La convocatoria a una Asamblea Constituyente comienza a delinearse como el principal campo de batalla en Ecuador entre la oposición y el izquierdista Rafael Correa, quien ya trabaja en la formación del gobierno a instalarse el 15 de enero.
Correa aseguró a IPS que la convocatoria a una constituyente con plenos poderes es "inclaudicable", aunque se manifestó dispuesto a conversar con los diferentes sectores políticos para llegar a un acuerdo al respecto.
En ese ámbito soberano se deben sentar las bases de la nueva estructura política, jurídica y económica de Ecuador, agregó el mandatario electo el domingo en segunda vuelta. Empero, descartó clausurar el Congreso legislativo unicameral como temen y pronostican diputados opositores.
Nunca se "me ocurriría" disolver el parlamento, "por más discrepancias que tenga con muchos diputados", sentenció el líder del Movimiento Alianza País, quien recoge 56,8 por ciento de los votos válidos frente al 43,2 por ciento restante del magnate bananero Álvaro Noboa, con 98,79 por ciento de las mesas escrutadas, según el último reporte de este miércoles del Tribunal Supremo Electoral.
"Mientras actúe la Asamblea, seguirá actuando el Congreso, y sólo después de que la Asamblea dicte nuevas reglas electorales se podrá elegir un parlamento con reglas democráticas", sostuvo.
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Pero ya dirigentes de partidos derechistas y empresariales se mostraron contrarios a la convocatoria, anunciada por Correa ya en la campaña electoral, y apenas se expresan contestes a realizar reformas constitucionales sobre el régimen electoral.
Para el diputado Luis Fernando Torres, del derechista Partido Social Cristiano, si el futuro gobierno convoca a una Asamblea Constituyente sin pedir permiso al Congreso estaría "yendo contra el Estado de derecho", porque le ley fundamental en vigor no permite al presidente hacer reformas constitucionales. En ese caso estará instaurando un "régimen dictatorial", apuntó.
Torres atacó sin más advirtiendo a Correa que, si no escucha al Congreso y "quiere guerra", la tendrá.
Empero, desde el sector triunfante el domingo tratan de calmar las aguas opositoras. Gustavo Larrea, mencionado por el presidente electo como su posible ministro de Gobierno, señaló a IPS que se buscará establecer una agenda común con múltiples sectores de la sociedad con el fin de dar estabilidad política, jurídica y económica al país.
En lo que respecta a la futura relación del Poder Ejecutivo con el Congreso Nacional, Larrea precisó que, aunque Alianza País no tenga legisladores propios, hay varios bloques parlamentarios que en la segunda vuelta mostraron su afinidad con la agrupación de Correa.
Con esos grupos parlamentarios afines se puede impulsar una efectiva reforma política o la convocatoria de una Asamblea Constituyente.
Uno de los que está dispuesto a dialogar para impulsar una reforma política e, incluso, llamar a una Asamblea Constituyente, es el Partido Sociedad Patriótica (PSP), del ex presidente Lucio Gutiérrez (2003-2005), con 24 de los 100 escaños del parlamento conseguidos en las elecciones generales del 15 de octubre que le dieron la segunda fuerza en ese poder.
El Congreso a instalarse el 5 de enero y con mandato de cuatros años estará integrado, además del PSP, por 28 representantes del Partido Renovador Institucional Acción Nacional (Prian), de Noboa, 12 del derechista Partido Social Cristiano, siete de la socialdemócrata Izquierda Democrática, seis de Red Ética y Democrática, de León Roldós y afín a la anterior.
El cuadro se completa con seis legisladores del indigenista Movimiento Pachakutik, seis del populista Partidos Roldosista Ecuatoriano, cuatro de la derechista Unión Demócrata Cristiana, tres del marxista Movimiento Popular Democrático, tres independientes y uno del Partido Socialista-Frente Amplio, aliado de Alianza País.
Ricardo Patiño, futuro ministro de Economía, no duda en señalar que la Asamblea Nacional Constituyente es fundamental para sentar las bases de una nueva estructura institucional, que permita iniciar los cambios políticos, económicos y sociales. Y para eso no es necesario consultar al Congreso, que en su mayoría será opositor, puntualizó.
