El primer ministro de Israel, Ehud Olmert, hizo todo lo posible para desacreditar el informe oficial estadounidense que vincula el caos en Iraq con el conflicto árabe-israelí.
"El problema iraquí es, primero y sobre todo, un problema estadounidense", dijo, en conferencia de prensa.
"Confío en el presidente (de Estados Unidos, George W.) Bush. Confío en su juicio, sabiduría y liderazgo. Una cosa está clara para la mayoría de los estadounidenses: los problemas en Iraq son totalmente independientes de nosotros y de los palestinos", insistió.
El gobernante israelí pasó buena parte de su reunión del jueves con la prensa en Tel Aviv respondiendo preguntas sobre las recomendaciones del Grupo de Estudios sobre Iraq, creado por el Congreso estadounidense y copresidido por el ex secretario de Estado (canciller) estadounidense James Baker y el ex legislador Lee Hamilton.
Los periodistas querían saber si el llamado del Grupo a alentar negociaciones entre Israel y Siria, Líbano y Palestina, da nueva forma a la política de Estados Unidos en Medio Oriente.
Los periodistas también estaban inquietos por afirmaciones formuladas esta semana por el nuevo secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, Robert Gates.
Según Gates, su gobierno no podría asegurarle a Israel que sufriría habría un ataque de Irán. "No creo que nadie pueda dar esa seguridad", dijo al Comité de Servicios Armados del Senado de Estados Unidos al ser designado.
En las audiencias que culminaron con su confirmación en el cargo, Gates pareció quebrar décadas de discreción de sucesivos gobiernos estadounidenses en relación con el arsenal nuclear israelí.
Los iraníes, dijo, "están rodeados por potencias con armas nucleares: Pakistán al oriente, los rusos al norte, los israelíes al occidente y nosotros en el Golfo Pérsico" o Arábigo, sentenció, al ser inquirido por los senadores por las motivos que tendría Teherán para desarrollar ese tipo de arsenales.
Pero Olmert insistió ante los periodistas en que, durante su reunión en la Casa Blanca el mes pasado, no detectó ningún cambio de política sobre Medio Oriente.
El gobernante concentró sus esfuerzos en desacreditar el vínculo trazado por Baker, Hamilton y otros ocho expertos entre la estabilización de Iraq y la solución del conflicto árabe-israelí.
"Tenemos un punto de vista diferente" al respecto, dijo el primer ministro. "Hasta donde yo sé, en los últimos años el presidente Bush también tuvo un punto de vista diferente al respecto."
Olmert también rechazó la recomendación de que Israel negocie con Siria a cambio de un acuerdo de paz que incluya la devolución de las alturas del Golán, ocupadas desde la Guerra de los Seis Días, en 1967.
Al gobernante israelí no le interesa sólo lo que Siria pretende, sino "qué están preparados para ofrecer los sirios".
En los últimos meses, el presidente sirio Bashar Assad llamó a Israel al diálogo.
En Israel, existen divisiones tajantes al respecto. Algunos expertos creen que esas declaraciones de Assad tienen el objetivo quedar bien con Occidente, en un intento por quedar fuera del "eje del mal" de Bush. Por lo tanto, deberían ser ignorados.
Otros alegan que Olmert debería aceptar la oferta —aunque haya dudas sobre su sinceridad— con el propósito de distanciar a Siria de Irán, el movimiento chiita libanés Hezbolá y el Movimiento de Resistencia Islámica (Hamas).
Olmert se alineó con los escépticos. Dijo a la prensa que era improbable que el incentivo de negociaciones reales estimulara un cambio de comportamiento en Siria, que respalda a Hezbolá y a Hamas, ambos virulentamente contrarios a Israel.
"El modo en que Siria actúa en estos días, especialmente su acción subversiva en Líbano, y su apoyo al extremista Hamas, no permite prever conversaciones en el futuro cercano", señaló.
"Solamente puedo decir que las opiniones que oí del presidente y de todos los jerarcas del gobierno sobre Siria son tales que él no vio una viabilidad en conversaciones sobre la senda estadounidense-siria o en la senda israelí-siria", agregó.
Aunque el informe Baker-Hamilton llamó a Estados Unidos a comprometer a Irán y Siria en un intento por poner fin a la violencia sectaria en Iraq, sugiere que el programa nuclear de Irán deba ser tratado por la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Consultado sobre las intenciones nucleares de Irán, Olmert dijo que su reunión con Bush del mes pasado lo había dejado "menos preocupado" que antes.
La posibilidad de que Irán adquiera armas nucleares, dijo, no era solamente un problema israelí. "Primero y por sobre todo, es un asunto para la comunidad internacional", advirtió.
El mundo debería hacer el máximo esfuerzo para resolver la disputa por medio de "negociación" y "compromiso", agregó. Israel no podría aceptar "la idea de que Irán tuviera una capacidad nuclear".
Respondiendo a la recomendación de que hable a los palestinos con su típico sarcasmo, Olmert aseguró: "Ni siquiera Jim Baker puede competir conmigo" en lo relativo a intentar hacer avanzar el tema palestino. Dijo estar preparado para hacer "muchas cosas" a fin de reiniciar las conversaciones con el presidente palestino Mahmoud Abbas. "No perderemos ninguna oportunidad de crear la atmósfera que nos habilitará a concretar negociaciones", dijo.
Hacia el final de 90 minutos de diálogo, que fluyeron libremente pero no estuvieron libres de asperezas, los periodistas le preguntaron a Olmert por qué estaba derribando iniciativas diplomáticas y llamados a negociar, en vez de sumarse a ellas.
También se le consultó por qué no había explorado nuevos caminos diplomáticos luego que su plan de retirada unilateral en Cisjordania fue destrozado por la guerra en Líbano. Su sarcástica respuesta —que apenas ocultaba su molestia— solamente pareció acentuar la falta de agenda del primer ministro.
Y pese a lo confiado que intentó sonar a propósito de los acontecimientos en Washington esta semana, Olmert se estará preguntando si el informe Baker-Hamilton y los comentarios de Gates son evidencia de una preocupación lacerante en Jerusalén.
Algunos expertos temen que el resultado no concluyentes de la guerra que durante un mes libró Israel contra Hezbolá en Líbano —tras el asesinato de ocho soldados israelíes y el secuestro de dos por parte del movimiento chiita— hayan suscitado preguntas en Washington sobre el valor del Estado judío como un bien estratégico para Estados Unidos. ***** +PALESTINA-ISRAEL: Llamado a la moderación y a la cautela (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=39524) +ISRAEL-PALESTINA: Y de pronto, la calma (https://www.ipsnoticias.net/nota.asp?idnews=39470) (FIN/IPS/traen-js-mj/ph/ss/mm ip pi ik/06)