VENEZUELA: Batalla por un asiento en el Consejo de Seguridad

La búsqueda venezolana de un asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que disputa con Guatemala, se convirtió en una lucha contra Washington que se libra voto a voto, país por país.

Crédito: DPI Photo
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Desde el Consejo de Seguridad, Venezuela "se opondrá radicalmente a las pretensiones de Estados Unidos de acabar con el mundo, de invadir pueblos, de bombardear ciudades y desconocer la soberanía de las naciones", afirmó el presidente venezolano Hugo Chávez.

La presencia venezolana en el órgano de la ONU "es un asunto serio. Sería el fin del consenso en el Consejo de Seguridad, lo haría inviable", advirtió por su parte la secretaria de Estado (canciller) estadounidense Condoleezza Rice.

"Se trata de definir si un Estado es responsable o si simplemente desea tener una lucha constante contra Estados Unidos todos los días sobre todos los asuntos. Se trata del organismo más importante del mundo y es necesario que allí haya Estados responsables", abundó Rice.

Chávez acusó a Estados Unidos de oponerse a la candidatura de Venezuela "con amenazas, especialmente a los países más pobres, que se materializan en retiro de apoyos financieros a través de organismos como el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial. Pero cada día hay más dignidad en el mundo".
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A su vez, Washington y otros detractores de Chávez lo acusan de comprar votos con acuerdos petroleros y financieros, que son posibles para Caracas debido a los ingresos históricamente elevados que obtiene de los altos precios del petróleo que exporta y cuyo principal comprador es, precisamente, Estados Unidos.

América Latina y el Caribe tienen en el Consejo de Seguridad de la ONU dos asientos no permanentes, de duración bienal, cuyos miembros se renuevan cada año par e impar.

Luego de que Ecuador retiró a fines de 2005 su candidatura como reemplazo de Argentina, Guatemala quedó como único aspirante para el asiento durante el bienio 2007-2008, hasta que en febrero Venezuela presentó su postulación. El otro representante regional, hasta finales del año próximo, es Perú.

A falta de consenso, los 192 miembros de la ONU deberán escoger el 16 de octubre al nuevo integrante, que necesita dos tercios de los votos (128). Venezuela llegó al Consejo —por consenso— en cuatro oportunidades (1962, 1977, 1986 y 1992), mientras que Guatemala jamás ha accedido a esa instancia.

El canciller guatemalteco Gert Rosenthal defendió la candidatura de su país porque "después de atravesar una transición ordenada, de una sociedad en conflicto bajo gobiernos autoritarios hacia una sociedad mucho más tolerante, abierta y democrática, llevaríamos esa experiencia exitosa al seno del Consejo". Guatemala vivió una guerra civil de 36 años, concluida en 1996.

Cuando el diario El Nacional de Caracas preguntó a Rosenthal cómo competir con la candidatura de un país provisto de la renta petrolera de Venezuela, el diplomático respondió que "si ese fuera el único criterio, diría que no podríamos enfrentarnos".

"Pero hay otros, como que nunca hemos sido miembros del Consejo y Venezuela lo fue en cuatro oportunidades, tenemos un prestigio bien ganado de seriedad, ponderación, profesionalismo y dignidad, y hemos asimilado nuestras vivencias como una sociedad posconflicto y tenemos algo positivo que aportar", insistió Rosenthal.

Guatemala admite que su diferendo territorial con Belice, miembro de la Comunidad del Caribe (Caricom) fue determinante en el anunciado apoyo de ese grupo de naciones a Venezuela, que bajo la Presidencia de Chávez, desde 1999, puso sordina a su reclamación sobre una parte de la vecina Guyana, también socia de la Caricom.

En el hemisferio, expresaron apoyo a Venezuela sus socios en el Mercado Común del Sur (Mercosur): Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, además de Bolivia, Cuba y los estados caribeños, en tanto Guatemala tiene el respaldo de América Central, Canadá, Colombia, Ecuador, Estados Unidos y México.

Perú manifestó que se abstendría y Chile se ha convertido en un cortejado enigma y casi en un emblema de hacia dónde se inclinará la región, luego que la presidenta Michelle Bachelet se reservó la decisión de su país para el último momento.