La herramienta a utilizar es el llamado a un referéndum sobre la necesidad de convocar o no la constituyente, basado en el artículo 104 de la ley fundamental, por lo cual no se estaría saliendo de la legalidad vigente, agregó.
"El gobierno de Correa va a ser absolutamente democrático y participativo, vamos a escuchar la voz de la población, pues no queremos tener poderes omnímodos" a través de la constituyente, justificó.
Mientras, el analista político Felipe Burbano, de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, comentó a IPS que "no va a ser fácil para Correa convocar a la Asamblea" sin negociar con los distintos sectores políticos representados en el Congreso, pues en ese caso pondría en riesgo la estabilidad institucional.
Humberto Cholango, presidente de Ecuarunari, que reúne a los pueblos kichuas de la Sierra y la principal organización de las que integran la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador, también manifestó a IPS ser partidario de una convocatoria a una constituyente para poder concretar una transformación social profunda.
"Nosotros apoyamos la Asamblea Constituyente y hacemos un llamado a la ciudadanía a preparar la lucha y la trinchera contra la oligarquía y la vieja partidocracia (por las tradicionales agrupaciones derechistas)", sostuvo.
"Vamos a prepararnos para descolonizar la democracia y la política porque los sectores pobres e indígenas no podemos ser utilizados para la votación o el folclore", aseveró. "Iremos a la Asamblea como lo dijo Correa en su propuesta de campaña, y movilizaremos al sector indígena si es necesario para defender al país y a la democracia", advirtió.
En respuesta al reto del diputado socialcristiano Torres, dirigentes de Alianza País afirmaron que "la guerra" ha estado siempre presente en el parlamento de parte de "estos grupos (derechistas) de poder que han querido controlar al país, mientras los ciudadanos comunes y corrientes, que deberían ser beneficiados de la acción, no han tenido ni espacio de participación".
Para los seguidores de Correa, es momento de pensar con optimismo de cara al futuro.
A propósito de estas escaramuzas previas, el banco de inversión estadounidense Goldman Sachs teme que se presente "un atasco y haya confrontación entre los poderes Ejecutivo y Legislativo".
Ese informe divulgado en las últimas horas llevó a lideres derechistas a alertar sobre el "nerviosismo existente en los mercados internacionales" por la victoria de Correa, que se pone de manifiesto, indicaron, en la caída del valor de lo bonos soberanos ecuatorianos
Correa salió al cruce estos comentarios señalando que no entiende el supuesto nerviosismo que ha generado en los mercados su triunfo y sus posibles medidas económicas. Les recomendó "que se tomen un valium (tranquilizante)". Por otra parte, Correa adelantó que buscará el ingreso pleno de Ecuador al Mercosur, reiterando que la Comunidad Andina de Naciones (CAN) está herida de muerte por los acuerdos de libre comercio planteados por Washington a Colombia y Perú, los tres miembros del bloque junto a Bolivia y Chile en trámite de reingresar.
"Trataremos de involucrarnos con mayor intensidad en el Mercosur (Mercado Común del Sur, integrado por Argentina, Brasil, Paraguay, Uruguay y Venezuela) y ojala podamos unificar todos los procesos integracionistas, al menos en América del Sur", señaló.
Reafirmó que los tratados de libre comercio propuestos por Estados Unidos dejaron en estado agónico a la CAN, tras el retiro de Venezuela. "Los únicos que hirieron de muerte al bloque son Colombia y Perú", sostuvo.
En tal sentido, el mandatario electo consideró una "impertinencia" las declaraciones de la ministra peruana de Comercio Exterior, Mercedes Aráoz, de que su victoria del domingo puede generar problemas a la CAN.
"Si somos una comunidad de naciones tenemos que negociar como tal. No critico a Colombia y Perú, son soberanos, pero que no vengan ahora con que mis declaraciones o la salida de Venezuela es lo que afecta a la CAN', indicó.