La economía latinoamericana marcha viento en popa desde hace cuatro años, lapso en el cual se registró además una histórica reducción de la pobreza. Pero algunos expertos y dirigentes de izquierda cuestionan el modelo económico y el futuro halagüeño que augura la Cepal.
La pobreza cayó en la región cuatro puntos porcentuales de 2002 a 2006 y el producto interno bruto (PIB) repuntó en esos años a razón de cuatro por ciento en promedio y así seguirá en 2007. Sin embargo, tales cifras no convencen totalmente a sectores políticos, analistas, grupos poblacionales y activistas.
"Es comprensible que en países con altas tasas de pobreza y desigualdad haya grandes sectores de la población que no ven beneficios de las políticas que se siguen", pero la situación hoy es positiva y la región está mejor preparada que en el pasado para darle continuidad, dijo a IPS Jürgen Weller, oficial de Asuntos Económicos de la Cepal (Comisión Económica para América Latina y el Caribe).
Según esta agencia de la Organización de las Naciones Unidas, las correas de transmisión de la bonanza regional son entre otras, los altos precios mundiales de productos primarios en los que parte de la región se especializa, la disciplina fiscal mantenida por los gobiernos de cualquier signo ideológico y el aumento de las remesas de dinero enviadas por emigrantes a sus lugares de origen.
También señala en ese campo el descenso de la inflación, el aumento de la demanda interna, la caída de los intereses de la deuda pública y su conversión en parte de dólares a monedas nacionales.
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En ese contexto, la región crece y logra reducir parte de su pobreza. No obstante, aún permanecen en esa situación 205 millones de personas, que equivalen a 38,5 por ciento de la población total, mientras que los indigentes suman 79 millones, que significan 14,7 por ciento.
"Hablar con optimismo del supuesto crecimiento es un insulto para los millones que pensamos que con este sistema neoliberal, aplicado tanto en los países con gobiernos de centro o izquierda como de derecha, no habrá justicia social verdadera jamás", declaró a IPS José Valdez, activista de izquierda mexicano.
"Lo que vivimos ahora es una ilusión de las cifras, nada más", declaró Valdez, quien participa en la llamada "Otra Campaña", un movimiento social contestatario que impulsa entre militantes de izquierda que no participan en elecciones el atípico grupo insurgente Ejército Zapatista de Liberación Nacional, con centro en el meridional estado de Chiapas
Weller admite, ante esta crítica, que "no se puede negar los problemas que todavía sufren parte de la población", pero entiende que "el manejo macroeconómico actual, que aprovecha las oportunidades de la economía mundial, mantiene disciplina fiscal, refuerza el aparato productivo para hacerlo más competitivo y desarrolla programas sociales", está dando resultados.
Empero, hay que mantener "un optimismo cauteloso", pues, aunque los datos muestran una tendencia favorable, la región aún debe trabajar mucho en materia de desarrollo productivo, donde las materias primas de exportación se complementen con áreas de mayor innovación. También hace falta que se invierta más en educación y tecnología y se profundicen los programas sociales, apuntó.
"En comparación con los años 90, ahora el crecimiento tiene bases más sólidas, lo que nos da la esperanza de que para el futuro la situación cambie. Pero, obviamente, falta aún mucho por hacer", resaltó el especialista de la Cepal.
Germán de la Reza, experto en economía y temas de integración, cuestiona la perspectiva de la Cepal. Sacar conclusiones considerando los últimos cuatro años de desempeño de la región lo considera apresurado, pues a su entender se trata de un período que no permite proyectar una tendencia sostenida.
"¿Que tal si en lugar de los últimos cuatro años, ponemos la última década? En ese período la tasa anual de variación del PIB no muestra un crecimiento sino una curva en U con índices superiores a cinco por ciento en ambos extremos y con un centro de casi menos uno por ciento", explicó este profesor de la Universidad de París-La Sorbona y de la Universidad Autónoma Metropolitana.
"Lo que sugieren las cifras es que estamos ante un efecto de rebote y no ante una tendencia sostenida de crecimiento", añadió ante la consulta de IPS.
De la Reza comentó que Argentina es el ejemplo más claro de ello, al mostrar indicadores negativos entre 1999 y 2002, para luego dar paso a una tasa de signo contrario en el cuatrienio siguiente.
Ese desempeño, en diferente medida, se puede observar también en Chile, México, Ecuador, Paraguay, Uruguay y Venezuela. En el caso de ese último país, la tasa de crecimiento se encuentra entre las más bajas entre 1999 y 2003 y entre las más altas de 2004 a 2006, indicó.
En el positivo desempeño promedio de la región hay una marcada heterogeneidad. Venezuela, Uruguay y Argentina crecieron en 2006 a tasas de entre 7,3 y 10 por ciento y, aunque se espera que bajen un poco, las economías de esos países seguirán en 2007 con un desempeño sobre seis por ciento.
Extraordinarios repuntes mostraron Antigua y Barbuda y Trinidad y Tobago, con más de 11 por ciento de su PIB en 2006.
En el lado opuesto, los de menor crecimiento en el año que termina fueron Haití y Guyana con menos de 2,5 por ciento.
Para el año próximo se espera una ligera desaceleración de la economía regional y se proyecta un aumento promedio del orden de 4,7 por ciento, que permitiría un repunte del producto por habitante acumulado en torno a 15 por ciento en el período 2003-2007, lo cual equivale a una medida anual de 2,8 por ciento, según la Cepal.
Weller sostuvo que "el crecimiento económico es una condición necesaria para generar los ingresos y los niveles de bienestar social, pero también creemos que eso no es suficiente".
Advirtió que la economía latinoamericana y caribeña tiene una dependencia excesiva de sus exportaciones de productos primarios como los del sector agropecuario, petróleo, cobre, oro y otros, lo que trae serios peligros, pues no se puede esperar que sus actuales precios sigan altos por siempre.
Por su parte, De la Reza opinó que, aunque los países muestren ahora un desempeño positivo, hay nubarrones en el panorama.
"Si bien el aumento del precio de las exportaciones es un hecho positivo en sí, no es menor el que se debe a factores coyunturales (gran demanda de China e India) y que se acompaña de persistentes dificultades del acceso a mercados internacionales a los productos agrícolas en los países más desarrollados", dijo.
En el manejo responsable de las finanzas públicas, que según la Cepal es un factor central en el crecimiento de la región, este observador no ve un hecho relevante.
"Es cierto que los países se manejan con ortodoxia en ese campo, pero no creo que esto se irreversible. Si hay circunstancias distintas, puede cambiar y eso no es necesariamente negativo", consideró.
"Es que el crecimiento no puede reducirse al tema del manejo macroeconómico. Un gobierno en crisis, del que nadie está libre, tiende a indisciplinarse de la ortodoxia, eso lo vimos ya en Argentina. Después del colapso (de fines de 2001) se reveló ante la banca extranjera, (de modo obligado) y le funcionó", puntualizó.
Pero la Cepal insiste en que, al menos en el mediano plazo, la región seguirá por una senda de relativa tranquilidad y crecimiento.
La agencia de la ONU afirma que, ante "el posible enfriamiento más o menos acentuado del crecimiento global" el año entrante, la región de América Latina y el Caribe puede resultar impactada. Sin embargo, insiste que en que está mejor preparada que en el pasado para enfrentar un escenario de ese tipo.