Entre 80 y 90 por ciento de los casi 79 millones de votantes en las últimas elecciones legislativas de Estados Unidos sufragaron por vía electrónica y, como algunos expertos habían advertido, hubo fallas en todo el país.
Se informaron problemas relacionados con la maquinaria para votar en los nororientales estados de Pennsylvania, Michigan, Ohio, New Jersey, en el sudoriental de Florida, en el central de Missouri y en el meridional de Texas.
Un posible fallo de computadoras pudo haber perdido miles de votos en el condado de Sarasota, Florida, vital para la elección de un asiento en la Cámara de Representantes.
Hasta el jueves, Christine Jennings, del opositor Partido Demócrata, se negaba a reconocer la victoria de Vern Buchanan, del gobernante Partido Republicano, hasta que la irregularidad fuera investigada.
En el central estado de Colorado, las nuevas máquinas causaron confusión entre los ciudadanos, haciendo que se formaran largas filas en las sedes de votación. En Denver, la capital estadual, varias personas esperaron durante una hora o más para votar luego de que se cerraran oficialmente los centros.
[related_articles]
"El gran cambio en la votación, sobre todo después de todos los problemas en Florida durante las elecciones presidenciales de 2000, es que las personas prestan más atención a sus papeletas y ven más errores. La votación electrónica debe tener controles", dijo a IPS David Dill, profesor de ciencias de la computación en la Universidad de Stanford y fundador de la organización Verfied Voting, con sede en la occidental ciudad de San Francisco.
Mientras siguen apareciendo denuncias de problemas técnicos en diversos lugares, hasta ahora no hay evidencias de intentos deliberados para manipular los comicios. Sin embargo, algunas tácticas coercitivas e ilegales habrían sido usadas para frenar la asistencia de votantes en ciertos estados.
La Coalición Nacional para la Participación Cívica Negra (NCBCP) envió delegados a 15 estados para supervisar los sufragios y detectar cualquier intento de influenciar a los votantes. La intimidación a sufragantes tiene una larga historia en la política estadounidense, sobre todo en el sur.
En la mañana del martes, decenas de votantes en el oriental estado de Virginia dijeron a los miembros de la NCBCP que habían recibido llamadas telefónicas anónimas con este mensaje: "Usted está registrado en otro estado. Si intenta votar hoy, será detenido por un delito federal".
El Buró Federal de Investigaciones (FBI) ya sigue el caso. Virginia es un estado clave para que los demócratas ganen una mayoría en el Senado. En la carrera por un asiento en la cámara alta, el demócrata James Webb supera al republicano George Allen por la estrecha cantidad de 7.000 votos.
Verfied Voting ha insistido en que el voto informático debe ir acompañado de un "respaldo en papel" para que las personas puedan verificar su elección. Hasta ahora, 28 estados adoptaron este requisito. Dill también cree que las máquinas para votar deberían ser objeto de auditorías aleatorias periódicas, algo que hacen solo 13 estados.
"No hay una forma conocida de hacer que las computadoras sean confiables, y no conozco a ningún profesor de informática respetable que crea que pueda haber una", afirmó Dill.
Hay dos principales tipos de máquinas para votar en Estados Unidos. Una de ellas escanea balotas de papel, y otra permite que se sufrague directamente en la computadora. Las máquinas no cuentan votos, sólo los ingresan. El conteo es realizado en un proceso independiente en otro lugar.
Una de las principales compañías que desarrolla ambos tipos de computadoras es Diebold Electronic Systems. "Ofrecemos servicios de apoyo, pero siempre bajo el pedido y autorización de la jurisdicción electoral", dijo David Bear, portavoz de la empresa.
En días de votación, Diebold envía a entre 2.000 y 3.000 empleados a todo el país para colaborar con los funcionarios electorales.
Diebold tiene su parte en la controversia. En el verano boreal, un experto en computadoras de la Universidad de Princeton y varios estudiantes encontraron la forma de hackear el programa de una máquina de votación de la compañía, demostrando que los resultados de una elección podrían ser manipulados.
En 2003, el entonces gerente general de Diebold, Walden O'Dell, desató una polémica cuando dijo en una carta a líderes republicanos que se comprometía a "ayudar a que Ohio entregue sus votos al presidente" George W. Bush en las elecciones del año siguiente.
Este mes, el canal estadounidense HBO transmite el documental "Hacking Democracy" ("Pirateando la democracia"), en el que se muestra cómo Bev Harris, una escritora de la noroccidental ciudad de Seattle, obtuvo por accidente unos 40.000 documentos de Diebold, simplemente haciendo click en el vínculo de un sitio web.
Ella luego llevó la información a un experto en informática, que afirmó haber constatado una pobre seguridad en los programas de la empresa.
Pero Bear dijo a IPS que el documental está "lleno de errores".
"No creo que haya habido una verificación de la información. Por ejemplo, el filme dice que Diebold informatizó 40 por ciento de los votos en las elecciones presidenciales de 2000. Diebold ni siquiera estaba en el negocio de la votación electrónica entonces", afirmó.