Con expresiones de algarabía cruzadas por el dolor de sus simpatizantes, Chile vive las horas posteriores a la muerte del ex dictador Augusto Pinochet, quien no pudo superar una descompensación cardiaca paradójicamente en el Día Internacional de los Derechos Humanos. Será sepultado sin honores oficiales.
Pinochet falleció a los 91 años y sin haber sido condenado por la justicia que le sigue procesos por corrupción y por las incontables violaciones a los derechos humanos cometidas por la dictadura que encabezó durante 17 años, iniciada con el sangriento golpe de Estado del 11 de septiembre de 1973 contra el gobierno democrático del socialista Salvador Allende.
La muerte lo encontró rodeado de sus familiares en el Hospital Militar, la institución que siempre lo atendió y donde se encontraba internado desde el 3 de este mes. Este domingo, coincidentemente, su esposa por más de medio siglo, Lucía Hiriat, cumplió 84 años.
El ejército, a través de un comunicado, informó que los restos de Pinochet serán velados a partir de este lunes en una capilla ardiente instalada en Escuela Militar, donde se realizarán diversas misas y responsos, y que sus exequias se efectuarán al día siguiente.
Luego de conocer la noticia, la presidenta de Chile, la socialista Michelle Bachelet, convocó a su residencia particular a los ministros del Interior, Defensa, Justicia y Secretaría General de Gobierno para programar los pasos a seguir, a donde también arribó el comandante en jefe del ejército, Oscar Izurieta Ferrer.
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Al caer la tarde en Santiago, el portavoz de gobierno, Ricardo Lagos Weber, anunció que no habrá duelo nacional ni se le rendirán honores como ex presidente de Chile, pero sí como ex comandante del ejército.
En las reparticiones militares se podrá izar la bandera chilena a media asta. Sólo la ministra de Defensa, Viviane Blanlot, asistirá al funeral en representación del gobierno de centroizquierda.
El pasado domingo 3, Pinochet ingresó de urgencia al Hospital Militar tras sufrir un infarto al miocardio y un edema pulmonar agudo. Se le practicó una angioplastia y una microcirugía, evolucionado positivamente. A los dos días comía, respiraba por sí mismo y practicaba algunos ejercicios de quinesioterapia.
Pese a que en la mañana de este domingo los médicos hablaban de franca mejoría, a las 13:30 hora local Pinochet sufrió una descompensación cardiaca aguda e inesperada, siendo trasladado de urgencia a la Unidad de Cuidados Intensivos, donde se le practicaron infructuosamente todos los métodos de reanimación.
La noticia fue dada a conocer públicamente a las 14:30 horas local (17:30 GMT). De inmediato comenzaron a llegar centenares de adherentes al centro hospitalario, llorando, cantando la canción nacional y declarado que Pinochet era "el segundo padre de la patria (después de Bernardo O'Higgins)", que "salvó al país del comunismo" y que "gracias a él" Chile es un país pujante.
"¡Y no lo condenaron!" era uno de los improvisados cánticos que los más de 3.000 seguidores de Pinochet entonaban en un día en que la temperatura trepó hasta más de 30 grados en la capital chilena.
Como contraparte, cuatro horas después más de 6.000 personas se habían congregado en la céntrica Plaza Italia. Con botellas de champagne, banderas chilenas, lienzos y papel picado, celebraban la muerte del anciano militar, quien además sufría de diabetes y problemas renales y vasculares.
"¡El que no salta es Pinochet!, coreaba feliz la multitud, que decidió marchar hacia el palacio de gobierno de la Moneda.
En tanto, el mundo político especula sobre cómo pasará a la historia el ex dictador. La oposición derechista, donde militan gran parte de los antiguos ministros y colaboradores de la dictadura, rescata los aspectos positivos de su régimen imperante entre 1973 y 1990, especialmente las reformas económicas.
Los dirigentes y parlamentarios de los partidos oficialistas coincidieron en que Pinochet lideró el capítulo más negro de la historia de Chile, por las sistemáticas violaciones a los derechos humanos cometidas y por el fraude al fisco que investigaba hoy la justicia.
La abogada defensora de los derechos humanos Pamela Pereira señaló a la radio local Cooperativa que el daño más grande provocado por Pinochet fue la "fractura de la unidad nacional", que espera empiece a recomponerse con su muerte.
Una encuesta realizada por el diario La Tercera, publicada este domingo, reveló que 55 por ciento de los chilenos consultados entiende que Pinochet no debe recibir honores de ex presidente y 51,1 está de acuerdo con el reconocimiento como ex jefe castrense.
La también activista por los derechos humanos y actual embajadora en Hungría, la abogada Carmen Hertz, comentó a radio Cooperativa que la justicia chilena "quedó para siempre con una deuda pendiente", refiriéndose a las causas que se le seguían por torturas, secuestros y ejecuciones, además de falsificación de pasaporte y fraude al fisco.
En tanto, el también jurista Hugo Gutiérrez advirtió la paradójica situación vivida este domingo, dado que Pinochet falleció el mismo día en que se celebra el Día Internacional de los Derechos Humanos, instituido por la Organización de las Naciones Unidas a mitad del siglo pasado.
El presidente de la Conferencia Episcopal de Chile, Alejandro Goic, entregó sus condolencias a la familia y señaló que, "más allá del juicio histórico que pueda tener la figura de Pinochet y su gobierno de 17 años", es un momento para actuar con respeto, serenidad y cordura y que la Iglesia Católica elevará una oración por su eterno descanso.