Los movimientos independientes cambiaron el mapa político de Perú al conquistar 22 de los 25 gobiernos regionales, con una aplastante derrota del gobernante Partido Aprista Peruano (PAP), que sólo retuvo tres de las 12 administraciones obtenidas en los comicios de 2002.
Las presidenciales de las regiones, que gozan de presupuesto propio y cierta autonomía respecto del gobierno nacional, fueron copadas por líderes de agrupaciones constituidas en oposición a los partidos políticos tradicionales y de caudillos, como el nacionalista Ollanta Humala y del propio ex presidente Alberto Fujimori (1990-2000).
Los resultados conocidos este lunes de las elecciones de la víspera para renovar las autoridades regionales y ediles municipales confirmaron el triunfo de estos grupos llamados independientes en las regiones del norte del país, de histórica adhesión al PAP, el partido del presidente Alan García que recoge el legado de la Alianza Popular para la Revolución Americana (APRA).
En las septentrionales regiones de Ancash, Cajamarca, Lambayeque y Tumbes perdieron los candidatos del APRA y sólo se quedaron con las presidencias de La Libertad, Piura y Lima Provincias.
Otra agrupación que ha sufrido una importante derrota es el Partido Nacionalista Peruano, del ex comandante del ejército Humala, quien había ganado en más de la mitad de las 25 regiones en las elecciones presidenciales de abril y en la segunda vuelta de junio. Esta vez sus candidatos no lograron ninguno de los gobiernos en disputa.
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Sólo Unión por el Perú (UPP), que había formado alianza con los nacionalistas en las pasadas elecciones, triunfó esta vez en solitario en la región de Cusco.
Así, candidatos que pertenecieron a partidos de izquierda y que ahora lideran organizaciones independientes han alcanzado las presidencias regionales en Arequipa, Junín, Pasco y Apurímac.
En el distrito donde no hubo sorpresas fue en Lima, la principal plaza electoral del país. El alcalde Luis Castañeda, quien se lanzó a la reelección por la alianza de derecha Unidad Nacional, ganó con 47,89 por ciento de los votos, según el reporte oficial de la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE).
Muy lejos, en segunda ubicación, quedó el pastor evangélico de origen chino Humberto Lay, con 14,84 por ciento de los votos.
Empero, el resultado obtenido por Lay tiene sabor a triunfo, pues su grupo independiente, Renovación Nacional, sólo cuenta con un año de vida y pese a ello superó al candidato del gobierno, el coronel de la policía en retiro Benedicto Jiménez, quien apenas arañó 12 por ciento pese a representar un partido con 82 años de existencia.
Castañeda no fue el único candidato de Unidad Nacional que ganó en la capital peruana. Otros 26 correligionarios triunfaron en 42 distritos, confirmando con ello que es una agrupación sólo con fuerte presencia en esta ciudad.
A diferencia del proceso electoral para la presidencia y el parlamento nacional, en que los nacionalistas de Humala vencieron en las regiones más pobres del país, en esta ocasión la ciudadanía prefirió largamente a los independientes, como en el caso de Apurimac, Huancavelica, Huanuco y Puno.
Los seguidores de Fujimori reunidos en el Movimiento Sí Cumple también sufrieron una severa derrota. En Lima su candidata, la ex parlamentaria Carmen Lozada quedó sexta con 3,5 por ciento de los sufragios, y no alcanzaron ninguna presidencia regional.
Sin embargo, ex fujimoristas o ex compañeros de viaje conformaron agrupaciones independientes y ganaron algunos de los gobiernos regionales, como el caso del ex primer ministro Federico Salas, que triunfó en Huancavelica, una de las áreas con mayor cantidad de indigentes en el país.
El también ex funcionario fujimorista Ernesto Molina ganó en Ayacucho, otra zona de alta densidad de personas en la pobreza extrema, y Alex Kouri triunfó en la región del Callao, el puerto más importante de Perú.
El secretario general del PAP, Mauricio Mulder, admitió la derrota de su partido, la atribuyó a "un tropezón".
Lo que más le duele al gobierno de García es haber perdido la norteña alcaldía de Trujillo, capital de la región La Libertad, tradicionalmente administraba por un aprista y sitio simbólico porque allí nació el fundador de ese movimiento americanista, Víctor Raúl Haya de la Torre (1895-1979).
"El pueblo nos ha pasado la factura", dijo a IPS el presidente de la Célula Parlamentaria Aprista (CPA), Javier Velásquez Quesquén.