Rice se reunió con Bachelet para tratar el asunto en el marco de la Asamblea General de la ONU, y el gobierno venezolano no sólo se deshace en elogios a Santiago sino que, cuando la semana pasada su embajador Víctor Delgado incurrió en el desliz de criticar a la cogobernante Democracia Cristiana chilena por supuestamente apoyar el golpe de Estado de 1973, Caracas lo retiró y reemplazó por la embajadora en Uruguay, María Urbaneja.

El canciller chileno Alejandro Foxley advirtió el miércoles que el cambio de embajadores "no tiene que ver con la decisión que Chile vaya a adoptar en el Consejo de Seguridad", pues considerará otros elementos, como "ver cuál es el mejor candidato para representar la voz de América Latina".

Fuera de la región, Estados Unidos lleva la campaña entre sus tradicionales aliados europeos y asiáticos para apoyar a Guatemala, en tanto Venezuela ha conseguido hasta ahora el compromiso de voto de Rusia, Belarús, China, Vietnam, Indonesia, Malasia, Irán, las naciones de la Liga Árabe y varios países africanos.

Rosenthal admitió que "la campaña de Estados Unidos para que Venezuela no llegue al Consejo de Seguridad ha contribuido a polarizar esta elección, y por eso se ha convertido en un arma de doble filo para nosotros. No nos interesa ser percibidos como dependientes de ese país, aunque mantenemos muy buenas relaciones bilaterales".

Chávez, por su parte, habla constantemente de la búsqueda del asiento como de "una nueva batalla contra el imperio norteamericano, que debe acabarse este siglo", y desde febrero ha visitado más de 20 países y asistido a casi todos los foros internacionales a los que ha podido para promover la candidatura venezolana.

El más reciente fue la propia Asamblea General de la ONU, en septiembre, desde donde atrajo reflectores y titulares de los medios en el mundo al llamar "diablo" a su homólogo estadounidense George W. Bush.

En la tribuna de oradores de la ONU "todavía huele a azufre", afirmó Chávez cuando habló el 20 de septiembre, un día después del mandatario estadounidense.

La teatralidad y los términos empleados le valieron críticas de la prensa y de dirigentes estadounidenses opuestos a Bush que habían expresado simpatías por Chávez, en tanto la diplomacia de Washington de nuevo habló de la "inconveniencia" de su candidatura.

También dio base a la versión que comentaristas de prensa han divulgado en Venezuela y según la cual el propio Chávez —y no un embajador o representante, como es usual— se sentaría repetidamente en el sillón venezolano del Consejo para desde allí dirigir sus críticas a las políticas internacionales de Estados Unidos.

"Eso muestra un profundo desconocimiento de la política internacional, que tiene en el Consejo de Seguridad a un órgano para buscar consenso para la paz y no una tribuna para retórica antiimperialista", comentó a IPS Milos Alcalay, ex embajador venezolano ante la ONU y portavoz sobre la materia en el comando del candidato presidencial opositor Manuel Rosales.

Venezuela elegirá presidente para el próximo sexenio el 3 de diciembre, y Chávez, candidato a la reelección, es el favorito según las encuestas conocidas hasta ahora, con amplia ventaja sobre Rosales, un socialdemócrata independiente.

El mandatario sin duda presentará internamente como un triunfo suyo la obtención del escaño en el Consejo de Seguridad, en tanto sus oponentes apuestan porque lo pierda, pues parte de la campaña opositora se basa en argumentar que Chávez gasta en el exterior, buscando votos, un dinero que debería invertirse en Venezuela.

Según Alcalay "Venezuela ha irrumpido en la ONU como un guapetón de barrio, por lo que perderemos perdiendo, ya que no es verdad que si triunfa Guatemala ganaría el imperialismo, y perderemos ganando, porque un triunfo de Caracas no sería el de la Venezuela histórica que siempre buscó acuerdos y consensos".

Un ex canciller venezolano que no quiso mencionar su nombre dijo a IPS que "quizá Caracas gane un asiento, pero no servirá de nada, no tenemos poder para influir en el curso de los grandes asuntos mundiales, allí estaremos como cucaracha en baile de gallinas", refrán muy popular en este país.

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