«No nos robarán ni un voto», desafió el candidato a la presidencia de Venezuela por la oposición, Manuel Rosales, tras asegurar este miércoles que superó al mandatario Hugo Chávez en las encuestas de intención de voto para las elecciones del 3 de diciembre.
La recta final de la campaña electoral aparece marcada por una "guerra de encuestas", con cinco mediciones que dan ventaja inequívoca a Chávez y al menos tres que marcan un "empate técnico" entre el gobernante que busca la reelección y Rosales.
Ambos candidatos se han volcado a las "encuestas vivas" o demostraciones de calle. Rosales ha hecho decenas de caminatas y mítines, a la par de que pretende mostrar que asciende entre el electorado a diferencia de un competidor en retroceso, mientras que Chávez convocó apenas un puñado de reuniones públicas y hace ver que su ventaja es aplastante.
El béisbol, deporte favorito de los venezolanos, no escapa a la puja: Rosales se presentó intempestivamente en un juego entre las populares novenas Leones del Caracas y Navegantes del Magallanes, y resultó aclamado. Chávez se preparara para una presencia de igual perfil en uno de esos clásicos, según rumores surgidos de su comando de campaña.
"Yo voy con Chávez a donde él vaya y, si es al estadio, también voy", dijo a IPS Luisa Mujica, empleada en el Ministerio de Educación y quien reconoce no emocionarse con el béisbol.
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"Soy de las voluntarias para ir a los actos de respaldo que puedan, porque este es el único presidente que he visto preocupado de verdad por los más pobres, por los que antes no tenían nada", explicó.
"Queremos el proyecto de Chávez, nos sentimos protegidos por este gobierno y por sus misiones de salud, de alimentación y de crédito para el trabajo", dijo a IPS Luis Canelón, campesino del estado de Vargas, vecino a Caracas, durante una marcha con cientos de sus compañeros realizada el lunes por calles del centro de la capital venezolana.
En cambio, Ángela Quintana, maestra de una escuela privada, cree que "quienes van a los actos de Chávez lo hacen por el interés de alguna dádiva, pero muchos de ellos deben ver que las ayudas pueden ser un alivio, pero no sirven para salir de la pobreza", sostuvo ante IPS a las puertas de la agencia donde compraría su pequeño auto nuevo.
Otrora un militante de izquierda que estuvo prisionero en un campo de concentración en la dictadura del general Marcos Pérez Jiménez (1948-1958), Pablo Moscó dijo a IPS que va a las caminatas de Rosales "porque hay que marchar para que no se pierda la libertad, como ocurre poco a poco con Chávez".
El discurso de los abanderados es muy semejante al que se encuentra en las bases que les apoyan, en otra muestra más de la fuerte polarización política que afronta este país en lo que va de década y de la cual las elecciones presidenciales del 3 de diciembre parece sólo un episodio más. "Aquí hay dos posiciones nada más: la capitalista, que ellos (la oposición) defienden, y la socialista, que impulsamos nosotros. He allí la confrontación, el debate que está en la calle", dijo Chávez a sus seguidores en un acto de campaña el pasado domingo.
Lo demás, según el mandatario, "sería enmascarar la realidad, con propuestas superpopulistas, irresponsables. Ellos quieren ser colonia del imperialismo y nosotros proponemos socialismo y soberanía".
"Les haremos morder el polvo de la derrota", arenga por momentos Chávez, mientras en otros señala que "es imposible que vuelvan (sus rivales, al gobierno)". En ocasiones baja el tono con frases como "todo lo he hecho por amor" o declaraciones según las cuales "mi confrontación es de ideas, no odio a la clase media ni a nadie".
Por su parte, Rosales sostiene que "la democracia está enferma" en Venezuela, por la concentración de poder en la sola persona", en referencia a que los seguidores de Chávez controlan los cinco poderes del Estado, el Ejecutivo, el Legislativo, el Judicial, el Ciudadano (reúne la Fiscalía General, la Contraloría General y la Defensoría del Pueblo, y el Electoral.
