El presidente de México, Vicente Fox, termina su mandato de seis años cosechando lo que parece haber buscado con mayor ahínco: ser popular y querido.
La historia quizás recuerde el mandato de Fox por haber puesto fin a un ciclo de 71 años de gobiernos del PRI. Pero no pudo o no quiso concretar grandes transformaciones prometidas y, si bien deja un país más libre, menos controlado y sometido a censuras, su legado incluye inéditas divisiones políticas y violencia criminal.
Según encuestas publicadas este jueves por el diario Reforma y El Universal, el mandatario del conservador Partido Acción Nacional (PAN) finaliza su mandato con una aprobación popular de 61 y 67 por ciento, respectivamente.
Tales datos lo ubican como el cuarto mandatario más popular de América Latina, tras sus pares Néstor Kirchner, de Argentina, Álvaro Uribe, de Colombia, y Hugo Chávez, de Venezuela, que ostentan grados de aprobación de entre 70 y 76 por ciento, de acuerdo con varios sondeos.
Pero eso no significa que su gestión merezca igual aceptación.
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De los 1.000 consultados en hogares por el sondeo de El Universal, 65 por ciento reprobaron la forma que en que combatió la delincuencia, 63 por ciento se quejaron del desempleo, 55 por ciento criticaron la relación con Estados Unidos y 53 por ciento, los vínculos con el Poder Legislativo.
Reforma, que entrevistó a 1.515 personas en sus viviendas, obtuvo resultados similares en esas materias. Pero aun así, 40 por ciento de los consultados en esa encuesta estimaron que las condiciones del país son hoy mucho mejores que seis años atrás.
Además, 27 por ciento estimaron que Fox cumplió la mayor parte de sus promesas de campaña y 53 por ciento consideraron que cumplió sólo una parte. La encuesta de El Universal apunta que 54 por ciento de los entrevistados opinaron que el mandatario ayudó a consolidar la democracia.
El de Fox fue "un sexenio desperdiciado", tuvo una Presidencia "popular pero ineficaz", y que dejó "tras de sí un México polarizado", opinó Denise Dresser, columnista de varios de medios de comunicación y politóloga del Instituto Tecnológico Autónomo de México.
Mientras, el politólogo y activista de derechos humanos Sergio Aguayo sostuvo que terminó "el primer sexenio de la alternancia, que también fue el de la frustración por el desplome de la esperanza democrática".
Mediante armas publicitarias como la realización de encuestas diarias, periódicas campañas de mercadeo político, cuidados extremos de su imagen y hasta las nunca confirmadas artes de una bruja, Fox mantuvo siempre alta la aceptación social. Lo ayudó su carisma personal, virtud que hasta sus opositores reconocen.
La activista y portavoz de la organización ecologista Greenpeace México, Cecilia Navarro, dijo a IPS que "Fox fue una desilusión en todos los sentidos, pues llegó al poder con un gran capital político y lo desperdició sin lograr nada".
El mandatario llegó a la Presidencia en diciembre de 2000 con gran apoyo popular y prometiendo fundar un nuevo país, despertando grandes expectativas dentro y fuera de México.
Sin embargo, las grandes reformas nunca se concretaron. Los poderes económicos y sindicales que el régimen del PRI había gestado en una relación de tipo corporativo, se mantuvieron casi intactos.
Además, Fox no pudo nunca alcanzar acuerdos de envergadura con la oposición, por lo que sus prometidas reformas "estructurales" en los terrenos laboral, fiscal y energético quedaron en el tintero.
En los seis años de su gobierno, ningún partido ni coalición contó con mayoría absoluta en el parlamento.
Lo mismo sucederá con su sucesor y correligionario Felipe Calderón.
La gestión de Fox mantuvo la estabilidad económica del país y dejó en cero el déficit en las finanzas públicas, la moneda nacional fuerte y la inflación y las tasas de interés más bajas de la historia reciente.
En materia de combate a la delincuencia, una de sus promesas centrales, el balance es negativo. Desde 2000 se cometieron unas 8.000 ejecuciones vinculadas al narcotráfico, que actuó con una violencia nunca antes vista en este país.
Hoy se denuncian unos 4.000 delitos por día, pero varios estudios sostienen que la cantidad real sería de más del doble y que va en aumento.
En cuanto al abatimiento de la pobreza, el gobierno de Fox logró avances pequeños, pero aún cerca de la mitad de los 103 millones de mexicanos viven en esa condición.
El problema que más reprochan al presidente saliente políticos y observadores es el encono que cultivó con la izquierda y su líder y ex candidato presidencial, Andrés López Obrador, a quien atacó y cuestionó hasta el final.
López Obrador, del izquierdista Partido de la Revolución Democrática (PRD), perdió las elecciones del 2 de julio ante Calderón por apenas medio punto porcentual, y afirma que Fox y "los poderes fácticos" le robaron el triunfo.
Aunque el máximo tribunal electoral no encontró evidencias contundentes de fraude en esos comicios, sí reconoció que el mandatario intervino de manera ilegal e indeseable en la campaña en contra del candidato de la izquierda.
López Obrador fue proclamado por sus seguidores el 20 de noviembre "presidente legítimo" y cabeza de un gobierno simbólico que desconoce a Calderón.
Como corolario, el PRD y el PAN, las dos fuerzas legislativas más poderosas, mantienen fuertes disputas y, según han dicho sus dirigentes, es remota la posibilidad de que alcancen algún tipo de acuerdo.
"Esa es la peor herencia de Fox", deja un país fracturado en el que será muy difícil avanzar, consideró Navarro de Greenpeace.
Más que un presidente, Fox fue un "gran candidato que conectó con la gente", pero que no entendió nunca cómo gobernar "un país tan complejo como México" ni cómo llevar sus relaciones internacionales, señaló Leo Zuckermann, politólogo del Centro de Investigación y Docencia Económicas.
Fox tensó al límite las relaciones diplomáticas con los gobiernos de Cuba y de Venezuela, en medio de acusaciones por sus definiciones políticas, y las enfrió con gran parte de los países latinoamericanos gobernados ahora por mandatarios de centroizquierda.