"Era previsible lo que iba a ocurrir, porque ha habido un desgaste de los gobiernos regionales apristas, pero también nos preocupa la atomización de la representación debido a la numerosa presencia de movimientos independientes", comentó.
"Como partido, tenemos que replantear nuestro sistema de selección de candidatos, pues definitivamente no elegimos a los mejores. Esa es la lectura que tenemos de los resultados. Hay que reflexionar y hacer cambios profundos", añadió.
Por su parte, Carlos Tapia, portavoz del partido liderado por Humala, se manifestó optimista pese a la derrota sufrida en todo el país, salvo la alcaldía de Arequipa, una importante ciudad del sur andino.
"Ha quedado demostrado que el sistema de partidos no logra representar las inquietudes y necesidades regionales y municipales. Por eso, de 12.400 autoridades elegidas en todo el país, 7.000 quedaron en manos de organizaciones independientes de carácter local", analizó.
Tapia explicó a IPS que, sin embargo, "los movimientos independientes no tienen una posición contraria al nacionalismo que nosotros representamos y por eso no lo entendemos como una derrota".
"En la región Puno, los que ahora han votado por el independiente Alberto Quintanilla son los que votaron por Humala. Eso demuestra que no sólo los pueblos construyen una propuesta política local contra el centralismo sino contra el sistema de partidos políticos que no logran interpretar esa necesidad de las regiones. Esa es la gran lección de estas elecciones", sostuvo.
De alguna manera, el electorado peruano ha ratificado que desconfía de los partidos políticos tradicionales, pero tampoco es fiel a las agrupaciones que se forman de cara a cada proceso electoral.
El director del Instituto de Opinión Pública de la Pontificia Universidad Católica, Fernando Tuesta, consideró que el aprismo no proyecta la imagen del gran derrotado, porque otros grupos, como el nacionalista y el fujimorista, también han perdido esta vez.
"Si los nacionalistas y los fujimoristas no hubieran sido derrotados como el APRA, entonces el panorama del partido de gobierno habría sido más sombrío", indicó a IPS.
Para Tuesta, "el APRA no va a sufrir mucho daño político porque, además, Unidad Nacional, que parece ser el gran ganador, sólo ha vencido en Lima".
"No se pueden comparar los resultados electorales presidenciales con los resultados regionales y municipales, ya que el comportamiento del electorado es distinto", según Tuesta.
El especialista en materia electoral agregó que el resultado del domingo revela un país fragmentado, que busca liderazgos y una representación en cada proceso electoral.
"Las consecuencias no son nada promisorias para la institucionalidad del país, porque los movimientos locales independientes desligados de los partidos tienen una visión circunscrita a la región, a la provincia y al distrito, y eso atenta contra la visión y los planes de desarrollo nacionales", puntualizó.
"Por otro lado, el gobierno sale ganando porque no va a tener a una oposición regional guiada por un liderazgo sino que será dispersa y limitada", explicó.
Los resultados también provocarán cambios en las organizaciones políticas con representación en el Congreso legislativo nacional. El portavoz de la bancada del Partido Nacionalista Peruano, Juvenal Ordóñez, reconoció que haberse separado de su aliado Unión por el Perú (UPP) tuvo un efecto catastrófico.
"Debo hacer un mea culpa porque el pésimo resultado obtenido es el costo de una decisión que, desde mi punto de vista, no debió haberse tomado", dijo a IPS.
Los nacionalistas de Humala y UPP, una vez que se instalaron en el Congreso, se dividieron por la disputa del liderazgo del sector.
"El mensaje de las elecciones locales es preocupante, porque se ha manifestado una atomización", apuntó Romeo Grompone, politólogo del Instituto de Estudios Peruanos (IEP),
"Se sigue repitiendo la gran dispersión de listas y votos. Hay distritos en los que los tres primeros sacan 46 por ciento de sufragios, y en el rubro 'otros' suman 50 por ciento. Eso arrastra los mismos problemas y conflictos locales que vivimos durante el gobierno de Alejandro Toledo (2001-2006), porque si un candidato gana con 20 por ciento o 25 por ciento de los votos tiene un base muy inestable de poder", apuntó.
Grompone alertó que "hay que estar atentos, porque quiere decir que aquellas normas que se dieron par reducir la atomización no están funcionando. Ya se ha visto que ese es un peligro potencial, que los ganadores no siempre expresan la representación de la mayoría de la población".