IRAQ-EEUU: Baker amarga el desayuno de Bush

Expertos designados por el Congreso legislativo de Estados Unidos y encabezados por el ex jefe de la diplomacia James Baker, un connotado oficialista, consideraron que la situación en Iraq es «grave» y está en «deterioro».

Lee Hamilton, George W. Bush y James Baker hablaron de Iraq en el desayuno. Crédito: Eric Draper/White House
Lee Hamilton, George W. Bush y James Baker hablaron de Iraq en el desayuno. Crédito: Eric Draper/White House
Como se preveía desde hacía meses, el Grupo de Estudios sobre Iraq (ISG) de 10 miembros, copresidido por Baker y el ex diputado del opositor Partido Demócrata Lee Hamilton, reclamó una reducción gradual de la presencia militar estadounidense en ese país hasta el primer trimestre de 2008.

Las 79 recomendaciones, entregadas por el ISG a Bush en el desayuno de este miércoles, también propone intensificar los esfuerzos de capacitación, entrenamiento y despliegue de fuerzas iraquíes en el territorio de ese país, invadido por Estados Unidos y otros países en marzo de 2003.

El ISG también llamó a convocar urgentemente a todos los vecinos de Iraq, incluidos Siria e Irán, en el marco de una exhaustiva "nueva ofensiva diplomática" tendiente tanto para estabilizar el país ocupado como para atender "asuntos regionales clave", incluido el conflicto árabe-israelí.

"Estados Unidos debe asumir una voluntad renovada y sostenida hacia una paz árabe-israelí completa y en todos los frentes: Siria, Líbano y el compromiso del presidente (George W.) Bush de junio de 2002 con una solución de dos estados para Israel y Palestina", indica el documento de 142 páginas.
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Estas alusiones constituyen un implícito cuestionamiento a la indolencia de Bush ante estos conflictos.

El informe, aprobado por la unanimidad del Grupo, reclama a Washington "acciones audaces". "Estados Unidos no le hace ningún favor a Israel al evitar un involucramiento directo para resolver el conflicto árabe-israelí", advirtió.

"No se puede mirar hacia esa parte del mundo y elegir con qué países te vas a relacionar", dijo Hamilton, director del Centro Internacional Woodrow Wilson, en la conferencia de prensa realizada para presentar el informe.

"Todo en Medio Oriente está conectado con el resto, y estas iniciativas diplomáticas en las que estamos avanzando lo reconocen", agregó el ex legislador demócrata.

El ISG fue creado por el Congreso y discretamente apoyado por la Casa Blanca en abril, a sugerencia del legislador del gobernante Partido Republicano Frank Wolf.

Además de Baker y Hamilton, lo integran cuatro republicanos y cuatro demócratas, entre quienes figuran ex prominentes funcionarios de las presidencias de Ronald Reagan (1977-1989), George Bush (padre del actual mandatario, 1989-1993) y Clinton (1993-2001).

La variedad de ideas oscila entre las del halcón republicano Clifford May, experto de la derechista Fundación para la Defensa de las Democracias, y el presidente del Consejo de Políticas para Medio Oriente y embajador retirado Charles Freeman.

Más de 60 expertos en Medio Oriente asisten al Grupo de Trabajo, que en septiembre visitó Iraq durante cuatro días.

Baker y Hamilton ordenó a todos los miembros del Grupo y a sus colaboradores no hablar con nadie sobre las deliberaciones hasta que su trabajo haya concluido, para no influir en las elecciones legislativas de noviembre.

Por fin, el informe final, que también recomienda aumentar la ayuda militar y para la reconstrucción dirigida a Afganistán, fue entregado por el ISG en pleno a Bush en el desayuno de este miércoles, en la Casa Blanca.

Bush agradeció al Grupo por su trabajo y se comprometió a analizar sus ideas "muy seriamente". Pero el monto de "seriedad" con que el presidente considerará las propuestas del ISG es objeto de intensa especulación en Washington.

La semana pasada, por ejemplo, Bush pareció descartar la posibilidad de un diálogo directo con Siria e Irán. Pero este miércoles, la Casa Blanca se manifestó dispuesta a comprometer a los dos países en el diálogo del denominado Grupo Compacto Iraq, foro de países que prestan asistencia económica a la nación ocupada.

De todos modos, la última reunión de ese Grupo se celebró en 2004.

La mayoría de los analistas políticos consideran que la respuesta de Bush dependerá de la unidad que muestren los demócratas en apoyo del informe del ISG y de la reacción de legisladores republicanos clave, escaldados por el efecto que tuvo la guerra en Iraq en las elecciones de noviembre.

Además de ofrecer recomendaciones, el principal propósito del Grupo de Estudio sobre Iraq fue el de despolitizar un debate cada vez más conflictivo y formar un consenso que convoque a las alas más centristas de los dos partidos.

"Este país no puede estar en guerra y sufrir las divisiones que observamos hoy", dijo uno de sus integrantes, el demócrata Leon Panetta, ex jefe del equipo presidencial de Clinton.

El informe no deja plenamente satisfecha al ala menos belicista del Partido Demócrata. Advierte, por ejemplo, que una "retirada precipitada de las tropas" de Iraq derivaría en "un significativo vacío de poder, un mayor sufrimiento humano, desestabilización regional y amenazas a la economía mundial".

También alerta que dividir Iraq en tres regiones autónomas, como propone el próximo presidente de la Comisión de Relaciones Internacionales, el demócrata Joseph Biden, podría "derivar en un desastre humanitario o en una guerra civil amplia".

Pero, además, descarta un enfoque de "mantener el rumbo" —es decir, mantener la enorme presencia militar estadounidense en Iraq—, por considerarla "inviable".

"La situación en Iraq es muy, muy seria", observó Hamilton. "No sé si podemos dar un viraje, pero creo que tenemos la obligación de intentarlo. Si nuestras recomendaciones son implementadas, tenemos, al menos, la posibilidad de instalar un gobierno estable en Iraq y calmar la región."

En cuanto a la presencia militar estadounidense en Iraq, el informe propone retirar prácticamente todos los soldados combatientes en los próximos 15 meses, al mismo tiempo que se elevaría la cantidad de entrenadores y uniformados adjuntos al ejército iraquí de los actuales 4.000 a 20.000.

El estudio del ISG no descarta un aumento importante de los actuales 140.000 soldados apostados en Iraq con la pretensión de abatir la violencia —como indican algunos republicanos belicistas y algunos militares retirados—, pero advierte que ningún incremento será sustentable en el mediano o en el largo plazo.

Por otra parte, propone al gobierno de Bush involucrar en el diálogo a todos los bandos en pugna en Iraq, con excepción de la red terrorista Al Qaeda, y garantizar a la población de ese país que Washington no pretende instalar bases militares permanentes en su territorio ni controlar su petróleo. (FIN/IPS/traen-mj/jl/na mm ip ik hd gb sp/06)

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