DERECHOS HUMANOS-IRÁN: La industria de la confesión

Alí Akbar Mousavi Joini, uno de los más conocidos presos políticos de Irán de los últimos tiempos, se libró de ser sometido por sus carceleros, antes de abandonar la prisión, a la grabación de una supuesta confesión pública.

Joini, ex parlamentario reformista y activista de derechos humanos, ya había previsto esa posibilidad cuando fue arrestado el 12 de junio, en una manifestación convocada por organizaciones de defensa de los derechos femeninos.

Tres días después de su detención, dijo, a través de su esposa: "No es confiable ninguna declaración mía, escrita o grabada, que se contradiga con lo que dije o con las posiciones que manifesté antes de ir a prisión."

Las vigorosas movilizaciones por su liberación y una carta abierta a las autoridades firmada por 81 ex legisladores tuvieron amplia repercusión nacional e internacional.

Joini, representado por la abogada y activista Shirin Ebadi, premio Nobel de la Paz, quedó libre el 21 de octubre.
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"Estoy pagando por mis actividades como representante del pueblo en el parlamento y miembro del movimiento estudiantil, por ser persistente en las demandas por las condiciones de reclusión de los prisioneros, por criticar", dijo a la prensa poco después de su liberación.

"Si Dios quiere, continuaré con mis actividades sociales, políticas y de derechos humanos dentro de un contexto legal, pacífico y civil", anunció.

"Todas las acusaciones en contra mía son infundadas, pues todas mis actividades están relacionadas con mis responsabilidades pasadas como representante del pueblo o actividades lícitas después. Espero que un juez justo detenga el juicio y me absuelva", expresó.

Joini pasó 130 días en la prisión de Evin, en Teherán, bajo las mismas condiciones de reclusión contra las que se había rebelado como legislador entre 2000 y 2004.

Fue recluido en el pabellón 209, en el que suelen estar los presos de conciencia y donde Akbar Mohammadi, un activista estudiantil, perdió su vida en agosto, mientras se encontraba en huelga de hambre.

Como legislador, Joini visitó el pabellón 209 varias veces para investigar las condiciones de reclusión de los presos políticos, periodistas y estudiantes arrestados en conexión con un incidente ocurrido en la Universidad de Teherán en junio de 1999.

Pero no pudo presentarse a las elecciones de 2004 para renovar su escaño porque las autoridades clericales lo proscribieron como candidato.

Sin embargo, Joini continuó haciendo campaña por los derechos humanos y las reformas del sistema judicial y los servicios de inteligencia. En el momento de su arresto, ocupaba la secretaría general de la Organización de Ex Alumnos Islámico-Iraníes.

"Era muy activo. Visitaba la celda varias veces. En una reunión de legisladores con el líder supremo, ayatolá Alí Jamenei, informó sobre las condiciones de reclusión de los estudiantes presos y los nombró a todos, relatando la injusticia cometida con ellos", escribió Ahmad Batebi, él mismo prisionero de conciencia por casi siete años y aún hoy residente del pabellón.

"Como consecuencia de las actividades de Joini y otros parlamentarios reformistas, varias cárceles administradas por agencias de inteligencia, judiciales y militares fueron clausurados. A veces los detenidos estaban alojados en esos centros durante meses sin que nadie siquiera conociera su paradero", dijo un activista que pasó varios días en aquel recinto.

"Hace un par de meses, cuando dos legisladores reformistas visitaron Evin, no se les permitió ver el pabellón 209, donde estaba preso entonces Joini. Es realmente paradójico. Él hizo tanto por cambiar la situación de los otros presos y terminó allí él mismo, en las peores condiciones y bajo tortura", señaló.

Cuando falleció su padre, a Joini no se le permitió asistir al funeral. Sí pudo concurrir a la ceremonia que se realiza a los 40 días, cuando lo llevaron hasta la mezquita fuertemente custodiado.

Joini, que tenía visibles moretones en nuca y cabeza, aprovechó la oportunidad para informar a los gritos a quienes asistían al templo que era sometido a torturas.

"Esposan mis manos y mis pies y me mantienen en confinamiento solitario. Me interrogan varias veces por día, e incluso me despiertan en la mitad de la noche para seguir interrogándome. Quieren que me arrepienta por mis actividades del pasado y que le escriba al ayatolá Jamenei para pedirle su perdón", dijo, según Advar News, sitio oficial en Internet de la Organización de Ex Alumnos.

Este sitio, al igual que cientos de otros de carácter informativo y político, no es accesible para los internautas en Irán.

"A partir de la experiencia de otros, como Alí Afshari y Abbas Abdi, Joini se había familiarizado con la práctica de la fabricación de entrevistas y cartas de arrepentimiento de prisioneros, así que se resistió a las presiones y no cayó en la trampa", sostuvo el activista.

"Por lo tanto, advirtió a su familia inmediatamente después de ser arrestado. De ese modo, si se quebraba, no habría perjudicado a otros", dijo el activista.

A Afshari, activista estudiantil que ahora vive en Estados Unidos, se le hizo aparecer en una de esas grabaciones a comienzos de 2001. La entrevista, transmitida por la televisión nacional, tuvo un enorme impacto.

Pero Afshari, que pasó 328 días en confinamiento solitario, luego describió la tortura a la que había sido sometido para que consintiera en realizar su supuesta admisión, en una carta abierta al jefe de los jueces de Irán.

"Luego de un mes, repentinamente, perdí toda mi resistencia y mi carácter colapsó. Me volví como un niño en un entorno extraño, disociado del pasado y como una persona sin fuerza de voluntad alguna. Me convertí en algo parecido a arcilla en manos de mis interrogadores", escribió Afshari en la carta.

Mientras Joini estaba en prisión, otro preso de conciencia, Ramin Jahanbegloo, fue liberado bajo fianza sin ser oficialmente acusado ni tener una fecha establecida para el juicio.

Pero una confesión filmada fue exhibida a miembros del Supremo Consejo de la Revolución Cultural antes de su liberación. Un funcionario de alto rango insinuó que el documento podría ser transmitido por la televisión nacional.

De modo curioso, inmediatamente después de ser liberado, Jahanbegloo apareció en las oficinas de la Agencia de Noticias de los Estudiantes Iraníes y dijo que quería conceder una entrevista sobre las razones de su arresto.

En esa entrevista, Jahanbegloo, acusado de intentar lanzar una "revolución de terciopelo" (en alusión a la que puso fin al régimen comunista en Checoslovaquia, en 1989) por el Ministerio de Inteligencia de Irán, dijo que aceptaba los cargos de actuar contra la seguridad nacional de Irán, pero que había cometido ese delito incautamente.

También aseguró haber caído en una trampa puesta para él y otros intelectuales por Estados Unidos e Israel. Se preocupó por decir que no estaba actuando bajo presión y describió el periodo en prisión como bastante cómodo.

"La muy extensa entrevista y los escritos que aparecieron en su sitio web personal desde su liberación originan cantidad de sospechas", dijo el activista.

"Algunos alegan que sus escritos más recientes tienen un estilo diferente al habitual, sugiriendo que se los estaban dictando. No está hablando con nadie ni concediendo entrevistas, así que es muy difícil saber si cambió genuinamente de opinión o todavía está bajo presión."

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