La creciente división entre Islam y Occidente no se debe a motivos religiosos sino políticos, concluyó el Grupo de Alto Nivel de la Alianza de Civilizaciones, en un informe presentado en Estambul al secretario general de la ONU, Kofi Annan.
"Debemos deshacernos de estereotipos, generalizaciones y preconceptos y tener cuidado de que los crímenes perpetrados por personas o pequeños grupos no nos impongan la imagen de una región, una religión o un pueblo entero", declaró Annan tras recibir el informe.
La violencia obedece al temor y a malentendidos, desigualdades económicas, guerras desatadas por las potencias occidentales en países musulmanes y el conflicto árabe-israelí, no a cuestiones de identidad cultural o religiosa, sostuvo.
A menudo se explota de forma cínica la fe para desatar pasiones, avivar sospechas y respaldar argumentos alarmistas según los cuales el mundo afronta una nueva "guerra de religiones", pero la raíz del problema es política, según el informe de la Alianza de Civilizaciones.
Esa Alianza, lanzada en 2005 por Annan y copatrocinada por España y Turquía, tiene el objetivo de contribuir a un mayor consenso entre las naciones, las culturas y las religiones respecto de que todos los países son interdependientes y deben unirse en pro del desarrollo, la seguridad y el bienestar ambiental, económico y financiero.
La Alianza de Civilizaciones corresponde a una iniciativa del presidente de gobierno español, José Luis Rodríguez Zapatero, a la Asamblea General de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en 2004.
La iniciativa recoge el legado de una propuesta anterior formulada por del ex presidente de Irán, Mohamed Jatami, al asumir el cargo en 1997. En 1998, la Asamblea General declaró 2001 "Año del Diálogo entre Civilizaciones", aceptando la iniciativa iraní.
Y en noviembre de ese año, dos meses después de los atentados que el 11 de septiembre acabaron con 3.000 vidas en Nueva York y en Washington, la Asamblea General resolvió por unanimidad impulsar el "diálogo entre civilizaciones" propuesto por Irán.
"La fuerza política que más profundiza la ruptura entre musulmanes y occidentales es la percepción generalizada de que existe un doble discurso respecto de cuándo se defienden los principios universales de derechos humanos y cuándo se ignoran", dijo a IPS el subdirector del Grupo de Alto Nivel de la Alianza de Civilizaciones, Shamil Idriss.
Las afirmaciones elocuentes a favor de la democracia pierden relevancia cuando las naciones poderosas rechazan y a veces socavan a los gobiernos elegidos democráticamente, según el documento.
"Las intervenciones políticas y militares occidentales en las naciones islámicas es otra causa de profundización de la brecha. Muchos musulmanes creen que sus sociedades están bajo ataque", afirmó Idriss.
Los acontecimientos de los últimos años exacerbaron el recelo, el temor y los malentendidos entre ambas culturas, y los extremistas aprovecharon ese ambiente, según el Grupo de Alto Nivel, integrado por 20 destacadas personalidades del ámbito político, académico, sociedad civil, finanzas internacionales y medios de comunicación.
La Alianza de Civilizaciones pretende contrarrestar esa tendencia instaurando un modelo de respeto mutuo entre naciones y culturas.
Motivos políticos seculares propiciaron algunos de los más horrorosos reinos del terror como el Holocausto, las represiones estalinistas en la disuelta Unión Soviética y más recientemente los genocidios en Camboya, la región de los Balcanes y Ruanda, todos perpetrados por poderes estatales, según el informe.
"Debemos empezar por reafirmar, y demostrar, que el problema no radica ni en el Corán, ni en la Torá, ni en la Biblia. De hecho, he dicho que el problema nunca es la fe sino los fieles y el modo en que se comportan entre sí", remarcó el secretario general del foro mundial.
El grupo afirma que "una mirada somera al siglo XX indica que ninguna cultura, región geográfica, orientación política ni grupo por sí solo tiene el monopolio del extremismo ni de actos terroristas".
