Con mareas rojas de seguidores del presidente Hugo Chávez y avalanchas azules del candidato opositor Manuel Rosales, las multitudes muestran el músculo de la confrontación política de Venezuela, en la recta final para elegir a quien gobernará entre 2007 y 2013.
En la capital se celebraron dos manifestaciones formidables, con públicos que reflejaron la fuerte polarización política que ha mantenido en tensión al país a lo largo de la década, y su voluntad de alcanzar una clara victoria sobre el bando contrario.
La avalancha azul llevó a centenares de miles de personas a un mitin con Rosales sobre dos kilómetros de la principal autopista de la ciudad, nutrida sobre todo con gente de clase media o media-baja del área metropolitana de Caracas, que ha pugnado por desalojar a Chávez del poder, cuyo gobierno "va a caer, y va a caer".
"Chávez quiere implantar un modo de vida autoritario, donde todos hagamos lo que a él le dé la gana", dijo a IPS Ana Azpúrua, técnica en informática que lucía una camiseta azulada con la inscripción "Mi voto lo cuento y lo cobro" en la avalancha, "y por eso cada vez que se convoque algo para detenerlo yo saldré a manifestar", agregó.
El "socialismo del siglo XXI", que pregona el mandatario, "significa que él será presidente toda la vida, con reelección indefinida, y nos dirá a todos qué comer y cómo vestirnos", dijo Rosales y, ante la consigna de la multitud replicó "claro que va a caer, pero con los votos de todos el 3 de diciembre", día de los comicios.
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Los seguidores de Chávez replicaron el domingo último con una marea de camisas rojas que cubrió las avenidas del casco central de Caracas, centenares de miles de personas en su mayoría llegadas del interior del país y la periferia capitalina.
"Toda mi familia se ha beneficiado con las misiones (programas gubernamentales de salud, educación y alimentación), los que no estudiábamos ahora lo estamos haciendo, y aquí estamos devolviéndole al comandante (sic) el apoyo que nos ha dado", dijo a IPS el carpintero Andrés Martínez tras caminar cuatro kilómetros desde el barrio Magallanes.
Rosa Piña, activista de Abejales, poblado del suroeste fronterizo con Colombia, viajó toda la noche del sábado en un autobús con 30 vecinos para aupar a Chávez en Caracas. "El comandante es una bendición de Dios, es como una continuación de Jesucristo para traer ayudas y beneficios a los pobres", dijo a IPS mientras apuraba un refrigerio.
Chávez "no es sino un instrumento de ustedes, no me iré (del poder) hasta que ustedes quieran. Seré esclavo de ustedes hasta que Dios y ustedes decidan", dijo el "comandante" presidente-candidato al dirigir la palabra a sus partidarios.
"Esta batalla es entre el pueblo, que es el que va a reelegirse, y el diablo, el imperio y sus pobres lacayos en Venezuela. Es un enemigo poderoso, pero no volverán más nunca a gobernar, y el resultado de lo que va a pasar aquí el 3 de diciembre ya está escrito hasta en la Biblia", agregó.
La multitud llevaba banderas rojas, la tricolor de Venezuela, alguna de Brasil o Iraq, retratos del mandatario, afiches del guerrillero argentino-cubano Ernesto "Che" Guevara y cartelones con dos manos abiertas o la inscripción "10 millones", la cantidad de votos que Chávez pretende conseguir de un padrón electoral de 15,9 millones de personas.
En la avalancha opositora predominaron el tricolor nacional (amarillo, azul y rojo), las prendas azules y simpáticas caracterizaciones de "Mi negra", la tarjeta de débito que Rosales promete a las familias pobres para que manejen cuentas de ahorro donde se les depositaría hasta una quinta parte del ingreso petrolero.
La avalancha y marea de Caracas siguieron a concentraciones similares en el interior del país, y todavía en los tres días que restan de campaña hasta este jueves se realizarán algunas más en ciudades medianas. Rosales ha hecho decenas de concentraciones contra sólo un puñado de Chávez.
El abanderado de la oposición, de 52 años, gobernador del petrolero y occidental estado de Zulia, se presenta junto a su esposa y algunos de sus hijos en cada mitin, y ha efectuado caminatas en barriadas populares estrechando las manos de los vecinos.
Chávez, también de 52 años, ha evitado por razones de seguridad el contacto físico con sus partidarios, y habla siempre desde alguna tarima o cruza las calles inundadas con sus seguidores en lo alto de un camión que sus adversarios llaman "la carroza".
Como parte de la campaña, se ha desatado una "guerra de encuestas", con algunos sondeos que dan cuenta de un "empate técnico" entre los aspirantes, si bien la mayoría de las firmas consultoras dan por seguro ganador a Chávez, con al menos 10 puntos de ventaja.
En ese sentido, Saúl Cabrera, de la firma encuestadora Consultores 21, comentó a IPS que "las elecciones no se ganan con actos ni caravanas, ni marchas, sólo con votos", pero "los votantes evalúan lo que ven y estos grandes actos de masas buscan impactar al votante para que tome su decisión".
Para el dirigente opositor Teodoro Petkoff, la capitalina "marea" que siguió a la "avalancha" demostraría que "la campaña del candidato continuista ha sido de retruque, la agenda la ha marcado Rosales, quien apenas en cuatro meses removió las aguas estancadas de un sentimiento opositor que se había desmovilizado y desmoralizado".
En la acera oficialista, el vicepresidente José Vicente Rangel dijo que las movilizaciones "reflejan lo que dicen las encuestas: Rosales tiene menos de 30 por ciento y Chávez 70" por ciento de preferencias. Si el candidato opositor "reconoce con hidalguía la derrota, proyectará su liderazgo y contribuirá a sacar a la oposición del pantano donde está metida", aconsejó. Con llamados de alerta a sus ministros del Interior y de Defensa, Chávez advirtió que "no vamos a permitir que sectores de oposición se rebelen contra el mandato popular", que no duda le será favorable.
Rosales, tras reunirse este lunes con la misión de observadores electorales de la Unión Europea, insistió en que "somos demócratas, no tenemos manera de ir contra la decisión del pueblo, pero reconoceremos los resultados sólo si las elecciones se ajustan a la ley, no hay trampas, se hacen con transparencia y, si es así, nosotros ganaremos".