní es, al igual que la india, predominantemente masculina, y ambas afrontan problemas similares. La dependencia de la creciente economía informal los deja a merced de sus empleadores.

El Departamento de Higiene y Epidemiología de la Escuela Médica de la Universidad de Atenas concluyó en 2000 que los inmigrantes jóvenes empleados en la agricultura solían sufrir accidentes.

Un informe elaborado por el Departamento asegura que muchos sufrieron heridas como consecuencia del uso de máquinas y herramientas. A menudo, los lesionados ni siquiera eran conducidos a un hospital para recibir tratamiento.

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