El pueblo está en la calle en los días previos a las elecciones presidenciales del 3 de diciembre en Venezuela, pero entregado a las compras masivas de fin de año más que a la vela de armas por las opciones políticas en juego.
Fugaz o no, la bonanza traducida en elevado consumo ha mantenido a la economía apartada del debate entre los dos aspirantes, el presidente Hugo Chávez en busca de la reelección y su contrincante Manuel Rosales, quienes han chocado más a propósito de los modelos de sociedad a que aspiran y del modo de repartir la riqueza petrolera.
"Tomé un taxi para venir a este mercado por azúcar, y llevo leche, que está escasa", dijo a IPS Luisa Castejón, una maestra jubilada que vive en la zona obrera Los Frailes, en el oeste de Caracas y a dos kilómetros de donde hacía compras. "No es acaparamiento ni culpa del gobierno, sino que hay mucho real (dinero) comprando", explicó. Casi la misma expresión utilizó, en una cercana agencia bancaria, Ana Fernández, secretaria en una firma de seguros que tramitaba un crédito para comprar un automóvil nuevo. "Los economistas de la empresa donde trabajo recomiendan comprar bienes duraderos, porque dicen que hay una burbuja de dinero", comentó al periodista. "Hay siete veces más dinero en la calle que bienes y servicios presentes en el mercado", dijo a IPS Luis León, de la firma de consultoría y encuestas Datanálisis. La liquidez monetaria, según el Banco Central, es de 110 billones de bolívares, unos 52.000 millones de dólares, un tercio del producto interno bruto (PIB).
Los supermercados, las tiendas que venden automóviles, electrodomésticos, ropa, cosméticos, materiales de construcción o adornos navideños, viven días de fiesta: el consumo se ha disparado 32 por ciento sobre los niveles de 2005, según el Banco Central, y el alza es mayor desde hace un mes, según el gremio de los comerciantes.
El gobierno adelantó el pago de las bonificaciones de fin de año para los poco más de dos millones de personas que son empleadas del Estado o reciben pagos permanentes de parte de las "misiones", los programas sociales de alimentación, salud, educación o formación para el trabajo instrumentados en los últimos tres años.
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Con el consumo han crecido las importaciones de todo tipo de bienes, desde la insuficiente leche en polvo hasta vehículos Hummer, similares a los carros de combate que usa Estados Unidos en Iraq y que cuestan más de 200.000 dólares la unidad.
Las importaciones alcanzaron en el tercer trimestre de 2006 los 8.600 millones de dólares, cifra equivalente a la media anual de la década pasada. Este año alcanzarían los 30.000 millones de dólares " un récord, que trata de atender la expansión de la demanda de bienes", observó a IPS Domingo Maza, uno de los directores del Banco Central.
Esa cifra equivale a dos tercios del ingreso petrolero de Venezuela, también récord este año, como consecuencia de la alta valoración internacional del crudo.
El PIB venezolano ha crecido de modo consecutivo durante 12 trimestres (10 por ciento en el tercero de 2006), a una media anual de seis por ciento. "Hemos alcanzado una velocidad de crucero y así nos mantendremos varios años", se ufanó el habitualmente parco ministro de Planificación, Jorge Giordani.
"Volvimos al boom petrolero. Hay recursos financieros, pero no se está generando riqueza. No podemos hablar de crecimiento sostenido, aunque muchas empresas operan a 90 por ciento de su capacidad", sostuvo José Luis Betancourt, presidente de la central empresarial Fedecámaras.
El economista Pedro Palma, de la firma de asesoría Metroeconómica, dijo a IPS que "los altos índices muestran que salimos del bajón de 2002 y 2003, cuando por efecto de la huelga petrolera y la crisis política hubo una tremenda contracción (cercana a 20 por ciento), pero el PIB per cápita apenas alcanza el de 1998", cuando llegó a 4.600 dólares.
Rodrigo Cabezas, presidente de la Comisión de Finanzas del parlamento, cuyas 167 bancas son ocupadas por oficialistas pues la oposición rehusó competir en los comicios legislativos hace un año, cree en cambio que la demanda petrolera con sus precios altos se mantendrá "como muestra el crecimiento económico de India y China".
Tanto Chávez como Rosales dan por descontado que el crecimiento económico seguirá, y radican sus diferencias en el modo de repartir esa riqueza. El presidente anuncia mayores desembolsos en obras públicas, programas productivos y estímulo a una economía no capitalista, de empresas asociativas, bajo la batuta del Estado.
Su contrincante ofrece incentivar la inversión privada y entregar directamente a los más pobres la quinta parte del ingreso petrolero, entre 280 y 460 dólares mensuales por familia, mediante una cuenta manejada con una tarjeta de débito que bautizó "Mi negra".
"El imperio (Estados Unidos) y sus lacayos en Venezuela quieren privatizar la industria petrolera, con la cual hemos hecho las misiones que este pueblo no permitirá que le arrebaten", ha proclamado Chávez, en tanto Rosales asegura que "la gente no quiere dádivas, sino un buen trabajo y cobrar los días 15 y último" de cada mes.
El desempleo abierto en Venezuela se ubica oficialmente en 10 por ciento —los sindicatos de oposición rechazan esa cifra— pero la mitad de su fuerza de trabajo se emplea en la economía informal, cuya muestra más angustiosa son los vendedores ambulantes que asfixian el tránsito en el centro de Caracas y de otras ciudades.
"Eso ha sido beneficioso para nosotros, así aprovechamos algo del mucho real que hay en la calle", dice Armando, quien conduce una motocicleta-taxi, sin registro legal, por las calles caraqueñas. "No pongas mi apellido, no quiero problemas con mis panas (amigos) chavistas", advierte al corresponsal.
¿Cómo votará? "A Rosales no lo conozco casi, aunque 'Mi negra' puede ser buena para tener un ingreso seguro, pero quizá se antoje de sacarnos de las calles, mientras que Chávez ha permitido que cada quien trabaje en lo que sea. Mientras tanto, sigo buscando real para las hallacas", especie de tamal venezolano que es el platillo típico de la Navidad.
Es Armando uno de los indecisos o quizá representante del "voto oculto" que en el comando de Rosales se ve como posibilidad de descontar la ventaja que Chávez sostiene según la mayoría de las encuestas, de al manos 10 puntos porcentuales de ventaja sobre el aspirante de la oposición.
En Caracas quizá haya 20.000 moto-taxis. Y más de un millón de automóviles, 40 o 50 por ciento más que hace dos años, sin que se haya construido ninguna nueva vía, por lo que en estos días de consumo la ciudad es un hervidero de gente a bordo de vehículos rumbo a los "malls", los templos de consumo.
El impulso también es petrolero: la gasolina, de la que se devoran más de 300.000 barriles por día en este país, es quizá la más barata del mundo: 4 centavos de dólar por litro.