Uno de los principales obstáculos para tender un puente entre musulmanes y occidentales es el conflicto árabe-israelí.
"Desearíamos pensar que ese conflicto es sólo uno entre muchos. Pero no lo es. Ningún otro tiene esa carga poderosa, simbólica y emocional aun entre personas lejanas al campo de batalla", sostuvo Annan.
El enfrentamiento árabe-israelí se volvió un importante símbolo de la profundización de la brecha, según el informe.
"Mientras haya palestinos viviendo bajo una ocupación, expuestos a humillaciones y frustraciones diarias, y los israelíes mueran en explosiones de autobuses y discotecas, seguirán inflamándose las pasiones", aseveró el secretario general.
Ese conflicto, junto con las intervenciones militares de varias potencias occidentales en países como Afganistán e Iraq, contribuye significativamente al creciente resentimiento y desconfianza en perjuicio del vínculo entre comunidades, arguye el grupo.
El documento también sugiere que la represión de la oposición política pacífica y el paso lento de las reformas en muchos países musulmanes constituyen factores clave del crecimiento del extremismo.
El Grupo de Alto Nivel de la Alianza de Civilizaciones sugirió una serie de soluciones políticas prácticas para hacer frente a los problemas.
El secretario general, propuso, debe designar un alto representante para distender las crisis suscitadas en la intersección entre religión y política y para supervisar la implementación de sus recomendaciones.
También sugirieron que se elaborara un documento oficial que analice el conflicto israelo-palestino "sin pasiones y con objetividad, que dé cuenta del relato de personalidades de ambos lados".
El equipo a cargo de esta tarea deberá revisar los logros y diagnosticar los fracasos de anteriores iniciativas y establezca las condiciones claras que deben cumplirse para hallar una salida.
Además proponen que se reanude el proceso político, incluida la convocatoria de una conferencia internacional sobre las iniciativas de paz en Medio Oriente, lo antes posible.
Por otra parte, el grupo alentó la ampliación del pluralismo político en las naciones musulmanas.
Su informe pide a los partidos gobernantes del mundo islámico que abran espacios a la participación de la oposición pacífica, ya sean grupos religiosos o seculares, e instan a los gobiernos extranjeros a ser consistentes a este respecto, por ejemplo, respetando resultados electorales.
El documento también propone un abanico de medidas concretas en materia de educación, prensa, juventud y migración para construir puentes y promover una cultura de respeto y entendimiento entre las comunidades occidentales y musulmanas.
En cuanto al tratamiento que se brinda en la prensa a los conflictos entre comunidades, "los líderes políticos deben reaccionar rápido para darles perspectiva y evitar que puedan exaltar los ánimos", dijo Idriss a IPS.
La lenta reacción de los líderes gubernamentales originó la controversia, y la consiguiente violencia, provocada por la publicación de unas caricaturas del profeta Mahoma en un diario danés, según él.
Entre las propuestas figura la realización de películas y programas de televisión coproducidos que muestren la diversidad como un aspecto normal de la sociedad.
"Debe fomentarse una mayor variedad de personajes. Los musulmanes deben interpretar papeles que no sean de terroristas", apuntó Idriss.
"En un contexto de creciente polarización entre culturas y sistemas de pensamiento que requieren atención inmediata, la presentación de este informe y sus recomendaciones a la comunidad internacional constituye un paso alentador en los esfuerzos tendientes a sembrar las semillas del respecto y el entendimiento", declaró el lunes el primer ministro de Turquía, Recep Tayyip Erdogan, en Estambul.
Annan, cuyo mandato concluye el mes próximo, se comprometió a trabajar junto a su sucesor, Ban Ki-moon, para implementar las recomendaciones propuestas en el informe. (FIN/IPS/traen-vf-mj/ms/ks/wd mm cr pr ip/06)