Mientras el primer ministro de Iraq, Nouri Al-Maliki, defiende su política agraria, los campesinos piden desesperadamente ayuda en medio de una profunda crisis económica y una creciente inseguridad.
El lunes, el primer ministro destacó ante líderes políticos el esfuerzo del gobierno para mantener al alza los precios de las cosechas, y alentó a los agricultores a que sigan adelante con sus negocios.
"El primer ministro parece no ser conciente de los problemas reales que estamos enfrentando aquí", dijo a IPS Haji Jassim, un granjero del área rural Al-Jazeera, cerca de Ramadi, a unos 100 kilómetros al oeste de Bagdad.
"Lo que él dice sería bueno si los precios fueran el único problema, pero alguien debe explicarle los otros obstáculos que afrontamos", añadió.
Jassim dijo que uno de los principales problemas es la falta de mano de obra, "debido a que la mayoría de los hombres jóvenes que no murieron por balas de las tropas estadounidenses o iraquíes están presos o desaparecidos".
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El agricultor añadió que los problemas de falta de electricidad, combustible y seguridad en los campos y "docenas más" deberían ser conocidos por el primer ministro.
El régimen de Saddam Hussein (1979-2003) solía comprar cosechas para alentar a los granjeros continuar plantando. De esta manera, el gobierno le garantizaba a los agricultores una venta, independientemente de las malas condiciones del mercado.
Muchos campesinos incluso desean que Saddam Hussein hubiera permanecido en el poder, pues sus privaciones económicas se agravaron durante la ocupación de Estados Unidos.
"Lo que ellos (los estadounidenses) llaman 'régimen condenado' solía proveernos todo lo que necesitábamos. Semillas, combustible, camiones, cosechadoras y todo lo que pudiéramos necesitar", afirmó Ali Abdul-Hussein, un ex productor de arroz de la fértil zona rural de Diwaniya, y que ahora trabaja como obrero en Bagdad.
"Nos alegra habernos librado de Saddam, pero ahora deseamos tener al menos la mitad de los servicios que él nos ofrecía", añadió.
La economía de Iraq en su conjunto se ha visto afectada por la ocupación. Algunas estimaciones de la tasa de desempleo llegan a 50 por ciento, superando por lejos a los índices del régimen de Saddam Hussein.
"La mitad de la población está desempleada en Iraq, país habitado en un 60 por ciento por mujeres", según la Red Integral Regional de Información, agencia de la Organización de las Naciones Unidas de noticias y análisis en el ámbito humanitario para África subsahariana, Medio Oriente y Asia central,
El año pasado, el Ministerio de Trabajo y de Asuntos Sociales de Iraq estimó en 48 por ciento la tasa de desempleo.
Otro obstáculo para los granjeros es la alta inflación, que llegó a cerca de 70 por ciento, según el ministro de Planeación, Ali Baban.
En septiembre, Baban dijo a periodistas que los precios al consumo subieron en todos los bienes, incluyendo alimentos, combustible, transporte, servicios médicos y medicamentos, ropa, vivienda, muebles y otros artículos esenciales.
En todo Iraq, el combustible y la electricidad, recursos básicos para los granjeros, registraron un incremento de 374 por ciento durante el año pasado. Además, los precios del transporte subieron 218 por ciento.
Por tanto, el costo de cultivar junto con el creciente aumento de los precios al consumo hacen un verdadero desafío la supervivencia de los agricultores.
La inseguridad es otro grave problema que obstaculiza la productividad agrícola.
"¿Como puede uno llevar una cosecha a los almacenes de Maliki?", preguntó a IPS el granjero Latid Hameed. "Las milicias están tomando posiciones, y entonces, si eres sunita, te matarán y se llevarán tu dinero. Pero si eres chiita, sólo te quitarán el dinero y te liberarán por un rescate", indicó.
Una de las primeras masacres sectarias en este país luego de la invasión de Estados Unidos fue perpetrada por milicias chiitas en el mercado capitalino de Jameela, en la que murieron 14 agricultores sunitas.
Desde entonces, el mercado está paralizado, debido a que la mayoría de los granjeros no se sienten seguros ante la actividad de las milicias.
Por otra parte, expertos en agricultura señalan que la falta de infraestructura adecuada es otro de los factores que impide el desarrollo rural.
"La agricultura en Iraq no mejorará en el futuro cercano, porque nuestra tierra está afecta por el aumento del nivel del agua subterránea, lo que fue causado por una falla en el sistema de los sistemas de drenaje", dijo a IPS un profesor universitario de agricultura, quien prefirió no dar su nombre.
"La falta fertilizantes y de otros materiales para el tratamiento del suelo también afectó la actividad agrícola. Y cuando se consiguen son demasiado caros o de mala calidad", añadió.
Un estudio elaborado por un instituto económico iraquí independiente, que será divulgado en las próximas semanas pero a cuyos resultados accedió IPS, revela que más de 75 por ciento de las verduras y frutas consumidas en este país son importadas de Jordania, Irán y Siria.