El director general de la Organización Mundial del Comercio (OMC), Pascal Lamy, previno a la comunidad internacional de los perjuicios que una prolongación de la parálisis en la Ronda de Doha puede acarrear a la economía global.
Las vacilaciones persistentes en esas negociaciones socavan aún más la confianza en el sistema multilateral de comercio como motor del crecimiento y del desarrollo económicos, dijo Lamy.
El funcionario expresó la advertencia en la presentación, este miércoles, del informe de la OMC sobre las Estadísticas del Comercio Mundial de 2006.
Una de las principales comprobaciones del estudio alude a la desaceleración del comercio mundial de mercancías y servicios registrado en 2005 a causa de la reducción de la actividad económica en ese período.
El volumen de exportaciones de mercancías creció sólo seis por ciento en 2005, comparado con una expansión de 9,5 por ciento experimentado un año antes. De todas maneras, la OMC se consoló con el hecho de que el aumento superó en ese lapso al incremento de la producción mundial de esos mismos bienes.
Lamy extrajo de ese fenómeno la conclusión de que en tiempos de incertidumbre, un vigoroso sistema de comercio multilateral basado en normas "es la mejor garantía política para la economía mundial".
En consecuencia, ha llegado la hora de la acción política para llevar a la Ronda de Doha a una conclusión exitosa, dedujo el director de la OMC.
Las negociaciones de la Ronda de Doha, concebidas durante la conferencia ministerial de la OMC celebrada en noviembre de 2001 en la capital Qatar, tienen por objetivo la profundización de la apertura del comercio en sectores que mantienen grados diferentes de proteccionismo, como la agricultura, los bienes industriales, los servicios y las relaciones entre socios comerciales de envergaduras variadas.
Pero las discusiones llevan un atraso de casi dos años y en julio se toparon con el último obstáculo, la renuencia del gobierno de Estados Unidos a reducir las subvenciones que otorga a sus agricultores.
En medios comerciales de Ginebra, donde tiene su sede la OMC, se descartó la posibilidad de una reanudación de las negociaciones de Doha a corto plazo. Las fuentes estimaron que una evaluación del futuro de ese proceso sólo se podrá hacer al término del primer trimestre de 2007.
En relación con la inseguridad acerca de la finalización de la Ronda de Doha, el informe sobre las Estadísticas del Comercio Mundial de 2006 omitió consignar las perspectivas comerciales para el presente año.
Por tanto, en apariencia mantienen vigencia los vaticinios formulados por los economistas de la OMC en abril —cuando se divulgó el habitual adelanto de las estadísticas del año anterior—, que calcularon el crecimiento del volumen del comercio de mercancías en siete por ciento para 2006.
El diagnóstico de los expertos de la OMC reconocía entonces la existencia de incertidumbre para el resto del año, con signos de fortalecimiento del clima de inversiones pero con débiles perspectivas para el consumo y el empleo, en especial en Europa.
La misma Europa, pero también Estados Unidos y algunas economías emergentes, como Corea del Sur, Taiwan y Brasil, habían mostrado en 2005 una caída de las actividades económicas, relató el informe de la OMC.
En contraste, África, Medio Oriente y los ex países socialistas de la Comunidad de Estados Independientes (CEI) superaron un crecimiento de cinco por ciento.
Los países en desarrollo de Asia y las economías más populosas de China e India repitieron otro año excepcional con tasas de crecimiento de entre ocho y 10 por ciento. En América del Sur y Central, el bajo rendimiento de Brasil se diferenció de la expansión en el resto del área, con un promedio de 6,5 por ciento para los demás países en conjunto.
Con esos índices de actividad, el comercio de bienes manufacturados apareció en 2005 como el sector más dinámico, con una expansión de siete por ciento. En cambio, el intercambio de combustibles y de minerales sólo creció 2,5 por ciento, la tasa más baja de todos los sectores.
Las exportaciones de productos agrícolas aumentaron 5,5 por ciento, el mayor crecimiento anual desde 1997, y fueron el único sector con un incremento respecto de 2004. La solidez del comercio de productos agrícolas difirió del estado de casi estancamiento mostrado por la producción agrícola mundial en 2005.
La aceleración de las exportaciones agrícolas en términos de volúmenes se relacionó con la recuperación de las ventas externas de América del Norte, con el continuo vigor de los embarques procedentes de América del Sur y Central, y con algún fortalecimiento de las exportaciones europeas.
Los anales comerciales de la OMC recogen un acontecimiento singular registrado en 2005: la desaparición del Acuerdo sobre Textiles y Vestido y la eliminación del régimen restrictivo de cuotas en ese sector, con grandes efectos en la industria.
El informe consigna que una de las principales repercusiones del levantamiento del sistema de cuotas textiles en Canadá, la Unión Europea y Estados Unidos fue el desplazamiento de los mayores proveedores mundiales hacia esos mercados.
China e India irrumpieron de manera significativa en el nuevo reparto de los mercados, mientras que proveedores de América del Sur y Central, y de África, redujeron su participación, en algunos casos con caídas absolutas de sus embarques de textiles y vestimentas.
Algunos de los países asiáticos de reciente industrialización registraron también disminuciones en sus exportaciones del rubro.
Otro aspecto subrayado por el informe de la OMC es el acelerado desarrollo del comercio de China a partir de fines de 2001, cuando el país se incorporó al sistema multilateral regulado por esa organización.
El estudio confirma que China se convirtió en 2004 en el tercer comerciante de mercancías en el mundo, y es probable que en 2007 ocupe la segunda posición, teniendo en cuenta la suma de exportaciones e importaciones.
El informe de 2005 se detiene en los detalles del comercio de China con África, que en las dos direcciones se ha triplicado desde 2002, con la salvedad de que las importaciones chinas de productos africanos superan sus propias exportaciones a todo ese continente.
También resalta la complementariedad que se observa en la estructura del flujo bilateral entre esos dos socios. China exporta en su mayoría bienes industriales e importa de África principalmente bienes no manufacturados, en especial combustibles, y algunos productos agrícolas.
Durante los años de auge de la liberalización del comercio, principalmente en la década de 1990, el sector de servicios acaparó las tasas más altas de crecimiento. Pero durante los tres últimos años evaluados por el informe de la OMC, el comercio de mercancías se expandió a un ritmo superior que el de servicios.
Ese comportamiento se origina en la diferente evolución de los precios de cada sector. El valor del comercio de mercancías, justipreciado en dólares estadounidenses, aumentó en el último año evaluado en 13 por ciento, para ubicarse en un monto global de 10,16 billones de dólares.
En cambio, los servicios comercializados solo crecieron 10 por ciento en 2005, para ascender a un total de 2,41 billones de dólares.
La OMC apunta que entre los líderes del comercio de servicios, los exportadores más dinámicos con aumentos de valor de 15 por ciento o más en 2005, figuran China, India, Luxemburgo, Rusia, Polonia, México, Brasil y Hungría.