La publicidad del candidato de la oposición y los dirigentes de la coalición de 40 partidos y grupos que le acompañan sostienen que los comicios de diciembre son "entre dos modelos de vida, entre la democracia y el autoritarismo".
Mientras Chávez ofrece "avanzar hacia el socialismo" y ha inaugurado en las últimas semanas grandes puentes, un acueducto y servicio de trenes, o colocado piedras fundamentales para la construcción de otras obras, Rosales se ha centrado en criticar "la regaladera a otros países de un dinero que es de los venezolanos".
También confirmó que, en caso de acceder al gobierno, revisará los acuerdos de cooperación petrolera suscritos por Venezuela y destinará los recursos que van a otros países al financiamiento de un programa de entrega de fondos directamente a las familias más pobres, mediante una cuenta bancaria manejable con una tarjeta de débito que bautizó "Mi negra".
Analistas políticos concuerdan en que Rosales logró galvanizar la oposición a su alrededor, superando la tendencia abstencionista que predominaba entre esa heterogéneo sector, luego que los principales grupos decidieron retirarse a última hora de las elecciones parlamentarias concretadas hace un año.
El resultado de esa decisión fue una mayor abstención que la habitual en procesos anteriores y el control de las 167 bancas en el parlamento unicameral por los seguidores de Chávez.
En diálogo con corresponsales extranjeros, Chávez descartó que, si la oposición consigue una votación abundante aunque no triunfe, pueda tomar medidas de reforma para abrir nuevos espacios a la oposición en el parlamento.
"Fue por culpa de ellos mismos que no tienen representación" y, además, "tienen otros espacios, dos gobernaciones (de 24 que tiene el país) y varias alcaldías (en un total de 335)". "Yo estoy dispuesto al diálogo, pero el Chávez cándido quedó atrás y ellos siempre han estado buscando atajos", dijo el propio mandatario.
Justamente, las elecciones del 3 de diciembre se plantea para la oposición como una ventana de oportunidad para desplazar a Chávez del poder pero, en caso de no ocurrir así, como una manera de construir una alternativa de relevo para el mediano o largo plazo, según lo expuso por el ex líder socialista Teodoro Petkoff, que hoy integra el comando de Rosales.
"Incluso, si no ganamos ya se cumplió el objetivo de reconstituir a las fuerzas de oposición de tal modo que no esté solo en el escenario el proyecto autoritario", comentó a IPS el diplomático Milos Alcalay, del grupo de asesores internacionales de Rosales.
Pero Rosales, luego de insistir durante semanas en que "hay un candidato (Chávez) que baja y otro (el opositor) que asciende", dijo el martes a enviados de la prensa extranjera que "las líneas se cruzaron, y en estos momentos estamos arriba en la intención de voto".
Para Chávez, en cambio, "es matemática, política y prácticamente imposible" que pierda las elecciones, y su ministro de Información y a la vez portavoz de su comando de campaña, William Lara, dijo que las consultas proyectan que el mandatario conseguirá 70 por ciento de los votos.
En el referendo de agosto de 2004, que ratificó a Chávez en la presidencia y registró la más vistosa afluencia electoral de la historia venezolana, el mandatario consiguió 5,8 millones de respaldos (59 por ciento) y sus opositores cuatro millones (41 por ciento).
Las encuestas muestran ahora una intención de voto de por lo menos 60 por ciento de los 15,9 millones de inscritos en el registro electoral, es decir, unos 9,5 millones de votos para repartir entre Chávez y Rosales. Hay otros 13 candidatos, pero ni siquiera figuran en las encuestas y son desconocidos en la vida pública.
Chávez afirmó que acatará el veredicto que anuncie el Poder Electoral la noche del 3 de diciembre "sea cual fuere", en tanto Rosales, tras afirmar que cuatro de los cinco miembros del Consejo Electoral responden al oficialismo, dijo que respetará los resultados "si son limpios, porque no nos dejaremos robar ni un voto".
La Fuerza Armada desplegará 120.000 efectivos para custodiar el orden público durante el proceso electoral y cuidar a más de las 20.000 mesas de votación que se distribuirán por todo el país.