ESLOVAQUIA: Popularidad del gobierno y xenofobia en alza

El gobierno que encabeza en Eslovaquia el socialdemócrata Robert Fico, condenado por su alianza con una fuerza xenófoba que le valió una suspensión del Partido Socialista Europeo, es más popular que nunca en casa.

El primer ministro Fico, que asumió la jefatura del gobierno tras las elecciones parlamentarias de junio, prometió en su campaña crear una sociedad de bienestar y cuestionó el manejo económico del socialcristiano Mikulás Dzurinda, su antecesor, a quien calificó de neoliberal.

El partido de Fico, la Socialdemocracia (SMER), formó una coalición con dos fuerzas menores, el Partido de la Gente y el radical Partido Nacional Eslovaco (SNS), que lidera Jan Slota, con lo cual pretendía minimizar la oposición a su programa.

Con 60 por ciento de aprobación entre los encuestados, la popularidad de SMER permanece elevada ante una oposición dividida y desorientada. Según los sondeos, Fico es el político más confiable del país.

El ímpetu de la coalición quedó confirmado tras los comicios municipales del 2 de diciembre, en los que se alzó con una amplia mayoría de los votos a pesar de que sus rivales de derecha obtuvieron una gran ventaja en las capitales de todas las regiones.

La mayoría de los eslovacos han quedado descontentos con la dureza de las reformas, a pesar de que la comunidad internacional aplaudió los logros de la economía liberal llevada adelante por los gobiernos de derecha entre 1998 y 2006.

Muchos votantes de derecha temían que el nuevo gobierno revirtiera las reformas de los anteriores gabinetes y prosiguiera con su prometido programa de asistencia. Pero el gabinete de Fico optó por un enfoque más prudente.

El SMER mantiene la aspiración de sus antecesores de integrar Eslovaquia en 2009 a la eurozona —conformada por los países de la Unión Europea que incorporaron el euro como moneda común—, y prometió, por lo tanto, cumplir con la condición de mantener bajo control el déficit fiscal.

La situación económica no puede ser mejor, con un crecimiento sin precedentes del producto interno bruto de 9,8 por ciento de septiembre de 2005 a septiembre de 2006, el cual, de todos modos, es adjudicado por los economistas al gobierno anterior.

Pero lo que más dolores de cabeza le dio al primer ministro eslovaco es la asociación del SMER con nacionalistas radicales, en especial tras los ataques sufridos en agosto por la comunidad húngara.

Eslovaquia, una nación de origen eslavo, surgió tras la división en 1993 de la federación checoslovaca, cuando también se creó República Checa.

Pero su territorio perteneció durante la mayor parte de su historia al imperio húngaro, y por eso persiste hasta hoy un resentimiento mutuo entre estas dos naciones. Medio millón de los 5,4 millones de habitantes de Eslovaquia son de origen húngaro.

La mayoría de los gobiernos europeos consideran que hay una relación directa entre la participación de un partido xenófobo en el gobierno y la ola de agresiones contra la comunidad húngara.

El SMER fue suspendido del Partido Socialista Europeo por 10 meses a causa de la formación de la coalición de gobierno con un "partido nacionalista xenófobo".

La gota que desbordó el vaso para el bloque partidario europeo fue la falta de condena del SMER a los ataques xenófobos padecidos por la minoría húngara en agosto. El gobierno húngaro también condenó los atentados y los atribuyó a la coalición gobernante. Pero la tensión diplomática parece haberse enfriado.

Dirigentes del SMER atribuyen su suspensión de la familia socialdemócrata europea a la intención de "castigarlos" por no invitar a la coalición de gobierno al partido de la minoría húngara (SMK), al que calificaron de "problemático", e insistieron en que el SNS no es "extremista".

En el SMER predomina la desconfianza hacia el SMK y los cuestionamientos a su lealtad con el país no pasan desapercibidos. Por su parte, el nacionalista SNS llegó a proponer su proscripción.

Fico suele ignorar las declaraciones extremistas de sus aliados del SNS, pero nunca se distanció de esas expresiones, que concitan réditos electorales.

El episodio más impactante de la ola de violencia xenófoba tuvo como víctima en agosto a una estudiante que denunció haber sido atacada por dos hombres que la escucharon hablar en húngaro.

Después de que el gobierno húngaro protestó, las autoridades eslovacas acusaron al SMK de aprovecharse de la situación. Una semana después, las autoridades aseguraron que la joven había inventado la historia y el caso quedó cerrado.

La investigación suscitó serias dudas tanto en la prensa de la mayoritaria comunidad eslovaca como en la de otras etnias, pero es poco probable que el caso se reabra.

El fiscal general Dobroslav Trnka amenazó con acusar a la estudiante húngara de "generar alarma pública" si se atrevía a reformular la denuncia.

El director ejecutivo de la Liga de Defensa de los Derechos Humanos, con sede en Bratislava, Columbus Igboanusi, está preocupado por el precedente que puede sentar ese tipo de acción gubernamental y describe la situación como una "franca violación a los derechos humanos".

A Igboanusi le preocupa que la coalición gobernante, que él califica "de orientación nacionalista", muestre una actitud equivocada hacia las minorías del país. "El gobierno está a la defensiva en lugar de avanzar con propuestas", dijo a IPS.

"Quieren eliminar una protesta y una condena con amenazas penales", dijo a IPS. "Como abogado especializado en derechos humanos no puedo estar satisfecho. La joven debe tener derecho a reclamar."

*/Atención editores: este despacho corrige el título y el primer párrafo del transmitido el 12 de diciembre/. (FIN/IPS/traen-vf-dcl/zd/ss/ip hd eu/06)

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