Aunque tuvo un tratamiento discreto en la prensa local, la visita a Cuba del escritor homosexual chileno Pedro Lemebel no pudo pasar inadvertida en un país donde las palabras gay y lesbiana aún son dichas a media voz.
El propio Lemebel mostró sorpresa por la acogida en Casa de las Américas, la institución cultural cubana que lo invitó. "Esta es la primera vez que me dedican una semana", dijo el creador de la novela "Tengo miedo torero", cuya edición cubana se presentó al término de cuatro días de coloquio sobre su obra literaria y también pictórica.
Esta actividad cultural con el escritor chileno transcurrió del 21 al 24 de este mes, como parte del ciclo "Semana del autor", que realiza cada año desde 1999 Casa de las Américas y en la cual ya fueron resaltados creadores como el brasileño Rubem Fonseca y los argentinos Ricardo Piglia y Luisa Valenzuela.
Nacido en Santiago de Chile en "algún momento de la década de los 50", el narrador y cronista logró fama con sus proclamas y escritos de activismo homosexual y travesti durante la dictadura militar de Augusto Pinochet (1973-1990).
Para este literato, que estuvo en Cuba por primera vez hace casi una década, los años no han pasado en vano en la isla caribeña, donde el machismo es tradición.
"Hubo una aversión homofóbica en Cuba que yo testifico en el "Manifiesto" (poesía, 1986), pero los tiempos han cambiado y este cariño con que me reciben me gustaría que fuera para todos los homosexuales que tienen el corazón dignamente puesto a la izquierda", dijo en declaraciones a IPS.
En 1986, durante un acto público en Santiago de Chile, el escritor leyó su poema "Manifiesto (hablo por mi diferencia)", cuya segunda línea hace referencia a la expulsión de Cuba, en 1965, del poeta homosexual estadounidense Allen Ginsberg (1926-1997).
Desde entonces hasta aquí, "esa percepción se ha esfumado" y creo inclusive que "ahora Ginsberg no sería expulsado de ninguna manera", comentó el artista chileno, cuya visita sacó a relucir en estos predios la temática literaria homosexual, que en la isla se matiza bajo el rótulo de erótica.
Casa de las Amérícas presentó al autor sudamericano como "rebelde lírico, trasvesti y militante que enfrentó la dictadura pinochetista a fuerza de ejercer su diferencia política y sexual".
"Tengo miedo torero" (2001) es su primera y única novela y también la primera obra del escritor en circular en Cuba, donde desde la pasada década, luego de una etapa inicial de represión, comenzaron a abrirse algunos tímidos espacios de participación social de los homosexuales. Lemebel "es una de las figuras ineludibles" de la literatura latinoamericana, de modo que la invitación era de rigor, comentó a IPS Jorge Fornet, director del Centro de Investigaciones Literarias de Casa de las Américas. El chileno había visitado Cuba en 1997 y, aunque ya acumulaba una obra literaria reconocida, la invitación entonces estuvo a cargo de la Bienal de Arte de La Habana, para que participara con el colectivo Yeguas del Apocalipsis, que integró entre 1987 y 1995.
En el transcurso de la semana se resaltó esa faceta de artista plástico, en particular la obra de performances de Yeguas del Apocalipsis, con el que hizo múltiples intervenciones públicas.
Esa experimentación lo llevó del cuento a la crónica, que siguió configurando en los últimos años una obra "polémica, irreverente e inquisitiva", reunida en los libros "Los incontables" (cuentos, 1986), "La esquina es mi corazón" (crónica, 1995), "Loco afán" (crónica, 1996), "De perlas y cicatrices" (crónica, 1998), "El zanjón de la aguada" (2003, crónica) y "Adiós mariquita linda" (crónica, 2004).
Fornet consideró que el escritor chileno "tiene particularidades que lo identifican dentro de la cultura de nuestro continente", en particular en las letras, y citó como una de ellas "su interés por el tema de la homosexualidad".
Reconoció que para Casa de las Américas constituyó "un desafío" dedicar una de las jornadas anuales de autor de la institución a Lemebel, pero que al mismo tiempo devenía "un compromiso insoslayable".
Aunque consideró que hay avances en el reconocimiento de las diferencias sexuales en el país, de igual modo asintió que "aún existe homofobia en nuestra sociedad, así como prejuicios y pudores para enfrentar el tema de la homosexualidad con naturalidad".
Sin embargo, valoró que la presencia del escritor chileno "ayuda a contrarrestar esa visión" y, pese a que "lamentablemente quienes creen entender mejor la sociedad piensan que el público no está preparado para confrontar esa literatura, sí lo está".
En el coloquio participaron especialistas como Jorge Rufinelli, de la estadounidense Universidad de Stanford, y Luis E. Carcamo-Huechante, de la también estadounidense Universidad de Harvard, quienes analizaron las crónicas urbanas del chileno, así como su obra en general.
La relación del gobierno cubano con los homosexuales ha transitado por etapas varias, desde que eran internados en prisiones y excluidos de determinados puestos de trabajo hasta una gradual tolerancia en la actualidad.
Fornet estimó que en esta isla "desde fines de la década del 80 comenzó a aparecer con fuerza" el tema de la homosexualidad en la literatura cubana "y se han venido abriendo bastantes campos" desde entonces.
"Que existan prejuicios no quiere decir que no se haya avanzado muchísimo" recalcó, y agregó que ahora se debe leer a autores locales como "Jorge Ángel Pérez, Pedro de Jesús y no sólo el cuento de Senel Paz El lobo, el bosque y el hombre nuevo, que ya es un clásico" de esta temática.
Este cuento de Paz fue llevado al cine en 1993 bajo el título de "Fresa y Chocolate", con la dirección de Tomás Gutiérrez Alea, uno de los íconos del séptimo arte en Cuba. Un año después, este filme alcanzó una nominación como mejor obra extranjera en los premios Oscar de Hollywood.
El directivo literario reiteró que "Lemebel es una figura emblemática y muy fuerte en el continente, porque se ha expuesto más en ese sentido (de la homosexualidad) en sociedades más conservadoras que la nuestra, de ahí que su presencia ayude mucho en esta temática".
A su vez, el escritor cubano Roberto Zurbano consideró que el público de su país cuenta con el nivel suficiente para confrontar esta temática literaria.
"Estamos preparados para aceptar, no sólo la llegada de una literatura con esta propuesta, sino la mirada social a una realidad cada vez más visible y con más necesidades de vindicación entre lectores y población en general", postuló.
La legislación cubana no incluye regulaciones de corte homofóbico desde la reforma penal de 1997, aunque el rechazo a la homosexualidad es un sentimiento fuertemente arraigado en buena parte de la población por la cultura machista dominante.