ENERGÍA-SANTO TOMÉ Y PRÍNCIPE: El mar prometido

La pequeña república insular africana de Santo Tomé y Príncipe es en la actualidad uno de los países más pobres del mundo, un panorama muy preocupante, pero no sombrío, porque a corto plazo la situación podrá mejorar sustancialmente.

Cálculos del Fondo Monetario Internacional (FMI), considerados "conservadores" por analistas económicos portugueses, estiman que en el fondo del mar que rodea este archipiélago del golfo de Guinea proporcionará 30.000 barriles de crudo por día en 2013.

Hechas las cuentas, esta cantidad de petróleo se traduce en 92 millones de dólares anuales. Nada mal para un país de 1.001 kilómetros cuadrados y de sólo 150.000 habitantes, un cuarto de los cuales emigraron y viven en Portugal.

A comienzos de 2003 se produjo el hallazgo de ricas reservas de petróleo en yacimientos submarinos, que podrían sacar a Santo Tomé y Príncipe de la lista de las 30 naciones más pobres del planeta y convertirlo en una especie de Kuwait africano.

La carrera hacia la extracción de crudo fue encabezada por la vecina Nigeria y la empresa transnacional angloholandesa Shell, con grandes intereses en ese país.
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Poco después, se presentaron a la búsqueda del oro negro submarino compañías petrolíferas trasnacionales de Estados Unidos, Noruega y Portugal. La última en aparecer en escena, Sonangol, la firma estatal de combustibles de Angola, un país que está a punto de destronar a Nigeria como el primer productor africano de crudo.

En una visita a Angola a fines de octubre, el primer ministro de Santo Tomé y Príncipe, Tomé de Vera Cruz, anunció que ese país va a participar en la explotación de petróleo en la zona económica exclusiva de su país a través de sociedades entre las empresas estatales.

"Tenemos un protocolo firmado en el ámbito de los hidrocarburos y existe un memorando entre nuestra Agencia Nacional de Petróleos y la Sociedad Nacional de Combustibles de Angola (Sonangol), pero queremos ir más lejos, para que a través de la constitución de sociedades, podamos participar juntos en la explotación de petróleo", reveló Vera Cruz en la oportunidad.

Todo indica que los gobernantes de este minúsculo y disperso archipiélago africano de belleza paradisíaca, formado por sus dos islas principales y por los islotes de Gago Coutinho, Rôlas, de las Cabras, Santana, Sete Pedras, Tinhosas, Mosteiros, Bombom, Pedra da Galé y Boné do Jockey, no desea depender tan solo de las firmas trasnacionales del Norte, sino también fomentar la cooperación con Angola y Nigeria.

Es que la vida en los últimos 536 años no ha sido fácil para el pequeño archipiélago, independiente desde julio de 1975, que ya conoció a lo largo de su historia colonial portugués los mayores altos y bajos.

Las islas, entonces desiertas, fueron descubiertas en 1471 por navegantes portugueses, que fundaron allí una colonia, trasportando poblaciones esclavas de la costa de África, continente, donde los demás europeos llegarían sólo un siglo más tarde.

El archipiélago vivió una gran prosperidad económica en los siglos XVI y XVII, gracias al cultivo de caña de azúcar, café y cacao. Empero, a partir de fines de ese siglo los "fazendeiros" (hacendados-plantadores) cruzaron el océano Atlántico para trasladarse de la más pequeña a la mayor colonia portugueses de entonces: Brasil, donde la agricultura sólo registraba éxitos.

Con la decadencia agrícola, Santo Tomé y Príncipe se transformó en un inmenso campo de concentración de esclavos, muchos de ellos de paso hacia Brasil o para ser vendidos a ingleses, españoles, franceses y holandeses para sus colonias en América, una actividad que sólo terminó en 1876 con la abolición de la esclavitud en las islas.

Sin embargo, por primera vez en su larga historia, el petróleo podrá permitir a los santotomenses ver subir notoriamente su hoy bajo nivel de vida, pues la riqueza de siglos pasados nunca se tradujo en un bienestar para los africanos. Todo lo que el archipiélago produjo, terminó en Brasil y en Portugal, incluido el lucro por tráfico humano.

Las esperanzas basadas en los cálculos del FMI son hasta consideradas muy moderadas, ya que parten de estimados de producción contemplando uno de los seis bloques ubicados en la zona de desarrollo conjunto con Nigeria, la cual ya se sabe que será comercialmente viable.

Además, la proyección se basa en precios del petróleo a 30 dólares por barril, un valor que la mayoría de los analistas consideran demasiado "conservador" ante una realidad actual con cotizaciones internacionales rondando los 60 dólares la unidad.

Más aún, en una nota divulgada en Internet por la comunidad lusófona residente en Portugal, afirma que según las proyecciones del FMI, "si la coparticipación de Santo Tomé en la zona conjunta con Nigeria alcanza los 80.000 barriles por día, los ingresos triplicarán".

La citada nota de esa comunidad (Angola, Brasil, Cabo Verde, Guinea-Bissau, Mozambique, Santo Tomé y Príncipe y Timor Oriental) advierte, sin embargo, que en su estudio el FMI afirma que uno de los desafíos que el archipiélago afronta es "la necesidad de administrar un posible gran ingreso por concepto de petróleo, con capacidades institucionales y de absorción débiles".

En otras palabras, el Fondo advierte al gobierno del presidente Fradique de Menezes y del primer ministro Vera Cruz que deberá equilibrar los crecientes anhelos de la población sobre el aumento de sus ingresos, con la realidad fiscal a fin de realizar una más justa repartición de la riqueza a través del fomento de programas sociales.

En la óptica del FMI, "en el futuro inmediato, la consolidación fiscal requiere un equilibrio entre las expectativas de la población sobre la capacidad del gobierno para aumentar los gastos prioritarios, el inicio de la era del petróleo".

Aunque sin mencionar la palabra corrupción, el FMI advierte que a corto y medio plazo, "una de las tareas principales será desarrollar instituciones que aseguren una administración efectiva, transparente y responsabilizada por los ingresos del petróleo", porque este sector será "un enclave" en la economía del país.

En sus pasajes finales, el documento del FMI recomienda a las autoridades del archipiélago que con el dinero que genere la explotación petrolera, se garantice la ejecución de un programa de reducción de la pobreza para "fortalecer la economía no petrolífera y apoyar las medidas para alcanzar los Objetivos de (la Organización de las Naciones Unidas) Desarrollo del Milenio".

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